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Pablo y Efesios - Efesios

“Y nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había propuesto en Cristo, para que, llegado el tiempo, reuniera en él, bajo una sola cabeza, todo lo que está en el Cielo y lo que está en la tierra” (Efesios 1:9, 10).

Cuando escribimos algo, tenemos un propósito, y a veces es de peso. Abraham Lincoln, por ejemplo, escribió su famoso discurso de Gettysburg en 1863 después de la terrible devastación del combate de la Guerra Civil estadounidense que dejó un saldo de siete mil soldados muertos. En ese discurso, invocando a los padres fundadores, Lincoln expresó su creencia de que la Guerra Civil fue la prueba definitiva para saber si la nación fundada en 1776 perduraría o “desaparecerá de la Tierra”.

Pablo tiene un propósito profundo que motiva su carta. En parte debido al encarcelamiento de Pablo (Efesios 3:13; 6:20), y en parte debido a la continua persecución y las tentaciones, los efesios se sienten tentados al desánimo. Pablo les recuerda lo que ocurrió cuando se convirtieron: aceptaron a Cristo como su Salvador y llegaron a integrar la iglesia. Se convirtieron en el cuerpo de Cristo (Efesios 1:19–23; 4:1–16), en los materiales de construcción de un templo (Efesios 2:19–22), en la esposa de Cristo (Efesios 5:21–33) y en un ejército bien pertrechado (Efesios 6:10-20). Desempeñaban un papel estratégico en el cumplimiento del gran plan de Dios de unir todo en Cristo (Efesios 1:9, 10). Pablo escribe para señalar a los creyentes de Éfeso su identidad plena y sus privilegios como seguidores de Cristo.

I. PABLO EVANGELISTA EN EFESO

¿Qué hace Pablo en su primera visita a Éfeso, al final de su segundo viaje misionero?

"Mas Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, después se despidió de los hermanos y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto. Y llegó a Éfeso, y los dejó allí; y entrando en la sinagoga, discutía con los judíos, los cuales le rogaban que se quedase con ellos por más tiempo; mas no accedió, sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene; pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Éfeso". Hechos 18:18–21.

Éfeso era una de las ciudades más grandes del Imperio Romano, con una población de unos doscientos cincuenta mil habitantes. Era la capital de una de las provincias más ricas del Imperio, la provincia de Asia, que abarcaba gran parte de lo que hoy se conoce como Asia Menor. En los días de Pablo, la provincia disfrutaba de un período de crecimiento y prosperidad. Al ser una ciudad portuaria, Éfeso también estaba en la encrucijada de importantes rutas terrestres. Si bien la gente de la ciudad adoraba a muchas deidades, Artemisa, considerada la diosa protectora de la ciudad, era suprema. La adoración a Artemisa era el centro de las ceremonias cívicas, los juegos deportivos y las celebraciones anuales. (Los romanos denominaban Diana a Artemisa; ver Hechos 19:24, 35).

Posteriormente, Pablo regresa a Éfeso en su tercer viaje misionero (Hechos 19:1-12) y se queda allí “por tres años” (Hechos 20:31). El apóstol dedica un tiempo sustancial a Éfeso, con la intención de dar un fundamento sólido al cristianismo allí.

¿Qué acontecimiento extraño genera una reverencia generalizada por el “Señor Jesús” en Éfeso? 
"Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Éfeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor". Hechos 19:13-20.

Lucas comparte la extraña historia de siete exorcistas judíos itinerantes en la ciudad. Entremezclar los nombres de Jesús y de Pablo en sus encantamientos decididamente es una iniciativa desafortunada para estos exorcistas. Cuando la noticia recorre las calles de la ciudad, “el temor se apoderó de todos, y magnificaban el nombre del Señor Jesús” (Hechos 19:17). El acontecimiento también tuvo un profundo impacto en algunos de los que ya eran creyentes, quienes quemaron públicamente sus costosos manuales de artes mágicas y, “sacando la cuenta de su precio, hallaron que era de cincuenta mil denarios (cincuenta mil días de trabajo)” (Hechos 19:19). Junto con los demás residentes de la ciudad, los creyentes aprenden que la adoración a Jesús no debe diluirse con ninguna otra adoración.

¿Qué implicó el hecho de que quemaran sus propios libros, incluso a un costo económico tan grande para ellos? ¿Qué nos dice eso acerca de asumir un compromiso total con el Señor?

 ¿Qué poderes o autoridades están activos en nuestro mundo y en tu vida hoy? ¿Cómo se manifiestan estos poderes, tentando a los creyentes a honrarlos y respetarlos en lugar de rendir lealtad pura al Cristo exaltado?

