INTRODUCCIÓN
Un niño llamado Fernando, se sentía atraído por un cuadro que había en la sala de su casa.
En él se encontraba la imagen de un hombre que en su corazón poseía diferentes clases de animales como: un pavo real, un cerdo, una serpiente y un león. En su inquietud, Fernando le pidió a su madre que le explicara cuál era el significado de los animales dentro del corazón del hombre. Ella respondió que cada animal simbolizaba algo malo.
El pavo real representaba a las personas orgullosas y vanidosas que se creían más importantes que las demás.
El cerdo era un animal muy sucio, y que por más que lo laven o bañen siempre buscará revolcarse en la suciedad.
La serpiente un animal ponzoñoso hacía mucho daño; y el león que se cree el más fuerte y valiente, representa a aquellos que tienen un temperamento muy violento e incontrolable.
En Isaías 1:3-6, nos muestra cuál es la condición humana, cuando se aleja de Dios.
En 1 Timoteo 3:1-5, nos señala el carácter y la condición del hombre en los tiempos finales.
Dios en su inmenso amor, nos dio a su hijo para que, así como en el desierto todo aquel que fuera mordido por una serpiente solo tenía que mirar a la serpiente de bronce para quedar libre del veneno mortal; Dios envió a su hijo a morir a esta tierra, para que todos los hombres miremos a Jesús y que al mirarlo quedemos libres del veneno del pecado que causa la muerte eterna.
I. NUESTRA ÚNICA ESPERANZA
Nuestra única esperanza consiste en mirar a Jesús, “autor y consumador de nuestra fe”.
Hebreos 12:2 nos dice: “Puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe...”
En él está todo lo que puede inspirarnos: esperanza, fe y valor. Él es nuestra justicia, nuestro consuelo y regocijo. 2JT, 60.
1. Los sentimientos no son un criterio seguro
a. Muchos cometen un grave error en su vida religiosa al mantener la atención fija en sus sentimientos para juzgar si progresan o si declinan. Otros dicen: no acepto a Dios, porque no siento nada. Dios, cuando nos llama, no apela a nuestros sentimientos, sino a nuestro intelecto y a nuestra razón.
b. El consuelo y la seguridad no es algo que podamos encontrar dentro de nosotros.
Elena de White dice: “Los que buscan consuelo en su interior se cansarán y desilusionarán. El sentimiento de nuestra debilidad e indignidad debe inducirnos a invocar con humildad de corazón el sacrificio expiatorio de Cristo. Al confiar en sus méritos, hallaremos descanso, paz y gozo. Él salva hasta lo sumo a todos los que se allegan a Dios por Él”. 2JT, 60.
2. Necesitamos confiar en Jesús
a. Confiar tiene que ver con creer. ¿Esto importa? Posiblemente tu salvación en Jesús dependa de la diferencia entre meramente creer, o confiar y apoyarte en Él.
Romanos 10:10, 11: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Pues la Escritura dice: Todo aquel que en el creyere, no será avergonzado.
b. Sin embargo, la palabra creer significa algo más. Esta palabra es la más cercana que los traductores pudieron encontrar a la palabra griega pisteuo. La diferencia es que, en griego, esa palabra significa “confiar y depender de”.
c. Al confiar en sus méritos, hallamos descanso, paz y gozo. Él salva hasta lo sumo a todos los que se allegan a Dios por él. 2JT, 60.
d. “Necesitamos confiar en Jesús diariamente, a cada hora. Debemos buscar a Dios, y estar resueltos a no permanecer satisfechos sin su presencia. Debemos velar, obrar y orar como si este fuese el último que se nos concede.” 2JT, 61.
3. Hacer de Jesús nuestro confidente
a. “Debemos ir a Jesús y explicarle todas nuestras necesidades. Podemos presentarle nuestras pequeñas cuitas y perplejidades, como también nuestras dificultades mayores.” 2JT, 61.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. San Juan 3:16
b. “Cuando sintamos que necesitamos la presencia de Cristo a cada paso, Satanás tendrá poca oportunidad de introducir sus tentaciones.” JT 2, 61.
