Texto base: Lee Juan 8:1-11. “Y volviéndose a inclinar hacia abajo, escribía en tierra. Oyendo pues [ellos] esto (redargüidos de la conciencia), se salían uno a uno, comenzando desde los más viejos (hasta los postreros), y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Y enderezándose Jesús, y no viendo a nadie más que a la mujer, le dijo: ‘¿Mujer, dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te ha condenado?’ Y ella dijo: ‘Señor, ninguno’. Entonces Jesús le dijo: ‘Ni yo te condeno; vete, y no peques más’. Y les habló Jesús otra vez, diciendo: ‘YO SOY [la] luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá [la] luz de [la] vida’. Entonces los fariseos le dijeron: ‘Tú de ti mismo das testimonio; tu testimonio no es verdadero’. Respondió Jesús, y les dijo: ‘Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, y a dónde voy’.”
DESARROLLO
Juan 7:53–8:11 – ¿Quién es el personaje central de estos versículos? ¿Crees que es la mujer?
De hecho, el personaje principal es Jesús. La forma en que trató a la mujer pecadora. Es como él nos perdona a todos cuando pecamos. Él es capaz de combinar la justicia y la misericordia.
Adulterio (versículo 3) – Tener relaciones sexuales fuera del matrimonio es una violación del séptimo mandamiento de la Ley de Dios (Éxodo 20:14), que fue escrito con el propio dedo de Dios (Éxodo 31:18).
Los oponentes de Jesús también estaban transgrediendo la ley, porque en el caso de adulterio, ambas partes debían ser ejecutadas.
Tú, pues, ¿qué dices? (versículo 5) – Los líderes religiosos creían que habían ideado la trampa perfecta. Confrontaron a Jesús en público con un dilema del que estaban seguros que no podría escapar.
Tentándolo (versículo 6) – Prepararon una trampa con solo dos respuestas posibles, las cuales resultarían en una derrota para él. Si Jesús decía que la liberaran, estaría violando la ley de Moisés. Si decía que la apedrearan, tendría problemas con los romanos, que no permitían que los judíos llevaran a cabo ejecuciones.
Escribir en la tierra (versículo 6) – Este es el único momento en el que las Escrituras informan que Jesús escribió. El que con su propio dedo escribió la ley es la máxima autoridad para interpretarla.
El que de vosotros esté sin pecado (versículo 7).
Acusados por su conciencia (versículo 9). Esta es una buena ilustración del conocimiento interno que tiene Jesús de los pensamientos y acciones de las personas. El único que podía tirarle una piedra a la mujer no lo hizo, y los que querían apedrearla se fueron en silencio, avergonzados de su propia indignidad.
"Ni yo te condeno" (versículo 11)– Jesús sabía todo acerca de la mujer y sus acusadores, pero le perdonó el pecado. Cristo mantuvo la pena legal para el adulterio, al mismo tiempo que destacó la importancia de la compasión y el perdón.
"No peques más" (versículo 11) – El perdón no es connivencia con el pecado; en cambio, conduce a un cambio positivo en la vida. Este relato pone de relieve la gracia insondable de Jesús. En él vemos el cuadro completo de su alcance y poder.
Gracia - una palabra de enorme amplitud. Algunos de sus significados son: belleza, favor, bondad y misericordia. Sin embargo, la gracia aplicada a la salvación se destaca a lo largo de las Escrituras.
ANTIGUO TESTAMENTO "Porque mejor es tu misericordia que la vida..." (Salmo 63:3).
NUEVO TESTAMENTO El amor transformador que todo lo abarca para salvar a los pecadores, hombres y mujeres. Pablo, en Romanos 1:16, identifica el evangelio como el "poder de Dios para salvación". Por lo tanto, el evangelio y la gracia son casi sinónimos dentro del plan de salvación.
LAS CUATRO DIMENSIONES DE LA GRACIA
1. La gracia es más grande que tu vergüenza.
“[...] y poniéndola en medio de todos" (versículo 3). Una mujer abandonada y aterrorizada por la acusación, la burla y la humillación. La vergüenza es una voz acusadora implacable. La vergüenza surgió en el Edén. "Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto" (Génesis 3:8). Adán y Eva fueron los primeros en sentir vergüenza. A causa del pecado, ambos se dieron cuenta de que estaban desnudos y se escondieron: la vergüenza nos deja expuestos. Cristo desea rescatar nuestra dignidad. Su gracia es más grande que nuestra vergüenza.
