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Efecto Mariposa

By Francisco Lino de Oliveira Filho

TEXTO BÍBLICO
"Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados” (Isaías 43:25).

FRASE TEMA
El amor es la esencia de Dios. El amor es la gran fuerza motora de todas las otras dádivas, especialmente del perdón. Sin amor, el perdón y las relaciones plenas son imposibles en la familia. Hablar es parte de la naturaleza humana. A veces consciente y en otros momentos no. Pero para que la felicidad subsista se necesita el perdón. Este sí, siempre será consciente.

INTRODUCCIÓN

El efecto mariposa entiende que todo tiene una causa y genera un efecto. Según esto, el simple acto de aleteo de una mariposa en un lado del mundo, puede generar un huracán en el otro. Esa relación se puede ver en la relación entre Dios y el hombre, y del ser humano hacia sus pares.
Para el cristiano el encuentro de amor y perdón con Dios es esencial para la subsistencia no solo de la vida espiritual, sino también familiar, interpersonal y en todos los ámbitos de la vida, si queremos vivir felices.

Dios está tan consciente de eso que en el texto de hoy su perdón se demuestra de manera directa, personal y eterna para quien lo desea de todo corazón. El perdón divino es tan profundo que tal vez haya sido creado en tiempo eterno antes del pecado. Es tan inconmensurable que existirá, tal vez, aún cuando el pecado no  exista más.

Dios es la causa y la conclusión de todo perdón. Sabemos que perdonar no es fácil, ni siquiera para el Señor, después de todo le costó la vida al unigénito del Padre. Sabemos que Dios nos amó tanto que lo demostró al entregar a su hijo. ¿Qué haremos en respuesta a ese amor? Es la causa y el efecto.

Él nos amó y perdonó (causa) para que hiciéramos lo mismo (resultado).
Un sencillo y profundo acto de perdón en el hogar, resultará en una gran conquista de la felicidad que puede durar por generaciones.
Como dice Efesios 4:32:
"Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como también Dios os perdonó a vosotros en Cristo."

EL PERDÓN

Leamos Mateo 18:21-35:

"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos.
Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos.
A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda.
Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda.
Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes.
Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda.
Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste.
¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?
Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.
Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas".

El perdón posee dos dimensiones: una divina y la otra humana. Una vertical y la otra horizontal. ¿Cuál viene primero?

Aunque ya lo hemos demostrado, surge la pregunta:
¿Dios lo perdona para que usted sintiéndose amado y perdonado sea capaz de perdonar?
¿O usted perdona al prójimo para que entonces Dios lo perdone?

Claro que algunas personas tienen más facilidad para perdonar que otras.
Parece que algunos ya nacen con la increíble capacidad del perdón. Pero independiente de esto, existe una manera para que cualquier persona sea capaz de un don tan grande. Cuando entiendo el amor de Dios por mí, cuando percibo cuán pecador soy y cuánto necesito ser aceptado por Dios a través del perdón, cuando veo la profundidad de mis faltas y la grandiosidad del amor divino, “el amor de Cristo [me] motiva” 2 Corintios 5:14.

Cuando se produce el encuentro del hijo perdido con el Padre amoroso, la consecuencia natural será amarnos y perdonarnos, como él nos amó y perdonó. El perdón nos libra del peso, del dolor y de la amargura que cargamos en nuestros hombros y nos lleva a la cura emocional y espiritual. Como consecuencia cuando usted extiende el perdón a alguien, está curándose y renovándose a sí mismo.

Como mencionó un escritor: “Aquel que no puede perdonar destruye el puente sobre el cual él mismo debe pasar” (George Herbert).

Como expresó un pensador: “Perdonar es liberar a un prisionero, y entonces, darse cuenta de que el prisionero era usted” (L. Smedes).

Jesús enseña que debemos estar siempre dispuestos a perdonar y que no existe límite para hacerlo (Mat. 18:21-35).

La capacidad para la reconciliación se basa en el perdón total ofrecido por Dios en Cristo Jesús (Efesios 4:32 y Colosenses 3:13).

Muchas veces es duro y conflictivo perdonar, pero debemos entender que el precio que se paga por la decisión de no perdonar es aún mayor. Perdemos la paz, comenzamos a tener dificultades para relacionarnos con otras personas y nuestro corazón y alma se enferman. Dios nos perdonó de todos nuestros pecados, ¿quiénes somos nosotros para negarle el perdón a un semejante?

