Cuando se es consciente de la propia indignidad, se es digno del más alto elogio.
La notable fe de este supuesto pagano lo hacía mucho más digno a la vista del cielo que cualquiera de los compatriotas de Jesús.
Es sumamente interesante comprobar que Jesús y los dirigentes judíos, quienes tantas veces estaban en pleno desacuerdo, pudieran afirmar la dignidad de un gentil. Sus razones para hacerlo eran sin duda diferentes: los "ancianos" aprobaban las obras del centurión, pero Jesús elogiaba su fe.
Quizá aquí se halla implícita la verdad de que cuando en la vida se unen la fe y las obras, una persona puede ser muy estimada tanto por Dios como por el hombre.
Son muy escasos los dirigentes estimados tanto por amigos como por enemigos, por personas de diferentes partidos o ideas políticas. Es difícil hallar un maestro que sea apreciado por todos sus alumnos, tanto por los que debe calificar con notas bajas como por aquellos que califica con notas altas. Es algo raro encontrar un dirigente religioso que sea apreciado por todos los sectores de su congregación.
Como el leproso, cuya gran fe le hizo exclamar "si quieres, puedes limpiarme" (Mat. 8: 2), el centurión parecía comprender que todo lo que se necesitaba era que Jesús quisiera que el esclavo fuera liberado de las garras de la enfermedad.
Sabía recibir órdenes y también darlas, y ver que esas órdenes se cumplieran.
Sin embargo, como en la curación del leproso, el centurión se preguntaba si Jesús estaría dispuesto a responder favorablemente a su pedido (ver com. Mar. 1: 40). El leproso había sido desechado por la sociedad debido a su enfermedad. Es probable entonces que el centurión sintiera que no era socialmente aceptable para los judíos por causa de su raza. Debe destacarse que en los dos casos de curación hechos por pedido de gentiles -el que aquí se registra y el de la hija de la mujer cananea (Mat. 15: 21-28)-, la curación tuvo lugar como recompensa de una gran fe y a pesar de la distancia. Por lo tanto, no hubo una relación íntima con los gentiles.
Quizá esto pudo haber sido una concesión a los prejuicios de los discípulos. Como preparación para la predicación del Evangelio en todo el mundo, era esencial que Jesús demostrara que los gentiles eran dignos de compartir los beneficios del reino que había venido a establecer; pero no era indispensable que el Señor ofendiera innecesariamente la sensibilidad judía por el contacto con los gentiles.
Un pastor o ministro estará consciente de que aunque él no abrigue prejuicios, muchas veces le será necesario tomar en cuenta los prejuicios de otros cuando trabaja a favor de las almas.
1. La Empatía Lucas 7:2 – se preocupaba por la gente, se ponía en sus zapatos, sus sirvientes eran sus amigos
2. La Generosidad y la Dadivosidad (Lucas 7:4)
3. La Obediencia y Humildad- La obediencia es correlativa de la fe. Como buen militar, el centurión estaba entrenado para mandar. Ahora como soldado de Jesucristo, estaba dispuesto a obedecer.
4. La Fe Sincera - La fe del centurión era una fe telescópica. Podía ver a la distancia que Jesús puede sanar. La fe del centurión evidenciaba que estaba dispuesto a aceptar lo que Cristo hiciera y a estar conforme con ello.
El centurión era un conquistador del imperio romano, pero Jesucristo lo conquistó por medio de la fe para el reino de Dios.
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