“Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová” (Génesis 6:8).
Las bacterias son organismos demasiado pequeños para verlos sin un microscopio. Dadas las condiciones favorables para el crecimiento (suficiente calor, humedad y alimento), las bacterias se multiplican a un ritmo extremadamente rápido. Por ejemplo, algunas bacterias se reproducen por simple fisión (división): una célula madura simplemente se divide en dos células hijas. Cuando la fisión tiene lugar a cada hora, una bacteria puede producir más de 18 millones de bacterias nuevas en 24 horas.
Este fenómeno microscópico en el mundo natural ilustra el rápido crecimiento del mal en la humanidad después de la Caída. Dotada de intelectos gigantes, salud robusta y longevidad, esta raza vigorosa abandonó a Dios y prostituyó sus facultades excepcionales tras la iniquidad en todas sus formas. Dios eligió detener aquella rebelión desenfrenada mediante un diluvio universal.
¿Qué le hizo el pecado a la Creación de Dios?
¿Cuáles fueron algunas de las características de Noé?
¿Qué elementos involucraba el pacto con Noé?
¿De qué manera se revela la gracia de Dios en el pacto con Noé antes del Diluvio?
¿Qué nos enseña el pacto que Dios hizo con la humanidad después del Diluvio sobre su amor universal por nosotros?
I. EL PRINCIPIO DEL PECADO (Génesis 6:5)
"Los pecados son como círculos en el agua cuando se arroja una piedra: Uno genera otro. Al haber ira en el corazón de Caín, el asesinato le iba a la zaga".
"El Pecado es un estado mental, no un acto externo".
"El Misericordioso Creador le perdonó la vida a Caín y le dio la oportunidad para arrepentirse. Pero Caín vivió solo para endurecer su corazón, para alentar la rebelión contra la divina autoridad, y para convertirse en jefe de un linaje de osados y réprobos pecadores. Este apóstata, dirigido por Satanás, llegó a ser un tentador para otros; y su ejemplo e influencia hicieron sentir su fuerza desmoralizadora, hasta que la tierra llegó a estar tan corrompida y llena de violencia que fue necesario destruirla" PP, 64.
La opinión divina al final de la Creación de Dios fue que todo “era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Luego entró el pecado, y el paradigma cambió. Las cosas ya no eran “buenas en gran manera”. La ordenada Creación de Dios se vio empañada por el pecado y todos sus repugnantes resultados. La rebelión alcanzó proporciones terribles en los días de Noé; el mal consumió a la raza. Aunque la Biblia no nos da muchos detalles (ver además PP 78-81), las transgresiones y las rebeliones evidentemente fueron algo que ni siquiera un Dios amoroso, paciente y perdonador podía tolerar.
¿Cómo pudo empeorar todo con tanta rapidez? Quizá la respuesta no sea tan difícil de encontrar. ¿Cuántas personas, hoy en día, al mirar sus propios pecados, no se han preguntado lo mismo: cómo es que todo empeoró tan rápido?
Observa la progresión constante del pecado:
1. Comió del fruto y dio a su marido. Génesis 3:6
2. Estaban desnudos. El hombre culpó a la mujer y la mujer a la serpiente. Génesis 3:11-13
3. Se enojó contra su hermano. Lo odió. Génesis 4:5
4. Mató a su hermano. Génesis 4:8
5. Comenzó la poligamia. Génesis 4:19
6. Se tornó asesino de hombres y muchachos. Génesis 4:23
7. Hedonismo y Promiscuidad. Génesis 6:2
8. Violencia, Corrupción y Pensamientos eran dirigidos solamente al mal Génesis 6:5,11
Génesis 6:5 y 11 no se produjeron en el vacío; había una historia detrás. Este terrible resultado tuvo una causa. El pecado empeoró progresivamente. Es lo que tiende a hacer. El pecado no es como un corte o una herida, con algún proceso automático incorporado que trae curación. Al contrario, el pecado, si no se controla, se multiplica; el pecado no te quiere soltar, te consume hasta que finalmente te destruye, nunca se satisface hasta llevar a la ruina y la muerte. No es necesario imaginar la vida antes del Diluvio para ver
ese principio en acción; existe a nuestro alrededor incluso en la actualidad.
No es de extrañar que Dios odie el pecado; no es de extrañar que, tarde o temprano, el pecado sea erradicado. Un Dios justo y amoroso no puede hacer otra cosa con eso. Por supuesto, lo bueno es que, aunque él desea deshacerse del pecado, anhela salvar a los pecadores. De eso se trata el Pacto.
