LECTURA BÍBLICA: LUCAS 15:11
“Y volviendo en sí... Me levantaré e iré a mi padre... padre he pecado contra el cielo y contra ti”.
INTRODUCCIÓN
Permítanme esta noche, leer nuevamente parte de la parábola. Lucas 15:11: Y volviendo en sí... Me levantaré e iré a mi padre... padre he pecado contra el cielo y contra ti.
Esta noche estudiaremos el comienzo del regreso - comienza a ser positivo el mensaje cuando el pródigo vuelve en sí, empieza para él, el camino de la salvación. Mis hermanos, quiero afirmarles que hay tres pasos progresivos en la salvación del pródigo. ¿Cuáles son?
I. PASOS PROGRESIVOS PARA REGRESAR
1. Comenzó a pensar. (Volviendo en sí). Comenzó a pensar. Su cerebro comenzó a trabajar mejor. Debo decirle que nadie piensa correctamente hasta que se libra de los prejuicios. Cuando el pródigo salió de su hogar estaba lleno de prejuicios; prejuicios contra su padre, prejuicios contra su hermano mayor, prejuicios contra los trabajadores, prejuicios contra todo el mundo, pero cuando él inició el proceso de su salvación, había renunciado a todos sus prejuicios, ya él no tenía prejuicios, ya no tenía enemistad contra el hermano, ya no tenía enemistad contra los trabajadores de su casa. Él ya no tenía enemistad contra el mundo. Tenía el pensamiento liberado.
Ahora podía pensar y razonar. Cuando él salió del hogar estaba enfermo del síndrome de la R.
R1 - Tenía rebeldía.
R2 - Tenía resentimiento.
R3 - Terminó con remordimiento.
Pero ahora él está liberado. Ahora puede pensar, ya no había lugar en su mente para los prejuicios.
2. Volvió en sí, y cuando él volvió en sí, dio el mejor paso en dirección a la salvación.
3. Hizo una decisión. ¿Cuál fue su decisión? Decidió confesar su pecado. He pecado, iba a decirle a su papá y se lo dijo: “Papá, he pecado contra el cielo y he pecado contra ti”. Mía es la culpa papá. Se golpeó el pecho, soy culpable, ten misericordia, perdóname. Yo soy el culpable de todo lo que ha ocurrido.
Mi mente se ha liberado, ya no tengo prejuicios. Ya no culpo a mi hermano, ya no te culpo a ti, ya no culpo a los trabajadores. Yo soy culpable. He pecado. Fíjense, hermanos, que cuando el pródigo salió del hogar, lo que le interesaba era tener. ¡Dame! ¡Dame! ¡Dame! ¡Papá Dame! Papá dame dinero, dame casas, dame autoridad, dame libertad ¡Dame! ¡Dame! ¡Dame!
Pero cuando ahora regresa el pródigo al hogar, él no dice dame, él dice ¡Hazme! ¡Hazme! ya no piensa en tener, sino que piensa en ser, y el meollo de la vida toda, está en el momento cuando el individuo deja de pensar en el tener y piensa en el ser.
Simplemente, la decisión que él hizo se mueve en la dirección correcta. ¡Me levantaré e iré. Y se levantó y fue, él fue y encontró en su casa lo que había estado buscando en la provincia apartada. ¿Qué ironía de la vida?
Lo tenía todo allí, pero lo fue a buscar lejos y pagó un precio excesivamente alto. No lo encontró lejos. Regresó al hogar, y allí estaba lo que él quería: la libertad, la felicidad, la autoestima, la dignidad de la vida, la proyección correcta, él llegó a ser.
II. EL PRÓDIGO LLEGÓ A SER
“Serás lo que has de ser, o no serás nada” Ser o no ser. Gracias a nuestro Señor Jesucristo, hermanos, porque, Él libera nuestro pensamiento de todos los preconceptos. Él nos libera de los prejuicios, de las dificultades, de ideas erróneas, nos purifica.
Solamente en Cristo, el hombre piensa bien. Solamente en Dios, porque Él vino a encontrarnos. Cristo, bajó a la provincia apartada y allí, en el corral de los cerdos, nos encontró.