El consejero familiar evangélico, Jaime Kemp (Devocional para matrimonios p. 73), da unas ideas interesantes sobre el perdón:

1) Perdón no es olvidar.
Hay personas que realmente perdonan, pero no logran olvidar mentalmente, y por eso creen que nunca perdonaron. Por eso es necesario hacer distinción entre olvido emocional y mental. Recordar la ofensa de tal modo que ella continúe afectando la relación, no es perdonar. Pero, recordar la ofensa como un acto consumado, sin efecto negativo, eso es perdonar.

2) Perdón no es sentimiento.
Dios nos da una orden, y debemos obedecerla. Es una decisión intencionada, que nos lleva a tener actitudes y comportamientos que demuestren nuestro perdón.

3) Perdón no es volver al pasado.
Traer el pasado de vuelta es un ejercicio destructivo, porque nada se puede hacer para cambiar lo que ya sucedió.

4) Perdonar es difícil.
Aunque es difícil, es lo que Dios quiere.

5) Perdonar cuesta el orgullo.
Es no exigir sus derechos. Es no vengarse. Es no querer que el ofensor pague por su pecado.

6) Perdón es alejar los ojos de sí mismo, de su dolor, de su auto conmiseración, y ver al ofensor en su miseria y sentimiento de culpa. Es dar amor en vez de odio. Es dar comprensión y libertad. Para eso necesitamos tiempo y permitir que el Espíritu Santo haga su obra.

CONCLUSIÓN

Muchas relaciones pueden restaurarse por el uso honesto de tres frases:

a) ME EQUIVOQUÉ. Esa frase exige honestidad. Nadie es perfecto. El primer paso para restaurar una relación es el reconocimiento de que soy pecador, que también me equivoco y debo confesar mi fracaso.

b) POR FAVOR, PERDÓNEME. Toda relación exige perdón. Perdonar no es volver al pasado. Algunas personas guardan una lista de las ofensas recibidas y en determinadas situaciones se las dicen en la cara al otro. Perdonar es difícil. Cuesta nuestro orgullo, será necesario dejar a un lado la autodefensa, la exigencia de los derechos personales y el deseo de venganza. Perdonar es responder al odio con amor, a la rabia con comprensión. Es perdonar la deuda.

c) YO TE AMO. El amor debe expresarse. Dios nos amó tanto que entregó a su Hijo único, Jesús, la comunicación verbal del amor de Dios. Maridos, esposas e hijos necesitan oír unos de los otros que son amados. El amor puede expresarse de mil maneras: un regalo, una palabra de cariño, o de ánimo, un abrazo inesperado, todo eso es parte de esta maravillosa expresión. ¿Usted percibe que en su familia algo anda mal? ¿Alguien lo ofendió y no logra perdonar? ¿Su deseo es pagarle con la misma moneda? Recuerde que “Ojo por ojo y el mundo terminaría ciego” (Gandhi).

Perdonar no es fácil, ni para Dios, como ya dijimos.

Sobre eso nos recuerda Benjamín Franklin: “Las tres cosas más difíciles del mundo son: Guardar un secreto, perdonar una ofensa y aprovechar el tiempo”.

Perdonar es solo para personas de valor. Al final, “el débil jamás perdona: el perdón es una de las características del fuerte” (Mahatma Gandhi).

Recordemos que así como el hombre más valiente de la tierra fue hasta la muerte para perdonar (causa), y muerte de cruz, da la misma forma debemos hacer, amar y perdonar al extremo, si fuera necesario (efecto).

“Deberíamos tratar de comprender la flaqueza de los demás. Poco sabemos de las pruebas que soporta el corazón de los que han estado encadenados en las tinieblas, y a quienes faltan resolución y fuerza moral. Por demás de lamentar es la condición del que sufre remordimiento; está como quien, aturdido y tambaleante, se hundiese en el polvo. No puede ver nada con claridad. Tiene el espíritu nublado, no sabe qué pasos dar. Muchos viven sin que nadie los entienda ni los aprecie, llenos de desesperación y de angustia, como pobres ovejas perdidas y descarriadas. No pueden encontrar a Dios, y sin embargo tienen ansias intensas de obtener perdón y paz” (MC, 125).

Para concluir les invito que leamos Colosenses 3:13:
"Soportándoos unosa a otros y perdonándoos unos a otros si alguno tuviera queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros"

Que, con la ayuda de Dios, los pequeños gestos de amor y perdón produzcan grandes frutos, resultados y bendiciones en su matrimonio, familia, iglesia y comunidad.
¡Dios les bendiga!

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