4. La ley de la contemplacion
a. “Aparten los ojos del yo; miren a Jesús, hablen de su amor sin par. Contemplándole serán transformados a su semejanza. Cuando estamos unidos a Cristo y le aceptamos como nuestro salvador, Él ejerce en nuestras vidas un poder transformador.” 2JT, 61.
b. Esta palabra “transformación” viene del griego (metamorfosis). Es el cambio que hace Dios en el hombre. El hijo de ira llega a ser hijo de Dios.
c. Es muy fácil decir mira a Jesús, contemplemos su gloria, pero ¿Qué significa esto?
No necesitas mirar un póster en la pared o una escultura de madera, yeso o mármol de la imagen de Jesús.
II. LO QUE SIGNIFICA CONTEMPLAR A JESÚS
1. Imitarlo: Él tenía una comunión íntima y diaria con su Padre.
“Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” Marcos 1:35.
Nosotros como criaturas débiles deberíamos orar mucho más. Cuanto más cerca nos encontremos en comunión con Cristo, menos posibilidades tendrá satanás de vencernos.
a. Él y el Padre siempre estaban unidos (San Juan 17:21). “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sea uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Debemos buscar y permanecer en Jesucristo hoy y estar resueltos a no permanecer satisfechos sin su presencia. Debemos velar, obrar y orar como si este fuese el último día que se nos concede vivir en este mundo. (San Juan 15:4,5).
b. Jesús siempre hizo la voluntad de su Padre (San Juan 4:34). Nosotros deberíamos obedecer como Él lo hizo, y si fuera necesario morir por Él (Hechos 5:29).
c. Cierta vez, un hermano que trabajaba en las minas de Cajamarca, por ser fiel a Dios y obedecerle en guardar sus mandamientos fue despedido por no trabajar en sábado. Mientras buscaba un nuevo empleo fue gastando todo lo que había ahorrado, vendiendo incluso muchas de sus cosas.
Una tarde llegó cansado, triste y desesperado por la situación que estaba viviendo junto con su familia. Su esposa le dijo que un ingeniero lo estaba buscando y que le llamara a un número telefónico. Él fue a un teléfono público e introdujo su última moneda que tenía en su bolsillo, y para empeorar la situación perdió la moneda en el teléfono, sin saber que hacer empezó a llorar y a reclamarle a Dios
¿Por qué Señor permites que me pase todo esto? ¿Dónde están tus promesas?
Empezó a golpear el teléfono, cuando de repente éste se abrió dejando caer una gran cantidad de monedas, él las recogió y volvió a llamar; al contestarle el ingeniero le dijo que tenía un puesto de
trabajo para él y que le daban el sábado libre. Regresó a su casa llevando incluso, algunos alimentos con las monedas que había recogido.
2. Seguirlo: En Jesucristo se acaba todas las filosofías humanas. El pluralismo, el relativismo, el secularismo, el humanismo, etc. Dejan de tener valor. Porque Él dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). No son varios los caminos que nos llevan a la vida eterna. No son muchas verdades, ni hay otra vida fuera de Él. Porque Él es absoluto, es único. Dios no envió a nadie más para salvarnos, solo a su hijo UNIGÉNITO.
CONCLUSIÓN
San Mateo 14:22-32 nos da una lección muy profunda de lo que significa mirar a Jesús.
Solo cuando tú miras a Jesús sin apartar tu mirada de Él, podrás hacer cosas como las que Él hizo. Cosas que van más allá de la razón.
Nadie puede caminar sobre las aguas turbulentas como lo hizo Pedro. Ante las miradas atónitas de los demás discípulos, Pedro bajó de la barca y empezó a caminar en ese profundo mar; hasta que quitó su mirada de Jesús y empezó ver las olas del mar y el fuerte viento y tuvo miedo, fue cuando empezó a hundirse.
Mirar a Jesús es no confiar en uno mismo. Es retirar cualquier cosa que se interponga en nuestra relación con Él.
LLAMADO
En esta mañana
¿Cuántos quieren fijar su mirada en Jesús, entendiendo que Él es nuestro guía fiel?
Los que han perseverado en el pasado lo han hecho no mirando lo que sus ojos fijos puedan mirar, sino mirando solo a Jesús por medio de los ojos de la fe. Los que miramos a Jesús llegaremos a la meta final, y diremos lo que dijo el apóstol Pablo en 2 Timoteo 4:7-8:
"He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida”. Amén.
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