Verdad, hermanos, sentimos horror, que nosotros hayamos estado en el corral de los cerdos pero, de alguna manera, este mundo nuestro, comparado con el mundo luminoso de Dios, es un mundo sucio, caído, inmundo y a este mundo vino el Señor.
Nació entre las bestias. ¡Qué amor, verdad! para que nosotros pudiéramos ir y vivir allá en el mundo de la luz, donde viven los ángeles que nunca han pecado. ¡Gracias a Dios por ello!
Hermanos, el pródigo pudo entrar en el ámbito de la restauración, con su padre terrenal, saben ¿por qué? porque primero había restaurado su relación con su padre celestial. El relato dice que el pródigo oró, antes de ir y hablar con su padre, dialogó consigo mismo y su diálogo fue oído por el Señor y él empezó la restauración con Dios, levantó su mirada al cielo y allí encontró el camino para su regreso y luego volvió y se encontró con su papá. Vale la pena que nos preguntemos:
¿Cómo es que Dios contesta la oración?
Ustedes saben que Dios contesta la oración, alguien ha dicho que Dios contesta toda oración con esta frase: “Te amo” y en virtud que Dios nos ama, Él contesta cada oración, en una de estas cuatro maneras:
III. FORMAS EN QUE DIOS CONTESTA LA ORACIÓN
1. Cuando las condiciones no son óptimas, Dios dice no.. Yo oro y le pido al Señor algo pero, si las condiciones no son adecuadas, el Señor dice no. Cuando el momento no es apropiado, Dios dice: despacio, no te apures. Fíjense que Dios siempre controla el área del ¿POR QUÉ? del ¿CUÁNDO?, pero Él no nos explica por anticipado la razón de sus negativas, más a su debido tiempo Él explica la situación, entonces uno abre sus ojos y alaba al Señor. Y aunque Dios no nos explica por anticipado, sin embargo, nos da la seguridad de que Él trabaja sin cansarse, en favor de aquella persona que ora o está orando.
Un historiador, llamado Carlos Bort, escribió el resultado de sus largos años de estudio y Él dice que aprendió tres lecciones de la historia humana.
a. Cuando la obscuridad es suficiente, las estrellas salen, verdad que sí.
b. Cuando Satanás quiere destruir a alguien, comienza embriagándolo de poder.
c. Los molinos de Dios muelen muy lentamente, pero muelen muy fino.
2. Cuando el tiempo no ha llegado, el Señor dice: Espera, despacio. No te apures. Llegará, ten calma.
3. Si nosotros no estamos bien, Dios dice: MADUREN, todavía, están verdes, maduren.
Hermanos, el hijo pródigo estaba rebelde cuando salió de la casa, por eso es que el padre no le dijo nada, decirle algo era perder el tiempo, por eso es que el padre no lo fue a buscar a la provincia apartada personalmente.
Porque al pródigo no le importaba lo que se le hubiera dicho, su razonamiento estaba trabajando mal, no estaba maduro, pero cuando el pródigo maduró, pudo entender. El pródigo tuvo que drenar, de su alma, el aceite sucio del resentimiento, de la amargura, de la rebelión y de la insolencia. Tuvo que drenar el negativismo, la crítica y, cuando hubo drenado todo eso, entonces ya no criticaba, ya no se sentía el centro del mundo, él ahora estaba bien.
4. Cuarta respuesta: Cuándo todo va bien, Dios dice; ¡Ve! y al pródigo le dijo ¡Ve! y como él estaba maduro, estaba listo, el pródigo dijo: “me levanto y voy”.
Hermanos, el hijo pródigo fue a su padre con una confesión en sus labios.
Él dijo: “Padre, he pecado, ten misericordia”.
Él fue a su padre, para decirle: “Padre, Hazme”.
Ya no decía, “dame”; se dio cuenta que el “dame” no satisface, pero que el “hazme” sí.
IV. EL PRÓDIGO DECIDE CAMBIAR
“La verdadera vida, la vida plena, la vida que se proyecta hacia la eternidad, jamás será vivida en la totalidad de sus posibilidades, mientras no cambiemos “el dame” por el “hazme”.
Dejar el dame, dejar el egoísmo, dejar de ser el centro del mundo y transformarnos en hijos de Dios.
Transformarnos en hombres y mujeres que alaban al Señor, cuyo mayor objetivo y placer más grande será el de compartir.
