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El fundamento del gobierno de Dios

“Entonces el dragón se airó contra la mujer, y fue a combatir al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús” (Apocalipsis 12:17). Mediante el estudio intensivo de la Biblia, los adventistas llegaron a comprender el significado de la Ley en el Lugar Santísimo del Santuario celestial. Al analizar la esencia de la Ley de Dios, descubrieron también el significado del sábado, el cuarto Mandamiento. De hecho, este Mandamiento, más que ningún otro, identifica claramente a Dios como nuestro Creador, el fundamento de toda verdadera adoración; un tema que será especialmente relevante en los últimos días de la historia de la Tierra (ver Apocalipsis 14:6-12). Desde el principio, el objetivo de Satanás ha sido frustrar la adoración a Dios y socavar la Ley divina . Sabe que ofender “en un solo punto” significa ser “culpable de todos” (Santiago 2:10); por eso, incita a la gente a transgredir la Ley de Dios. Satanás odia el sábado porque nos recuerda q

Luz desde el santuario

“Lo principal de lo que venimos diciendo es que tenemos un Sumo Sacerdote que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en el cielo; y es ministro del santuario, de aquel verdadero santuario que levantó el Señor y no el hombre” (Hebreos 8:1, 2). Poco después del chasco del 22 de octubre de 1844, algunos milleritas, después de orar y estudiar, comprendieron su error . La profecía de los 2.300 días no se refería a la segunda venida de Jesús, sino a la obra de Cristo en el Santuario celestial, tan poderosamente descrita en el libro de Hebreos. La purificación del Santuario celestial era el cumplimiento de la purificación del Santuario terrenal, como enseña Levítico. Para comprender mejor esta importante verdad, observa el paralelismo entre Daniel 7 y 8: Daniel 7                                                                          Daniel 8 Babilonia  Medopersia                                                                                 Medopersia Grecia                       

Motivados por la esperanza

En ese día se dirá: ‘¡Este es nuestro Dios! Lo hemos esperado, y él nos salvará. Este es el Señor a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación’ ” ( Isaías 25:9 ). La segunda venida de Jesús es uno de los temas centrales de las Escrituras. Es un hilo de oro que recorre las páginas sagradas de la Biblia . Un erudito ha calculado que hay 1.845 referencias a la segunda venida de Cristo en el Antiguo Testamento. En los 260 capítulos del Nuevo Testamento, hay más de 300 referencias al regreso de Cristo. Uno de cada 25 versículos lo menciona. Después de que la Reforma naufragara en Europa y se viera obstaculizada por divisiones y luchas, el protestantismo echó raíces en el Nuevo Mundo. En Estados Unidos muchos recogieron el manto de la verdad, incluyendo la verdad sobre la Segunda Venida. Entre ellos se encontraba un agricultor bautista llamado Guillermo Miller. Como resultado de su estudio de la Biblia, creyó que Jesús vendría pronto, durante el curso de su vida,

Los dos testigos

“ ‘La hierba se seca, la flor se cae; pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre’ ” (Isaías 40:8). A lo largo de los siglos, la Palabra de Dios también ha sido despedaza, cuestionada, descartada, encadenada en monasterios y quemada en plazas públicas. A pesar de todo, la Escritura ha prevalecido. La iglesia medieval persiguió a los cristianos fieles que creían en la Biblia. No obstante, la Palabra de Dios echó luz sobre la oscuridad. La opresión y la persecución no detuvieron la proclamación de la verdad. Cuando el traductor de la Biblia inglesa William Tyndale fue juzgado por su fe, le preguntaron quién lo había ayudado más a difundir la Palabra de Dios. Reflexionó sobre la pregunta y respondió: “el obispo de Durham”. Los magistrados se quedaron consternados. Tyndale explicó que, en una ocasión, el obispo compró una provisión de sus Biblias y las quemó públicamente. Lo que el obispo no sabía era que había comprado las Biblias a un precio mucho más alto de lo habitual. Con