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Caleb 7.0 - Identificando La verdadera Iglesia de Dios


LECTURA BÍBLICA: COLOSENSES 1:18
“Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia”.
INTRODUCCIÓN
Surge la pregunta: “¿Es necesario ser miembro de una iglesia?” ha sido motivo de preocupación para muchas personas a través de los años. Es un tema controvertido en círculos cristianos. Al leer la palabra de Dios, vemos que Él tiene mucho que decir sobre la Iglesia. 
El Señor ama a su Iglesia hasta el punto de dar la vida por ella. (Efesios, 5:25). En Zacarías 2:8 se nos dice que el pueblo de Dios es la “niña de su ojo”. Leyendo estos textos es obvio que la Iglesia es el objeto supremo del cuidado de Dios.
I. ¿QUE ES LA IGLESIA?
1. Definición del término
La palabra Iglesia, en el Nuevo Testamento, significa: “los llamados a salir”. La Iglesia es un grupo de personas que han sido llamados a dejar los caminos del mundo y se han unido al cuerpo de Cristo.
2. La Iglesia en el Antiguo Testamento
La Iglesia, no la organización neotestamentaria, como algunos afirman, existía en tiempos del Antiguo Testamento. Al hablar Esteban ante el Concilio (Hechos, 7:38) hizo referencia al Éxodo como “la Iglesia en el desierto”, ellos eran sus hijos escogidos. Eran los depositarios de los oráculos divinos (Romanos. 3:2).
La Congregación o Iglesia era directamente dirigida por Dios y por eso su organización era perfecta. Esa organización tenía unos dirigentes con autoridad. También según Deuteronomio 1:13, el pueblo tenía una voz en el gobierno de la congregación o Iglesia. 
Levítico 23:27-29 nos menciona que la congregación tenía el poder de borrar a aquellos que no viviesen en armonía con los principios de la congregación. Vemos por medio de estos pasajes, que la Iglesia en el Antiguo Testamento estaba compuesta por los hijos de Dios y su función era realizar la obra de Dios sobre la tierra.
3 Dios rechaza a esa Iglesia
Desgraciadamente la Iglesia, en el Antiguo Testamento, no continuó desarrollándose según la voluntad de Dios y así, cuando Jesús vino a esta tierra, muchos años más tarde, la Iglesia fue rechazada. A la nación Judía, como tal, no se le permitía más la gloriosa posición de ser la Iglesia de Dios, porque había rechazado a Jesús. 
En Mateo 21:33-43, Jesús relata una parábola interesante que ilustra bien la enseñanza. Y más directamente dijo: “Oh Jerusalén, Jerusalén, tú que matas a los profetas y apedreas los que te son enviados”. Mateo, 23:37,38. Verdaderamente la casa de Israel quedó desolada. Todavía tenían sus edificios, todavía tenía su organización, continuaban con sus ritos pero no tenían a Cristo. No tenían al Espíritu Santo, por lo tanto, no podían ser ya el cuerpo de Dios sobre la tierra. 
4. Cristo instituye la Iglesia neotestamentaria.
Debido al rechazo de Cristo, como el Mesías, Él vio necesario instituir un plan diferente. Leemos en Marcos 3:13,14 la ordenación de los doce apóstoles. Este fue el principio de la Iglesia cristiana. Estos fueron los primeros feligreses, así Dios previó la continuación de su obra en la tierra y comenzó ordenando a doce hombres. Les dio el desafío de salir y ganar a otros para que la Iglesia creciese.
5. Cristo, centro y fundamento de la Iglesia.
La Iglesia está fundada sobre Cristo. Este principio es el mismo, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. La gran esperanza y fundamento de la Iglesia, en el Antiguo Testamento, era la venida del Mesías, la Salvación mediante la fe en Cristo que vendría. 
Los judíos rechazaron esta maravillosa verdad, nunca comprendieron plenamente el significado de los sacrificios que tan meticulosamente realizaban que, por supuesto, eran símbolos del sacrificio de Cristo sobre la cruz. La Iglesia del Nuevo Testamento, igualmente, debía fundarse sobre Cristo. En Mateo 16:18, Jesús dirigiéndose a Pedro, habla de sí mismo como la gran roca, dijo: “Sobre esta roca edificaré mi Iglesia”.
Comparando 1 de Corintios 10:4 y 3:11 con este texto, indica que la piedra fundamental de la Iglesia verdadera no es Pedro, sino Cristo. En la visión de Juan, en Apocalipsis, Cristo está de pie en medio de los siete candeleros que representan la cadena de las siete épocas de la historia de la Iglesia, según ese libro. 
Estimado amigo, Cristo debe ser siempre la base de la Iglesia pero, más que eso, debe ser el pilar central de la Iglesia. Él debe ser el centro de la fe, de toda creencia, de toda acción, de todo pensamiento de la Iglesia. Cuando Cristo organizó a la Iglesia cristiana, indicó que aquellos que la seguían debían ser miembros de su rebaño y de su Iglesia, Juan 10: 16. 
Es necesario que la Iglesia siga las pisadas de Cristo, pues es la única forma que permanecerá como la Iglesia verdadera. 
II. ORGANIZACIÓN, DIRECCIÓN Y COMPONENTES DE LA IGLESIA VERDADERA

