"Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús". Filipenses 3:14.
Introducción
¿Alguna vez has visto a alguien que, a pesar de todo, decide terminar lo que empezó?
En los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, el corredor británico Derek Redmond comenzó la carrera de 400 metros con la esperanza de ganar una medalla. A mitad de la pista, sintió un dolor agudo: se había desgarrado el tendón. Cayó al suelo, pero se levantó decidido a terminar la carrera. Cojeando, avanzaba lentamente mientras las lágrimas corrían por su rostro. De pronto, su padre saltó desde las gradas, lo abrazó y le dijo: "No tienes que hacerlo solo". Juntos cruzaron la meta.
El estadio entero se puso de pie. Derek no ganó la medalla, pero ganó algo más grande: la victoria de no rendirse.
¿Estamos corriendo hacia la meta o nos hemos detenido en el camino?
"No se trata solo de comenzar la carrera, sino de terminarla con victoria en Cristo".
Hoy aprenderemos tres principios para llegar a la meta y ser vencedores en Cristo.
I. Fija tus ojos en la meta
"Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe" Hebreos 12:2
Derek no miró el dolor ni la derrota, miró la meta. Así debemos mirar a Cristo.
"Donde miras, allí irás".
“Mantén tu mirada fija en Cristo. Él es tu fortaleza, tu justicia, tu ejemplo.” (CC, 71).
¿Qué cosas están desviando tu mirada de Cristo hoy?
Si nuestros ojos están en Jesús, nuestro corazón debe estará comprometido.
II. Corre con perseverancia
"Corred de tal manera que lo obtengáis". 1 Corintios 9:24
Derek siguió adelante aunque herido. La vida cristiana también tiene caídas, pero no podemos rendirnos.
"La vida cristiana no es una carrera de velocidad de 100 metros, sino que es una Marathon de resistencia de 42 kilómetros".
“La vida cristiana es una batalla y una marcha. Se requiere perseverancia y fe inquebrantable.” (CS, 488)
¿Estamos perseverando en oración, estudio y servicio, o nos cansamos fácilmente?
Perseverar nos lleva al último paso: depender totalmente de Cristo.
III. Depende del poder de Cristo
"En todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó". Romanos 8:37.
Derek no terminó solo; su padre lo sostuvo. Nosotros tampoco corremos solos: Cristo nos lleva hasta la meta.
"Nuestra fuerza se agota, pero el poder de Cristo nunca falla"
“Cristo nunca abandona al alma que confía en Él.” (CC, 72).
¿Estamos intentando vencer solos o estamos dejando que Cristo pelee por nosotros?
"La victoria no es por nuestra fuerza, sino por Su gracia".
Conclusión
La meta no es un lugar, es una Persona: Cristo. Como Derek, podemos caer, pero si Cristo nos sostiene, llegaremos a la meta.
"El premio no es una medalla, es la vida eterna en Cristo".
Llamado:
Hoy decide correr mirando a Jesús, perseverando en la fe y dependiendo de Su poder.
¿Quieres ser un vencedor en Cristo y llegar a la meta?
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