Ya no diremos YO, diremos en primer lugar TÚ, y diremos nosotros. Padre nuestro - No padre mío -Padre tuyo- Padre nuestro.
Allí está el secreto de la felicidad y el hijo pródigo lo aprendió a tiempo.
Porque no importa, cuántos años haya vivido una persona. En cualquier jalón de la vida hay tiempo para mirar a Dios y para volver a Él.
Nunca se es demasiado viejo para ser joven, y nunca se es demasiado viejo para volver la mirada a Dios y recibir el perdón y la salvación.
Gracias a Dios por ello. Hermanos, permítanme leerles esta preciosa declaración:
“Los que sientan el amor constreñidor de Dios, no preguntan cuánto es lo menos que pueden darle, para satisfacer lo que Él requiere. No preguntan, cuál es la norma más baja que aceptar, sino que aspiran a una vida de completa conformidad de su Redentor. Con ardiente deseo, lo entregan todo y manifiestan un interés proporcionado al valor del objeto que procuran. El profesar que pertenece a Cristo, sin sentir ese amor profundo es mera charla, mero formalismo, gravosa y vil tarea. ¡Qué terrible! El pródigo quería ser hombre pero no lo fue, hasta que aprendió a decir: Señor - Hazme un hijo tuyo - Hasta que aprendió a serlo
¿Qué es lo que trajo de regreso al pródigo hacia el hogar? ¿Es el amor del padre?
Es la voz del padre eterno, la que nos sigue llamando y diciéndonos; ¡Ven, hijo, ven!
Sí tú sientes la voz de Dios, debes levantarte y decir: “padre he pecado, Hazme."
¿Qué hace el padre? Oh, se quita el manto, manto de realeza, cubre su desnudez, cubre la vergüenza de su hijo, cubre su inmundicia, para que nadie lo vea, cubre su mal olor, lo adopta de nuevo en la familia de Dios, qué mensaje tan solemne! El pródigo volvió en sí, antes de regresar al hogar. En esta parábola, Jesús está diciendo que cuando una persona está lejos de Dios o en contra de Dios, no está pensando bien. Dijo el necio en su corazón: “No hay Dios”. Cuán necio era el pródigo, pero ya se dispuso a cambiar.
Muchas veces el pecador, con su pecado, está tratando de negar aquello que confiesa. El que se aleja de Dios, o está en contra de Dios, su mente está enajenada. En realidad uno nunca es uno mismo, hasta que vuelve a Dios.
Cuando el pródigo tuvo un diálogo consigo mismo y con Dios, se preparó para la decisión, me levanto y voy; él ejerció su voluntad y la colocó enteramente de parte de la verdad, y allí cambió el destino. Mientras él estuvo con su voluntad dividida, mientras él tenía un pie en el mundo de las tinieblas y otro pie en el mundo de la luz, no tuvo paz; pero cuando él se decidió a colocarse enteramente; cuando su voluntad se movió en la dirección correcta y colocó: mente, sentimiento, voluntad y el cuerpo de parte de la verdad, entonces él llegó a ser un hombre entero.
Ferdai, cuando niño, era muy pobre y se ganaba la vida siendo un vendedor de periódico. Una mañana muy temprano, mientras esperaba frente a la editorial, esperando que saliera la edición, como era un filósofo por naturaleza y por nacimiento, se colocó allí frente al portón y colocó sus brazos entre los barrotes. Así que tenía los brazos de un lado del portón y el cuerpo y la cabeza del otro lado, y empezó a reflexionar y se preguntaba ¿de dónde soy yo? ¿Dónde estoy? Mi cabeza y mi cuerpo están de este lado, pero mis manos están del otro lado. ¿Dónde estoy? ¿Allá o acá?
Y no podía conciliar el pensamiento, hasta que alguien abrió el portón y, al abrirlo, le dio un golpe que lo sacudió y, entonces, él escribió:
Toda verdadera empresa requiere que las manos, los pies, el corazón y la mente estén juntos.
V. LA VIDA DEBE TENER ALTERNATIVAS
En el Edén Dios puso alternativas: Árbol de la vida
Árbol del bien y del mal
Sin alternativas no hay libertad. La libertad se ejercita, eligiendo lo bueno. El que elige lo malo no es libre, es esclavo; parece raro, pero así es.