“En aquellos días el mundo bullía, la gente se multiplicaba, el mundo bramaba como un toro salvaje, y el gran dios se enardeció con el clamor. Enlil oyó el clamor y les dijo a los dioses del concilio: ‘El alboroto de la humanidad es intolerable y ya no es posible dormir debido a babel’. Así que los dioses acordaron exterminar al hombre” (“The Story of the Flood”, en The Epic of Gigamesh, p. 108). Compara esta versión sobre la razón del Diluvio con la razón que da la Biblia.
II. EL HOMBRE NOÉ (Génesis 6:9)
En medio de todos los textos sobre la maldad del mundo antediluviano (anterior al Diluvio), el hombre Noé se destaca en contraste con quienes lo rodeaban. El significado hebreo de Noé indica que "Yahveh trae consuelo". Fue la gracia de Dios la que lo impulsó, cuando era joven a abrazar un estilo de vida obediente en medio de la iniquidad decadente.
1. Era “varón justo”.
2. Era “perfecto”
3. “Con Dios caminó”
Sin lugar a dudas, Noé era alguien que tenía una relación salvífica con el Señor. Era alguien con quien Dios podía trabajar; alguien que lo escuchaba, le era obediente y confiaba en él. Por eso, el Señor pudo usar a Noé para cumplir sus propósitos, y por eso Pedro, en el Nuevo Testamento, lo llamó
“pregonero de justicia” (2 Pedro 2:5).
Lea Génesis 6:8. ¿Cómo nos ayuda ese texto a comprender la relación entre Noé y el Señor?
La palabra gracia aparece aquí por primera vez en las Escrituras, y evidentemente tiene el mismo significado que en las referencias del Nuevo Testamento, donde se describe el favor misericordioso e inmerecido de Dios ejercido hacia los pecadores, que no lo merecen. Por lo tanto, debemos entender que, por muy “perfecto” y “justo” que fuera Noé, aun así era un pecador que necesitaba el favor inmerecido de su Dios. En ese sentido, Noé no es diferente de cualquiera de nosotros que buscamos fervientemente
seguir al Señor.
Al entender que Noé necesitaba la gracia de Dios, al igual que el resto de nosotros, considera tu propia vida y hazte esta pregunta: ¿Podría decirse de mí que soy, como Noé, “justo”, “perfecto” y que camino “con Dios”?
Noé hizo más que advertir a su generación del juicio inminente de Dios. El propósito de su advertencia era ayudar a la gente a sentir su necesidad de salvación. ¿Por qué las verdades de la salvación generalmente no son populares?
Analicemos algunas cosas que impiden que muchos acepten el plan de Dios para su salvación.
"Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas." Juan 3:19
"Entonces los fariseos les respondieron: ¿También vosotros habéis sido engañados? ¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?" Juan 7:47, 48;
"Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.Juan 12:42, 43
"!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios." Santiago 4:4.
III. EL PACTO CON NOÉ
“Mas estableceré mi pacto contigo, y entrarás en el arca tú, tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos contigo” (Génesis 6:18).
En este versículo tenemos los fundamentos del Pacto bíblico que Dios hace con la humanidad: Dios y la humanidad concertan un acuerdo. Muy simple.
Sin embargo, hay más elementos de los que se ven a simple vista. Por empezar, está el elemento de la obediencia por parte de la humanidad. Dios dice a Noé que él y su familia entrarán en el arca. Tienen su parte que hacer, y si no la cumplen, el pacto se rompería. Si el pacto se rompe, ellos serían los perdedores en última instancia, porque son los beneficiarios del pacto.
A fin de cuentas, si Noé le hubiese dicho que no a Dios y no hubiese querido acatar el pacto, o hubiese dicho que sí, pero luego cambiara de opinión, ¿cuáles habrían sido los resultados para él y su familia?
Dios dice que es “mi pacto”. ¿Qué nos dice esto sobre la naturaleza básica del Pacto? ¿Qué diferencia habría en nuestro concepto del Pacto si el Señor lo hubiera llamado “nuestro pacto”?
Independientemente de la particularidad de esta situación, aquí vemos la dinámica básica divino-humana que se encuentra en el Pacto. Al establecer “mi pacto” con Noé, Dios muestra nuevamente su gracia. Demuestra que está dispuesto a tomar la iniciativa para salvar a los seres humanos de los resultados de sus pecados. En resumen, este Pacto no debe verse como una especie de unión entre iguales, en la que cada “socio” del Pacto depende del otro. Podríamos decir que Dios “se beneficia” del Pacto, pero solo en un sentido radicalmente diferente del que lo hacen los seres humanos. Él se beneficia porque aquellos a quienes ama recibirán la vida eterna, una satisfacción no pequeña para el Señor (Isaías 53:11). Pero eso no quiere decir que él se beneficie de la misma manera que nos beneficiamos nosotros, que estamos en el extremo receptor del mismo Pacto.