II. UN MOTÍN EN EL ANFITEATRO

"Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma. Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia. Hubo por aquel tiempo un disturbio no pequeño acerca del Camino. Porque un platero llamado Demetrio, que hacía de plata templecillos de Diana, daba no poca ganancia a los artífices; a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza; pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero. Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. También algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro. Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido. Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios!  Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente. Porque habéis traído a estos hombres, sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir. Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea. Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia". Hechos 19:21-20:1. 

¿Qué lecciones podemos extraer de esta historia?
Quien generaliza, algo quiere ganar y algo no quiere perder.

El testimonio de Pablo en Éfeso, una ciudad grande y sofisticada, fue tan eficaz que impactó en un motor económico importante para la ciudad: el turismo centrado en el Templo de Artemisa. ¡Y qué templo era aquel! Esta magnífica estructura estaba compuesta en parte por 127 pilares, cada uno de 18 metros de alto, de mármol de Paros, un mármol blanco puro, impecable, sumamente apreciado para las esculturas. Treinta y seis de estos pilares estaban esculpidos y cubiertos de oro, lo que daba al templo su reputación de una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

Preocupado porque la retórica contra la idolatría de Pablo estaba drenando el apoyo financiero del templo (Hechos 19:27), Demetrio, el platero, azuzó a sus compañeros artesanos hasta que se pusieron frenéticos. En el mercado rápidamente se formó una multitud sumamente enfadada, que se fue engrosando a medida que avanzaba hasta el gran anfiteatro, con capacidad para unas 25.000 personas. Allí continuó la conmoción, con dos horas continuas de gritos “¡Grande es Diana de los efesios!” (Hechos 19:34). Después de que el secretario municipal dispersó a la multitud, Pablo se reunió con los creyentes y abandonó la ciudad.

Al final de su tercer viaje misionero, Pablo se reúne con los ancianos de la iglesia de Éfeso. ¿Cómo resumirías las preocupaciones de Pablo?

"Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. Cuando vinieron a él, les dijo:
Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos; y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios. Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre. Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido.  En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban, doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco". Hechos 20:17–38.

Una cronología orientativa de la relación de Pablo con Éfeso:
52 d.C.: Breve visita inicial de Pablo a Éfeso (Hechos 18:18–21).
53–56 d.C.: Ministerio de tres años de Pablo en Éfeso (Hechos 19:1–20:1). Redacta 1 Corintios casi al final de su estadía allí (1 Corintios 16:5–9).
57 d.C.: Estando en Mileto, Pablo se reúne con los ancianos de Éfeso (Hechos 20:17–38).
62 d.C.: Pablo redacta su carta a los Efesios probablemente desde su confinamiento en Roma.

“Por tanto, velen, acordándose de que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar con lágrimas a cada uno” (Hechos 20:31). ¿Sobre qué crees que Pablo advertiría a nuestra iglesia hoy, y por qué?

III. ESCUCHAR LA CARTA A LOS EFESIOS

Pablo escribió Efesios para que se leyera en voz alta en los hogares-iglesias de los creyentes en la zona metropolitana de Éfeso. En los años transcurridos desde la partida de Pablo, el movimiento cristiano de Éfeso había crecido y la cantidad de hogares-iglesias se había multiplicado. Para esos primeros creyentes, debió de haber sido un evento importante tener a Tíquico, el representante personal de Pablo, el apóstol fundador, de pie entre ellos y compartiendo una carta del apóstol. Como lo sugiere la misma epístola, el grupo reunido probablemente incluía miembros de la familia anfitriona: padre, madre, hijos y esclavos (Efesios 5:21-6:9). En ese momento, un hogar también incluía a otros: mandantes (personas libres que dependían del jefe de hogar para su manutención) e incluso clientes. Por lo tanto, posiblemente también estuvieran presentes, así como miembros de otros hogares.

Además del bosquejo de la carta que aparece a continuación, lee toda la epístola, preferiblemente en voz alta (te llevará unos quince minutos hacerlo). ¿Qué temas resuenan a través de la carta como un todo?

