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Yo soy el mensaje



Propósito: Desafiar a la Iglesia a vivir el evangelio amando a Jesús y siendo el mensaje vivo de su amor y misión.

Base Bíblica: "El Espíritu del Señor está sobre mi, por cuanto me ungió para dar buenas nuevas a los pobres, me envió a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; a dar libertad a los oprimidos, y a predicar el año favorable del Señor" (Lucas 4: 18, 19).

Introducción:

Cuando los alemanes ocuparon Hungría en 1944, la maquinaria del holocausto marchó a toda velocidad. El veloz genocidio cobró 600,000 vidas. Más de 450,000 judíos húngaros fueron deportados a los campos de concentración de Auschwitz en las siete semanas entre mayo y junio, el índice más rápido de deportación del Holocausto. A su arribo, la mayoría fueron enviados a las cámaras de gas. Una tercera parte de las víctimas judías de Auschwitz eran húngaros.

En medio de esta locura, aumentó la reputación de Laszlo Michnay, presidente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Hungría. Con extraordinario riesgo de su vida y al de su familia, alimentó, escondió en su casa e iglesia y salvó a numerosos judíos húngaros durante este tiempo de extrema persecución.

La determinación del pastor Michnay de ayudar a los judíos quedó sellada cuando al asistir a las conferencias de la iglesia en Alemania, en 1936, y en Polonia, en 1942, fue testigo de que el antisemitismo y las atrocidades comenzaban a hacerse evidentes en esas naciones. Conjeturando que era solamente cuestión de tiempo antes de que los nazis invadieran Hungría, se preparó para el inminente holocausto local. Con ayuda de donaciones de la iglesia y su propia herencia, almacenó alimentos y planificó una red de casas seguras.

En los primeros años de la década de los 1940, el Pastor Michnay imploró a su congregación que ayudara a los judíos oprimidos. La gente se salió de la iglesia porque estaban seguros que el pastor seria arrestado. Tenían miedo, pero nunca le pasó nada. Sin embargo, las iglesias adventistas de Hungría fueron finalmente cerradas cuando los alemanes escucharon acerca de los sermones sediciosos del Pastor Michnay.

Cerca del final de la Segunda Guerra Mundial, el cuartel alemán local emitió la orden de ejecución de cada miembro de la familia Michnay al siguiente día, porque estaban escondiendo judíos. Pero esa noche, los alemanes, creyendo erróneamente que el ejército ruso estaba peligrosamente cerca, abandonaron las calles. En el caos subsecuente, la familia escapó a su condena. Esta fue solamente una de las muchas veces que la familia fue salvada milagrosamente.

El sótano de la iglesia estaba lleno de judíos a quienes se les ofrecían colchones y cobijas. Algunos eran introducidos falsamente como familiares. El Pastor Michnay nunca rechazó a ninguno. Cada uno, incluyendo su familia, comía una vez al día, generalmente un plato de sopa.

La cantidad de personas que escondió la familia Michnay fluctuó de acuerdo al espacio disponible y el peligro en Budapest. Envió muchos a zonas rurales, a lugares seguros que pertenecían a una red de ministros adventistas que no fueron nunca detectados.

Desarrollo 

I.Sermón viviente

Unos 60 años después de estos eventos, esta historia del Pastor Michnay se publicó en un periódico de Australia, coincidiendo con una exhibición del Museo Judío de Sydney que incluyó esta historia como la de alguien que habla emigrado a Australia más tarde en su vida. Aunque sus sermones tal vez hayan sido recordados por su efecto, su contenido es menos recordado. Pero sus grandes sermones son esas acciones que demostraron el interés de Dios por los perseguidos y oprimidos, el hambriento y las personas sin hogar, colocándose en la línea para servir y salvar.

Es un tipo de "predicación" que merece mayor atención y práctica. De ahí es el eslogan juvenil mundial para esta jornada: “Yo soy el mensaje”. Los versículos conocidos como la gran comisión evangélica (Mateo 28: 18 -20) figuran entre los más conocidos de la Biblia por parte de los cristianos. Se han descrito frecuentemente como la "declaración de misión cristiana" y se han enfatizado, analizado y dado prioridad para explicar toda clase de proyectos misioneros y evangelizadores, mayormente con el enfoque de ir, hacer, bautizar y enseñar  una fórmula que se ha desmenuzado y vuelto a armar en diferentes formas.

Pero a veces quitamos o pasamos por alto las declaraciones de apertura y finalización de esta comisión. "Entonces Jesús se acercó a ellos, y les dijo: "Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra... Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28: 18, 20b). Esta comisión comienza y termina con Jesús. Su personalidad, poder y presencia constituyen el contexto en el que sus discípulos deben aceptar y cumplir su misión. Debemos recordar que esas instrucciones a los primeros discípulos de Jesús no eran una nueva asignación, sino una continuación de la misión que Jesús ya había estado poniendo en marcha entre ellos.