El establecimiento del pacto por parte de Dios implica la confirmación de un compromiso que Dios había anunciado anteriormente.
Considera esta analogía: un hombre se cayó de un barco en medio de una tormenta. Alguien desde la cubierta dice que le arrojará un salvavidas para subirlo. Sin embargo, el que está en el agua tiene que estar de acuerdo con su parte del “trato”; es decir, asir y aferrarse a lo que se le ha proporcionado. En cierto modo, de eso se trata el Pacto entre Dios y la humanidad.
¿Cómo te ayuda esa analogía a entender el concepto de la gracia presente en el Pacto?
¿Cómo te ayuda a comprender en qué debe basarse tu relación con Dios, incluso en este momento?
IV. LA SEÑAL DEL ARCO IRIS
“Y dijo Dios: Esta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos:
Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra” (Gén. 9:12, 13).
Pocos fenómenos naturales son más hermosos que el arco iris. ¿Quién no recuerda, de cuando era niño, la primera fascinación y asombro cuando esas asombrosas franjas de luz se arqueaban a través del firmamento como una especie de portal místico que invita al cielo (o tal vez, simplemente como el cinturón de un payaso)? Incluso como adultos, ver esos colores extravagantes en las nubes puede dejarnos sin aliento. No es de extrañar que incluso hoy el arco iris se utilice como símbolo para tantas cosas: desde organizaciones políticas, sectas, bandas de rock, y hasta agencias de viajes (busca la palabra “arco iris” en la web, y lo verás). Obviamente, esas hermosas franjas de color todavía tocan acordes en nuestro corazón y en nuestra mente. Por supuesto, ese era el objetivo de Dios.
"Y Dios añadió: «Esta es la señal del pacto que establezco para siempre con ustedes y con todos los seres vivientes que los acompañan: He colocado mi arco iris en las nubes, el cual servirá como señal de mi pacto con la tierra. Cuando yo cubra la tierra de nubes, y en ellas aparezca el arco iris, me acordaré del pacto que he establecido con ustedes y con todos los seres vivientes. Nunca más las aguas se convertirán en un diluvio para destruir a todos los mortales. Cada vez que aparezca el arco iris entre las nubes, yo lo veré y me acordaré del pacto que establecí para siempre con todos los seres vivientes que hay sobre la tierra» Génesis 9:12-17.
El Señor dijo que usaría el arco iris como una señal “del pacto mío” (Génesis 9:15). Es interesante que utilice la palabra pacto aquí porque, en este caso, el pacto difiere de cómo se usa en otros lugares. En contraste con el pacto con Abraham o el pacto del Sinaí, no hay una obligación específica expresada por
parte de aquellos que se beneficiarían del pacto (incluso Noé). Las palabras de Dios aquí son para todos, para “todo ser viviente de toda carne” (Génesis 9:15) “por siglos perpetuos” (Génesis 9:12). Las palabras de Dios son universales, abarcadoras, independientemente de si alguien elige obedecer al Señor o no. En este sentido, el concepto de pacto no se usa como en otras partes de la Biblia que hablan de la relación entre Dios y los seres humanos.
¿En qué sentido este pacto también revela la gracia de Dios? ¿Quién inició este pacto? ¿Quién es el máximo benefactor?
Aunque el pacto, según se expresa aquí, no se presenta con obligaciones específicas para la parte que nos toca a nosotros (la parte de Dios, por supuesto, es no destruir nunca más el mundo con un diluvio), el hecho de conocer lo que simboliza el arco iris, ¿cómo podría influir sobre nosotros para vivir en obediencia al Señor? En otras palabras, ¿hay algunas obligaciones implícitas de nuestra parte cuando miramos al cielo y vemos el arco iris?
Como en los días de Noé, veremos este mismo Arco Iris encima del trono de Dios en su segunda venida:
"¡Era la afirmación de un hombre contra la sabiduría de miles! No dieron crédito a la advertencia...Cristo declara que habrá una incredulidad similar respecto a su segunda venida...Cuando el lujo del mundo se vuelva el lujo de la iglesia; cuando las campanas repiquen a bodas, y todos cuenten en perspectiva con muchos años de prosperidad mundana; entonces, tan repentinamente como el relámpago cruza los cielos, se terminarán sus visiones brillantes y sus falaces esperanzas" CS, 386.