1. La organización apostólica
Así como hubo organización en la Iglesia del desierto, el Señor determinó que debería haber una organización en la Iglesia apostólica. Al leer numerosos pensamientos en los pasajes de la Escritura, en el Nuevo Testamento, descubrimos un plan, claro, de la organización de la Iglesia. En el capítulo 15 de los Hechos, se encuentra el registro de la primera Asamblea que se tuvo. La sede de la Iglesia era Jerusalén. Vemos en Gálatas 2:1,2, que existía un consejo directivo de la Iglesia, que radicaba en Jerusalén. Constatamos también en los acuerdos de esa primera Asamblea, en Hechos 15:13, que Santiago fue su presidente. Es algo interesante notar que Pedro no fue el presidente. 

Si en verdad Pedro hubiese sido el dirigente máximo de la Iglesia, le hubiese correspondido dirigir, pero este no fue el caso. En los versículos 23-25 menciona que la Iglesia tenía autoridad y la responsabilidad para enviar obreros. En 1 de Corintios 16:1-3, se registra que los administradores recibían fondos. El apóstol Pablo juntaba ofrendas pasando por Galacia para la Iglesia de Jerusalén.
En Hechos 14:23, descubrimos congregaciones locales diseminadas en varios pueblos y ciudades, con sus respectivos ancianos y oficiales. Esto daba orden y sistematización: Tito 1:5; Hechos 14:27; Romanos 16:1. 
De acuerdo al libro de los Hechos, las iglesias estaban unidas en una denominación o conjunto de iglesias. En las Sagradas Escrituras se refiere a la Iglesia del Señor, como una congregación local o también al movimiento cristiano general. Hechos 8:3, Gálatas 1:13, Hechos 20:28, con lo mencionado anteriormente, podemos concluir que la Iglesia realizó un papel importante en el Plan de Dios para cada cristiano.
2. Importancia de pertenecer a la Iglesia y sobre el papel del miembro individualmente, surge la pregunta: ¿Es de importancia para el cristiano unirse a la Iglesia visible de Dios, hoy en día? 
Hay un texto en las Sagradas Escrituras que nos da una aclaración, Hechos 2:24. Evidentemente, ser miembro de la Iglesia tiene un efecto muy positivo para la salvación.
En Colosenses 1:18 y Efesios 5:23 dice que Cristo es la cabeza de la Iglesia y esta es comparada al cuerpo humano. Pablo profundizando más sobre el tema (1 Corintios 12:12-17) reflexiona diciendo que todos nuestros cuerpos tienen diferentes miembros, más o menos importantes, contribuyendo todos al bienestar del cuerpo. Cada órgano y miembro funcionan en unidad de propósito y contacto directo con la cabeza que los gobierna. Así debe ser la Iglesia, Jesús dice a cada miembro de iglesia, con sus diferentes talentos, que puede contribuir para el bienestar de la congregación. Esto solo puede realizarse cuando cada miembro está unido a Cristo, la cabeza, y actúa en armonía con los otros miembros. 
Cuando se retira un carbón encendido del fuego, en un momento de apaga. Si lo volvemos a poner pronto está rojo de nuevo. Cuán bien ilustra este ejemplo la relación de vinculación del individuo con la iglesia.
Cada persona es estimulada a asociarse en una fraternidad que nace del amor de Dios. Separado del cuerpo, este individuo en poco tiempo disminuye su utilidad y normalmente se pierde. Al ver cómo estos textos enfatizan la necesidad de ser miembros de iglesia, entonces llegamos a otras preguntas: ¿A cuál Iglesia debería unirme?
3. ¿A qué iglesia me uniré? - Razones para una elección. 
Hay personas que usan diferentes métodos para decidir cuál escoger. Algunos dicen: me uniré a la iglesia que esté más cerca de mi casa. ¿Debe basarse esta decisión en la conveniencia? ¿Debemos unirnos a la Iglesia por sus hermosos edificios? ¿Tal vez a la Iglesia más popular? ¿Son estos guías seguros? La verdad nunca fue popular. Proverbios 16:25. ¿Deberíamos unirnos a la Iglesia donde están nuestros amigos para así tener un gran prestigio? Gálatas 1:10 nos dice que el objetivo es servir a Dios y a la verdad. ¿Deberíamos unirnos a la iglesia que tiene un destacado pastor? O ¿un eminente orador? Oseas 10:13 no lo aconseja. Hay personas que dicen: “Yo voy a quedarme en la iglesia en la cual me he confirmado”. Jesús indicó que hemos de caminar en la luz creciente, sin quedarnos en la oscuridad, Juan 12:35. Cuando éramos pequeños íbamos en cochecitos de bebé, pero ahora ya no nos satisface ese medio de transporte.
Si vamos a quedarnos en la Iglesia de nuestra infancia, por estar confirmados allí, entonces quizá nos estemos adaptando a una religión infantil. Más nosotros tenemos que avanzar. Estamos avanzando espiritualmente y socialmente? Nunca podemos quedarnos estancados. El crecimiento es necesario.