II. La misión de Jesús

Ya sea que hubiera sido la lectura prescrita para ese día, o que Jesús intencionalmente encontrara los versículos relevantes (Isaías 61: 1, 2) en el rollo que se le dio a leer, no es coincidencia que esos versículos fueran el texto de su primer sermón público. "El Espíritu del Señor está sobre mi, por cuanto me ungió para dar buenas nuevas a los pobres, me envió a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; a dar libertad a los oprimidos, y a predicar el año favorable del Señor" (Lucas 4: 18, 19). Tampoco es una coincidencia que la historia de ese corto sermón de Jesús: "Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír" Lucas 4:21), inicie el registro de Lucas del ministerio público de Jesús.

Jesús, y también Lucas al contar la historia, usan la profecía de Isaías para explicar lo que Cristo estaba haciendo y estaba a punto de hacer. Estos versículos de Isaías 61 fueron adoptados como declaración de misión de Jesús. Su ministerio y misión eran a la vez espirituales y prácticos y demostraría que lo espiritual y práctico no está tan separado como generalmente asumimos. Para Jesús y sus discípulos, el cuidar física y prácticamente de la gente era por lo menos parte de atenderlos espiritualmente.

Poco tiempo después, Juan, el primo y precursor de Jesús, envió mensajeros a Jesús para dirigirle la pregunta clave: "¿Eres tú Aquel... ?" Aunque Juan haya tenido diversos motivos para su pregunta, tal vez con la esperanza de mover a Jesús a actuar en su favor, hizo la pregunta correcta.

Sin embargo, la respuesta de Jesús podría ser diferente a lo que esperaríamos; excepto que encaja bien con lo que acabamos de ver: "Id, y contad a Juan lo que habéis visto y oído, que los ciegos ven, los lisiados andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el evangelio" (Lucas 7:22). Pareciera que para Jesús, su ministerio práctico era atender a los necesitados y amor en acción. Debía ser suficiente para convencer o al menos para recordarle a Juan que era Aquel que Juan había declarado previamente que era.

Conclusión

Unos 2000 años más tarde, nos encontramos a nosotros mismos como parte de la misma historia y la misma misión. Jesús nos instruye también a dar a conocer las buenas nuevas. Pero la clave de la evangelización y de la forma como lo hacemos, es considerar qué es lo que tenemos que dar a conocer.

 Obviamente, las buenas nuevas es un mensaje. Decimos cómo creó Dios al mundo y que después de que se descarrió, él ha obrado y sigue obrando a través de la historia para recrearlo. Decimos cómo estábamos sin esperanza, pero que algo cambió en nuestra vida cuando de alguna manera nos conectamos con la realidad de Dios y que vivimos ahora con diferentes motivaciones y prioridades. Decimos que Jesús vino a anunciar que "el Reino de los Cielos se ha acercado" y cómo vivimos esperando que ese reino se establezca plenamente cuando regrese.

Una de las formas de hacerlo es darse cuenta de que las buenas nuevas son también acción. Las instrucciones siguientes a sus discípulos fueron: "Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios. De gracia recibisteis, dad de gracia" (Mateo 10:8). 

Esas instrucciones repiten la declaración de misión de Jesús en Lucas 4: 18, 19. Estas buenas nuevas iban a hacer una gran diferencia en la vida de los pobres, los oprimidos, lastimados y sin esperanza. Y si no la hicieran, ¿podrían considerarse realmente buenas nuevas?

Esto no es solamente un componente vital de las buenas nuevas enseñadas y practicadas por Jesús, es también la clave de su eficacia y atractivo. 

"El mundo no puede argüir con una iglesia que se identifica con el dolor de los pobres en la sociedad. La integridad de esta forma de cristianismo hace callar a los críticos más duros, porque pueden reconocer el amor y la compasión genuinos cuando se topan con ellos" (Everybody wants to change the world, 13). 

Llamado

Esta mañana, antes de salir a los servicios de bondad e impacto en el Día Mundial de la Juventud. En el nombre de Jesús te invito a pasar al frente si es tu compromiso:

1. Profundiza tu amistad con Jesús. Tendrás deseos de compartir su amistad con otros, aun cuando Jesús no nos haya pedido específicamente que hablemos. Y esa es la razón por la que merece la pena compartir y vivir el mensaje.

2. Decide servir a los demás. El Pastor Michnay predicó sus más sólidos sermones en las vidas que salvó y en lo que le costó a él y a su familia proteger a otros. Tal vez nuestras oportunidades de servir no sean tan dramáticas o amenazadoras, pero nosotros trabajamos con Dios al atender las necesidades reales de las personas.

3. Imita a Jesús. "Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: Seguidme”(Ministerio de Curación,102). 



 

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