I. Saludo inicial (Efesios 1:1, 2)

II. Bendición introductoria (Efesios 1:3-14)

III. Oración para que los creyentes reciban sabiduría en Cristo (Efesios 1:15-23)

IV. Una vez, muertos espiritualmente; ahora, exaltados con Cristo (Efesios 2:1-10)

V. Cristo crea la iglesia compuesta de judíos y gentiles (Efesios 2:11-22)

VI. Pablo como predicador de Cristo a los gentiles (Efesios 3:1-13)

VII. Pablo ora para que los creyentes experimenten el amor de Cristo (Efesios 3:14-21)

VIII. Conserven la unidad de la iglesia, inspirada por el Espíritu (Efesios 4:1-16)

IX. Anden en vida nueva y fomenten la unidad (Efesios 4:17-32)

X. Anden en amor, luz y sabiduría (Efesios 5:1-20)

XI. Practiquen una vida moldeada por Cristo en el hogar cristiano (Efesios 5:21-6:9)

XII. Manténganse unidos: la iglesia como el ejército de Dios (Efesios 6:10-20)

XIII. Saludo final (Efesios 6:21-24)

¿Qué tema clave se plantea en esta carta? ¿Qué te dice esto? ¿Qué puntos específicos te afectan personalmente?

IV. EFESIOS EN SU TIEMPO

¿Cómo comienza y termina Pablo su carta a los creyentes de Éfeso? ¿Qué aprendemos acerca de sus deseos más profundos para ellos? Ver Efesios 1:1 y 2; y 6:21 al 24.

Al comienzo de la carta, Pablo se identifica como el autor (Efesios 1:1). Hacia la mitad de la carta, Pablo nuevamente se identifica por nombre y se etiqueta como “prisionero de Cristo Jesús por amor a ustedes los gentiles” (Efesios 3:1), lo que introduce una reflexión personal sobre su trabajo como apóstol (Efesios 3:1-13). Hacia el final de la carta, nuevamente se refiere a su encarcelamiento (Efesios 6:20) y concluye con palabras personales (Efesios 6:21, 22). Si bien algunos eruditos niegan que la carta haya sido escrita por Pablo, es importante notar que la epístola claramente establece a Pablo como su autor. La mayoría de los cristianos acepta, y con razón, que Pablo es el autor.

“En verdad, fuera de los escritos de Pablo no hay un mayor desarrollo sobre la cuestión del liderazgo y el ministerio en el Nuevo Testamento. Y de todos sus escritos, la epístola a los Efesios parece ser el material más importante”. Pablo Deirós, Liderazgo Cristiano, 2008, 17. 
¿En qué sentido se preocupa Pablo por el efecto que tendrá su encarcelamiento en los creyentes de Éfeso? 

"Por lo cual pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria". Efesios 3:13.

Efesios parece compartir el mismo tiempo y circunstancias generales con otras cartas que Pablo escribe desde la prisión: Colosenses (ver especialmente Colosenses 4:7, 8) y Filemón. Además, parece haber pasado un tiempo considerable desde que Pablo ministró en Éfeso (Efesios 1:15; 3:1, 2). Probablemente Pablo haya escrito Efesios en una prisión de Roma alrededor del año 62 d.C.

En Efesios, Pablo ofrece pocos detalles sobre la situación de su audiencia en Éfeso. El alcance de su atención es amplio. Aborda un gran lapso, comenzando con las decisiones de Dios tomadas “antes de la creación del mundo” (Efesios 1:4), y reflexiona ampliamente sobre los grandes temas de la salvación de Dios ofrecida en Cristo. Al hacerlo, la carta exhibe un estilo literario exaltado, con oraciones largas, expresiones repetitivas y metáforas desarrolladas. Pablo utiliza ese estilo en otras partes (p. ej., Romanos 8:31-39), pero se concentra en Efesios, que presenta una gran cantidad de expresiones de alabanza, oración y adoración (Efesios 1:3-14, 15-23; 3:14-21) y ofrece pasajes sumamente retóricos y cuidadosamente elaborados (p. ej., Efesios 4:1-16; 5:21-33; 6:10-20).

V. EFESIOS: UNA CARTA COLMADA DE CRISTO

¿Cómo anuncia Pablo el tema de su carta?

"Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra". Efesios 1:9, 10.

¿Cómo se puede resumir el mensaje de Efesios? 
Desde la prisión, Pablo presenta una visión del plan cristocéntrico de Dios para el cumplimiento de los tiempos establecidos y el papel de la iglesia en ellos. Dios ha actuado en Cristo a fin de iniciar su plan “para que, llegado el tiempo, reuniera en él [Cristo], bajo una sola cabeza, todo lo que está en el cielo y lo que está en la tierra” (Efesios 1:10), y así lo hizo al crear la iglesia como una entidad compuesta de una nueva humanidad: tanto de judíos como de gentiles (Efesios 2:14). Los creyentes son llamados a actuar en armonía con este plan divino, para señalar a los poderes malignos que el propósito supremo de Dios está en marcha (Efesios 3:10).