4. La verdadera Iglesia: sus características


Ninguna de las razones anteriores son motivos inteligentes para determinar nuestra afiliación a una iglesia. La Biblia indica que la verdadera Iglesia debe estar fundada sobre Cristo. Mateo 16:18. Tenemos que encontrar una Iglesia que sea Cristocéntrica, que crea en Cristo en nuestro divino Salvador, como está presentado en Juan 3:16. Esto eliminará toda filosofía modernista de la religión. Hay muchas iglesias que tienen una forma de santidad, pero no aceptan el poder que proviene de Cristo. No creen que Él fue el Hijo divino de Dios. Amigo, ¿cómo podemos ser miembros de la familia de Dios que niega la divinidad de Jesús?
a. La Iglesia será Cristocéntrica en su esperanza, la gloriosa esperanza del Nuevo Testamento es la Segunda Venida de Cristo. Jesús lo prometió en Juan 14:1-3. El ángel lo prometió en Hechos 1:11. Juan, el revelador, indicó que cuando Él venga “todo ojo le verá”, será una venida literal. Apocalipsis. 1:7.
b. Que somos mortales, pero recibiremos la inmortalidad como un don de Dios 1 Tesalonicenses 4:16, 17.
c. Una Iglesia Cristocéntrica estará dedicada a vivir la voluntad del Señor Jesucristo. Será una Iglesia según el libro de Apocalipsis que guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesús. Apocalipsis 12:17.
d. Dios espera que su Iglesia sea obediente. Jesús le dijo al juez joven, que si quería entrar en la vida, tenía que guardar todos los mandamientos de Dios, Mateo 19:17.
e. La decisión para saber a cuál Iglesia debe pertenecer, debe ser hecha solamente sobre la base de comprobar si esa Iglesia se fundamenta en la Biblia y sobre Cristo.
III. ¿ES NECESARIO PERTENECER A LA IGLESIA PARA SALVARSE?
  1. No hay ningún texto que afirme eso. Llegamos, para concluir a la pregunta: Es necesario pertenecer a la Iglesia para salvarse? No hay un texto que nos diga que debemos pertenecer a la Iglesia para salvarnos, sin embargo, una resistencia a formar parte de la Iglesia generalmente demuestra una falta de entrega personal a Dios y la confianza en la doctrina. Cuando una persona está completamente convertida a la voluntad de Jesús desea, de todo corazón, formar parte de la Iglesia de Dios.
  2. El criterio no es la pertenencia, sino la negativa a unirse a ella. Ser o no ser miembro de la iglesia no es criterio para juzgar la salvación, sin embargo, negarse a formar parte de la Iglesia visible de Dios, es contradicción a la fe cristiana.

  3. Necesidad y utilidad de la organización eclesiástica.
    Una organización eclesiástica es esencial para el crecimiento de la causa de Dios, sin esto la Iglesia no podría enviar misioneros, no podría proveer un cuerpo ministerial, no podría tener escuelas, hospitales, programas de TV ni radio. No puede haber organización sin miembros, si cada individuo se mantiene al margen de unirse a la Iglesia, la gran tarea de Iglesia quedaría sin llevarse a cabo. 

    CONCLUSIÓN
    Existe una contradicción si aceptamos los principios cristianos y a Jesús como nuestro Salvador, y al mismo tiempo rechazar unirnos a su Iglesia visible. Los Tesalonicenses nos han dado un maravilloso ejemplo, 1 Tesalonicenses 2:13,14. Estos hombres primeramente creyeron, entonces aceptaron y después se unieron a la Iglesia de Dios. ¡Qué maravillosa experiencia para imitar! 
    La exhortación del Señor, para los que están viviendo en esta hora solemne del mundo, es: Hebreos 10:25. Seamos fieles en nuestra relación con Dios. Sigamos el consejo de unirnos a la Iglesia verdadera prestando nuestros talentos juntamente con los demás, bajo la dirección de nuestro Señor Jesucristo, para la gloriosa conclusión de la Obra.

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