"Luego un arco iris, que refleja la gloria del trono de Dios, se extiende de un lado a otro del cielo y parece envolver a cada grupo en oración. Las multitudes encolerizadas se sienten contenidas en el acto. Sus gritos de burla expiran en sus labios. Olvidan a los objetos de su ira sanguinaria. Con terribles presentimientos contemplan el símbolo del pacto de Dios y ansían ser amparadas de su deslumbrante claridad" CS, 693.
V. “QUEDÓ SOLAMENTE NOÉ”
El hecho de que reflejemos a Cristo tiene su precio. (Romanos 12:2) Considera el precio que tienes que pagar por ser n verdadero cristiano hoy. ¿Soportaremos el trato negativo que podamos recibir?
Como actores del Pacto estamos sujetos a burlas y acusaciones ¿Cómo podemos estar preparados para estos tratos?
“Así fue destruido todo ser que vivía sobre la faz de la tierra, desde el hombre hasta la bestia, los reptiles, y las aves del cielo; y fueron raídos de la tierra, y quedó solamente Noé, y los que con él estaban en el arca” (Génesis 7:23).
En este versículo se encuentra la primera mención del concepto de “remanente” en las Escrituras. La palabra traducida “quedó” proviene de otra palabra cuyas raíces se usan muchas veces en el Antiguo Testamento donde se transmite la idea de un remanente.
“Dios me envió delante de ustedes para preservarles un remanente en la tierra, y para guardarlos con vida mediante una gran liberación” (Génesis 45:7, NBLA; cursiva añadida).
“Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes” (Isaías 4:3; énfasis añadido).
“Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede” (Isaías 11:11; énfasis añadido).
¿Cómo entendemos el concepto de remanente aquí? ¿Cuáles fueron las condiciones circundantes que dieron lugar a un remanente? ¿Cómo encaja el Pacto con la idea de un remanente?
Al momento del Diluvio, el Creador del mundo llegó a ser el Juez del mundo. El juicio mundial que se acercaba planteaba la cuestión de si toda la vida en la Tierra, incluso la vida humana, sería destruida. Si no, ¿quiénes serían los sobrevivientes? ¿Quién sería el remanente?
En este caso, fueron Noé y su familia. Sin embargo, la salvación de Noé estaba vinculada al pacto de Dios con él (Génesis 6:18); un pacto que tuvo su origen en un Dios de misericordia y gracia, y que fue ejecutado por él. Sobrevivieron solo por lo que Dios hizo por ellos, aunque su cooperación fue importante. Más allá de cuáles fueran las obligaciones del pacto de Noé, y sin importar con cuánta fidelidad las cumplió, su única esperanza estaba en la misericordia de Dios.
El concepto de remanente es difícil para muchos, ya que insinúa arrogancia y triunfalismo. ¿Por qué no pueden justificarse estas actitudes a la luz de la idea bíblica de remanente?
Sobre la base de nuestra interpretación de los acontecimientos de los últimos días, que incluye un momento en que Dios tendrá un remanente (ver Apocalipsis 12:17), ¿qué paralelismos podemos extraer de la historia de Noé que nos ayudarán a prepararnos para ser parte del Remanente? ¿En qué medida tomamos decisiones a diario que podrían impactar sobre de qué lado estaremos finalmente en ese momento?
CONCLUSIÓN
“El arco iris, un fenómeno físico natural, es un símbolo adecuado de la promesa de Dios de no volver a destruir la Tierra mediante un diluvio.
Puesto que las condiciones climáticas serían diferentes después del Diluvio, y en la mayoría de las partes del mundo las lluvias tomarían el lugar del anterior y benéfico rocío para humedecer la tierra, convenía que Dios utilizara algún medio para aquietar los temores de los hombres cada vez que comenzara a llover. Toda persona que así lo desee puede ver en los fenómenos naturales la revelación de Dios mismo (ver Romanos 1:20). De esa manera, el arco iris es para el creyente la evidencia de que la lluvia traerá bendición, y no destrucción universal” (Comentarios de Elena de White en 1CBA, 277).
Resumen: En el estudio de esta semana, hemos notado que los pactos que Dios hizo con Noé son los primeros que se abordan explícitamente en la Biblia. Muestran su misericordioso interés en la familia humana y su deseo de entablar una relación salvífica con ella. Dios ratificó su pacto con Noé, y fue el compromiso de Noé con Dios lo que lo protegió de la apostasía imperante y finalmente salvó a él y a su familia del devastador juicio del Diluvio.
“Ese símbolo [el arco iris] que aparece en las nubes debe confirmar la fe de todos y afianzar su confianza en Dios, pues es una prueba de la misericordia y la bondad divinas hacia el hombre; y que aunque el Señor se vio obligado a destruir la Tierra por medio del Diluvio, su misericordia sigue envolviendo el planeta” (HR 59).
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