Como proclama Efesios 1:9 y 10, la unidad que Dios tiene en mente es cristocéntrica. Así que, no sorprende descubrir que Efesios sea una epístola bañada de Cristo, que en todas partes alaba las actuaciones de Dios en Cristo y celebra el acceso de los creyentes a los recursos espirituales que Cristo les ofrece. Pablo emplea la frase “en Cristo” y similares más de treinta veces, y en todas partes exalta a Jesús. Cuando leas la carta, presta atención a estas frases y mantente alerta a las diversas formas en que Pablo se concentra en Jesús.

Pablo busca reavivar el compromiso espiritual de los creyentes de Éfeso al recordarles que son parte de la iglesia, que es el corazón mismo del plan de Dios para unificar todas las cosas en Cristo. Cuando utiliza la palabra “iglesia” (griego, ekklēsia) en la carta, quiere decir la iglesia “universal”, o la iglesia en general (no una congregación local).

La estrategia principal que usa es hablar de la iglesia: lo hace utilizando metáforas vívidas, y desarrolla cuatro de ellas con cierto detalle:
La iglesia como cuerpo (Efesios 1:22, 23; 2:16; 3:6; 4:1-16, 25; 5:23, 29, 30).
La iglesia como edificio/templo (Efesios 2:19-22).
La iglesia como esposa (Efesios 5:22-27).
La iglesia como ejército (Efesios 6:10-20).

Cada una de estas imágenes, a su manera, revela cuál es el propósito y la intención de Dios para su iglesia.

En la iglesia de la que eres parte, la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Dios está reuniendo a una comunidad transnacional, multilingüe, multirracial y transcultural (Apocalipsis 14:6, 7), que señala el camino para el cumplimiento de su plan de unir todas las cosas en Jesús (Efesios 1:9, 10). ¿Cómo podemos trabajar en armonía con el gran plan de Dios?

En el contexto del plan de Dios para el “cumplimiento de los tiempos establecidos” de unir todas las cosas en Cristo, Pablo expresa esperanza para el futuro. Repasa el uso que él da a la palabra “esperanza” en Efesios 1:18; 2:12; 4:4. ¿Por qué crees que hay esperanza para el futuro?

En los siguientes pasajes de Efesios, ¿cómo señala Pablo la gran esperanza futura del regreso de Cristo? Efesios 1:13, 14; 1:21; 2:7; 4:30; 5:5. ¿Qué significa esta esperanza para nosotros en este momento?

“Una de las marcas de la fe auténtica es la perseverancia, y la fe persevera porque es sustentada por la esperanza” (Thomas Schreiner, Teologia de Paulo, 249)

CONLUSIÓN

La historia de los exorcistas que usaron indebidamente los nombres de Jesús y de Pablo (Hechos 19:13-20) ayuda a explicar por qué Pablo utiliza tanto vocabulario sobre el poder en Efesios. Algunos nuevos creyentes, bajo la renovada convicción de la soberanía de Jesús, arrojan sus costosos manuales de magia a las llamas. Gracias al descubrimiento de unos doscientos cincuenta papiros que tratan de la magia, así como de otros hallazgos, disponemos de amplias ilustraciones de rituales, hechizos, fórmulas, maldiciones y demás, similares a las que probablemente aparecían en estos manuales de magia. Esos tomos aconsejaban a los creyentes sobre cómo celebrar esos rituales para persuadir a los dioses, las diosas y los poderes espirituales para que hicieran lo que les pedían.

Lucas nos dice que estos libros valían cincuenta mil monedas de plata, o cincuenta mil días de salario. (En el contexto actual, si prevemos US$ 80/día de salario para un trabajador calificado, ¡esto equivale a US$ 4 millones!). Este detalle demuestra la importancia y la centralidad de estos libros en su vida cotidiana. “Se necesitó la intervención soberana de Dios para que estuvieran suficientemente convencidos de que debían arrepentirse por completo de su uso continuo de amuletos, invocaciones y medios tradicionales para obtener poder espiritual” (Clinton E. Arnold, Ephesians [Grand Rapids, MI: Zondervan, 2010], p. 34).

Llegamos a entender que Efesios se escribió para los creyentes que necesitaban instrucciones sobre “cómo hacer frente a la continua influencia y los ataques de los siniestros ‘poderes’ cósmicos” (ibíd., 165). La respuesta de Pablo es la Epístola a los Efesios, en la que señala a Cristo como aquel que ha sido exaltado sobre todo poder (Efesios 1:20-23) y enfatiza la superioridad de la fuerza que Dios les ofrece a los creyentes (Efesios 2:15-19; 3:14-21; 6:10-20).

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