Posiblemente algunos jóvenes, contemporáneos, consideran que la libertad significa: la capacidad absoluta para elegir lo que uno quiere, aunque sea malo.
Sociológicamente podrá ser cierto eso, pero espiritualmente es falso.
Porque aquel que elige lo malo, se hace esclavo de lo malo.
Eso es lo que ocurrió con Adán y Eva. Por eso es que el Señor no quiere que tengamos un CONOCIMIENTO A NIVEL DE LA EXPERIENCIA DE LO QUE ES MALO.
El creyente puede tener un conocimiento, a nivel intelectual, de lo que es el mal. Yo puedo saber que el robo es malo, pero no necesito saberlo por experiencia. Puedo saber que el crimen es malo, pero no necesito matar a nadie, para tener ese conocimiento a nivel de la experiencia.
Tampoco necesito fornicar, para saberlo. Puedo saberlo, pero no al nivel de la experiencia; Dios no quiere que conozcamos el mal a nivel de la experiencia.
Le puso el árbol del bien y del mal, pero le dijo: “No elijas el mal”, No comas de ese fruto, pero el hombre cometió el pecado original, la mujer cometió el pecado original y el pecado original es aquella autoafirmación que dice: “Queremos ser como Dios”
El hombre nunca podrá ser como Dios. Será como un diosecillo, pero no como un Dios grande. Dios nos ha dado la capacidad para decir Sí y No, y esa capacidad para decir: Si y No es la que nos diferencia de las bestias. El animal no puede elegir. Las bestias son seres cerrados, reiterativos, inexorablemente propulsados por su pasado biológico. Puede ser adiestrado, puede ser acondicionado, pero carecen, en absoluto, de potencia creadora. El animal no crea nada, el perro no tiene ninguna alternativa de ninguna clase, están incrustados a su instinto, tienen que hacer hoy y mañana lo que ha sido decidido en su historia biológica, no pueden elegir, no pueden crear, solo pueden repetir.
En cambio, el ser humano está abierto y es capaz de trascenderse, él puede hacer cambios. No solo cuantitativos, también cambios cualitativos, el hombre es capaz de hacer, y también pueden hacerse.
¿Quién hace el carácter? Usted y yo. Dios nos da el tiempo, la oportunidad, pero el carácter lo hacemos nosotros, pero la verdad es que ningún hombre podrá decir alguna vez: Caballeros, damas. Ya estoy hecho, ya estoy hecha. Sabían que el proceso de la santificación, el proceso de formar el carácter es el que va a vivir por la eternidad con el Señor Jesús, es un proceso que demora la vida entera. En ningún momento podremos ya decir, no tengo más que avanzar. Ya no tengo más que crear, ya no tengo más que transformar.
CONCLUSIÓN
Qué maravilla! Yo sé hermanos, yo sé como lo saben ustedes que, de alguna manera, estamos condicionados por nuestro pasado biológico, por nuestro pasado cultural pero, como seres humanos, tenemos la excepcional posibilidad que el animal no tiene, de utilizar el pasado, como un instrumento para la creación de nuestro futuro, ¡qué maravilla del amor de Dios!
El apóstol Pablo ya lo dijo, en 2 de Corintios 5: 17:
"De Modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas"
Así en el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, lo viejo se hace nuevo. Lo que estaba torcido se endereza. Lo que estaba muerto resucita. ¡Qué maravilla del amor de Dios!, Les gustaría decirle:
Señor, gracias por este don maravilloso que tú nos has dado, sí gracias Señor, lástima que lo usamos tan mal. Haznos humildes y útiles para ti Señor.
El hijo pródigo hizo una decisión. Y esa decisión fue una decisión acertada ¿saben por qué era acertada?
Porque él se colocó del lado de la victoria y quien se coloca del lado del Padre, se coloca del lado de la victoria.
Los invito, a tomar esa decisión, para que hagan esa elección maravillosa y digan como el hijo pródigo: Me levanto y voy a la casa de mi Padre Celestial. ¿Cuantos quieren levantarse,venir adelante y colocarse del lado del Padre Celestial ¿Cuántos quieren decirlo ahora?
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