2. La gracia alcanza e iguala a todos.
Así como el pecado condena a todos los seres humanos, la gracia alcanza e iguala a todos. Cada uno de los que estaban con Jesús esa mañana también necesitaba gracia. Romanos 3:12: "Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno". Romanos 3:23: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios".
3. La gracia es más grande que tu culpa.
En su libro Maravillosa gracia, Phillip Yancey cuenta la historia de Ernest Hemingway, quien creció en una familia evangélica muy devota, pero nunca experimentó la gracia de Cristo. Vivió una vida libertina, que la mayoría de nosotros llamaríamos "irrecuperable". Con el tiempo, se hundió en el barro de la depresión. En uno de sus libros, Hemingway cuenta una historia que tuvo lugar en España. Un padre decidió reconciliarse con su hijo que había huido a Madrid. El padre, en un momento de remordimiento, publicó un anuncio en el periódico El Liberal: "Paco, encuéntrame en el Hotel Montana, el martes al mediodía... Todo está perdonado. Papá". Cuando el padre llegó a la plaza con la esperanza de ver a su hijo, encontró a ochocientos "Paco" esperando la reconciliación con el padre. Paco es un nombre común en España. Sin embargo, la historia revela cuán intenso es el anhelo del perdón del padre.
Satanás usa la culpa para distanciarte de Dios, pero el Espíritu Santo usa la culpa para llevarte a Jesús. El sentimiento de culpa puede ser positivo siempre y cuando aceptes el perdón ofrecido por la sangre de Cristo.
"Aunque Jesús no tolera el pecado ni reduce el sentido de la culpabilidad, no busca condenar sino salvar. El Ser sin pecado se compadece de las debilidades del pecador, y le tiende una mano ayudadora. No es seguidor de Cristo el que se aparta de los que yerran, dejándolos proseguir sin estorbos su camino descendente" (El Libertador, p. 237).
4. La gracia es más grande que el pecado que te esclaviza.
Cree: la gracia es más poderosa que las cadenas del pecado. Tan esencial es lo que la gracia hace por ti como lo es lo que hace en ti. "El único poder que puede crear o perpetuar la paz verdadera es la gracia de Cristo. Cuando ésta esté implantada en el corazón, desalojará las malas pasiones [...]" (DTG, 270).
"Puede haber defectos notables en el carácter de un individuo, y sin embargo, cuando este llega a ser un verdadero discípulo de Jesús, el poder de la gracia divina lo convierte en una nueva criatura" (La edificción del carácter, p. 53).
Volvamos a Juan 8. Versículo 11: "Ni yo te condeno; vete, y no peques más". "
Su corazón se enterneció, y se arrojó a los pies de Jesús expresando entre sollozos su amor agradecido, confesando sus pecados con lágrimas amargas. Esto fue para ella el principio de una vida nueva, una vida de pureza y paz, consagrada al servicio de Dios. Al levantar a esta alma caída, Jesús hizo un milagro mayor que al sanar la más grave enfermedad física. Curó la enfermedad espiritual que es para muerte eterna" (El Libertador, p. 237).
CONCLUSIÓN
¿Qué está haciendo la gracia de Dios en tu vida?
Daniel Salles compuso el himno Gracia, del Nuevo Himnario Adventista (número 120 en portugués), un mensaje profundo y conmovedor sobre el papel de la gracia en nuestras vidas.
Dice así:
La gracia es un punto de encuentro
En un lugar donde las cargas caen al suelo
Donde todo el que llega cansado
Tranquilo descansa su corazón
La gracia se explica en una cruz
Allí puedo entender el amor del cielo traducido
La muerte era mi sentencia
Pero ahora soy libre en Jesús
Gracia
Simple así
Perdón se recibe
Se aceita y fin
Pecado no se explica
Pecado se paga
Y Cristo pagó por mí.
Había una inmensa separación
Entre la raza caída y el Dios de perdón
Pero la gracia cubrió el abismo
Y sin decir nada nos extendió su mano
Nos mostró el camino de vuelta
La casa del padre donde vamos a morar
Nos da la esperanza que vive
La certeza que Cristo pronto volverá
Gracia
Simple así
Perdón se recibe
Se aceita y fin
Pecado no se explica
Pecado se paga
Y Cristo pagó por mí.
Comentarios
Publicar un comentario