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Cómo leer salmos

“Después les dijo: ‘Estas son las palabras que les hablé cuando estaba aún con ustedes; que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos’. Entonces les abrió el sentido, para que entendiesen las Escrituras” (Lucas 24:44, 45).

Salmos ha sido un devocionario y un himnario para judíos y cristianos de todas las épocas. Y, aunque estas poesías son predominantemente las palabras que los salmistas le dedicaron a Dios, no se originaron con los mortales, sino con Dios, que inspiró sus pensamientos.

De hecho, el Señor los inspiró para que escribieran. Por eso, como en toda la Escritura (2 Pedro 1:21), Dios, en Salmos, nos habla mediante sus siervos y el Espíritu. Jesús, los apóstoles y los autores del Nuevo Testamento citaron Salmos y lo identificaron como Escritura (Marcos 12:10; Juan 10:34, 35; 13:18). Es la Palabra de Dios al igual que los libros de Génesis y Romanos.

Distintos autores del antiguo Israel escribieron Salmos en poesía hebrea, por lo que estos salmos reflejan su mundo específico, si bien los mensajes son universales. Es fundamental aceptar Salmos como Palabra de Dios y prestar mucha atención a sus rasgos poéticos, así como a sus contextos históricos, teológicos y litúrgicos, para comprender sus mensajes, que llegan hasta nuestros días tras miles de años.

¿Qué significa que los salmos sean oraciones e himnos divino-humanos? ¿De qué manera esta idea, aunque difícil de comprender, nos ayuda a ver la cercanía que Dios desea con su pueblo? ¿Cómo revela, a su manera, la cercanía de Dios con la humanidad y con cada uno de nosotros?

I. LOS SALMOS EN EL CULTO DEL ANTIGUO ISRAEL

Leamos:

"Entonces, en aquel día, David comenzó a aclamar a Jehová por mano de Asaf y de sus hermanos". 1 Crónicas 16:7.

"Y los levitas: Jesúa, Binúi, Cadmiel, Serebías, Judá y Matanías, que con sus hermanos oficiaba en los cantos de alabanza" Nehemías 12:8.

"Te amo, oh Jehová, fortaleza mía." Salmos 18:1

"Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado, y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí". Salmos 30:1

"Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo". 92:1.

"Lleguemos ante su presencia con alabanza; aclamémosle con cánticos". Salmos 95:2

"Cantadle, cantadle salmos; hablad de todas sus maravillas" Salmos 105:2.

"La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales". Colosenses 3:16;

"¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas". Santiago 5:13.

¿En qué ocasiones se escribieron algunos salmos? ¿Cuándo utilizó los salmos el pueblo de Dios?

Los salmos fueron compuestos para su uso en el culto individual y comunitario. Se cantaban como himnos en el culto del Templo, como sugieren las anotaciones musicales que mencionan instrumentos, melodías y directores musicales (ver los títulos de los Salmos 61, 9 y 8, NVI).

En la Biblia hebrea, el título del Libro de los salmos, Tehilim (‘alabanzas’), refleja su propósito principal, es decir, la alabanza a Dios. El título en español, Salmos, procede del griego Psalmói, que se encuentra en la Septuaginta, una traducción al griego temprana (siglos II y III a.C.) de la Biblia hebrea.

Salmos era una parte indispensable del culto israelita. Por ejemplo, se utilizaba en las dedicaciones del Templo, en las fiestas religiosas, las procesiones y durante el emplazamiento del Arca del Pacto en Jerusalén.

Los “cánticos para los peregrinos que suben” (Salmos 120-134, NTV), también conocidos como cantos de peregrinación, se entonaban tradicionalmente durante la peregrinación a Jerusalén en las tres principales fiestas anuales (Éxodo 23:14-17). 
El “halel egipcio” (Salmos 113-118) y el “gran _halel_” (Salmos 136) se entonaban en las tres fiestas anuales principales, incluyendo las fiestas de la luna nueva y la dedicación del Templo. El Hallel egipcio ocupaba un lugar importante en la ceremonia de la Pascua. Salmos 113 y 114 se entonaban al principio de la cena pascual; y Salmos 115 al 118, al final (Mateo 26:30). El “Hallel diario” (Salmos 145-150) se incorporaba a las oraciones diarias en los cultos matutinos de la sinagoga.

Los salmos no solo acompañaban el culto del pueblo, sino también lo instruía sobre cómo debían adorar a Dios en el Santuario. Jesús oró con las palabras de Salmo 22 (Mateo 27:46). Los salmos también ocuparon un lugar importante en la vida de la iglesia primitiva (Colosenses 3:16; Efesios 5:19).

Aunque nosotros, por supuesto, no adoramos a Dios en un santuario terrenal como el Templo, ¿cómo podemos utilizar los salmos en nuestro culto, ya sea en forma individual o grupal?

II. CONOZCAMOS A LOS SALMISTAS

El rey David, cuyo nombre aparece en los títulos de la mayoría de los salmos, participó activamente en la organización de la liturgia del culto de Israel. Se lo llama “el dulce cantor de Israel” (2 Samuel 23:1). El Nuevo Testamento atestigua la autoría davídica de varios salmos (Mateo 22:43-45; Hechos 2:25-29, 34, 35; 4:25; Romanos 4:6-8). 
Muchos salmos fueron compuestos por los músicos del Templo, 
- Levitas: por ejemplo, Salmo 50 y Salmos 73 a 83, 
- Por Asaf; Salmo 42, Salmos 44 a 47, Salmo 49, Salmo 84, Salmo 85 y Salmo 88, 
- Por los hijos de Coré; Salmo 88, 
- Por Hemán el ezraíta; el Salmo 89, 
- Por Etán el ezraíta. 
- Salomón (Salmos 72; 127) y 
- Moisés (Salmos 90) fueron autores de algunos salmos.

"A ti, oh Jehová, levantaré mi alma. Dios mío, en ti confío; no sea yo avergonzado, no se alegren de mí mis enemigos. Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa. Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día". Salmos 25:1-5.

"Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía". Salmos 42:1

"Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, pues cercano está tu nombre; los hombres cuentan tus maravillas". Salmos 75:1

"Con mi voz clamé a Dios, a Dios clamé, y él me escuchará". Salmos 77:1

"¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo". Salmos 84:1, 2

"Oh Jehová, Dios de mi salvación, día y noche clamo delante de ti. Llegue mi oración a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor. Porque mi alma está hastiada de males, y mi vida cercana al Seol". Salmos 88:1-3; 

"Las misericordias de Jehová cantaré perpetuamente; de generación en generación haré notoria tu fidelidad con mi boca" Salmos 89:1. 

¿Qué revelan estos salmos sobre las experiencias que vivieron sus autores?

El Espíritu Santo inspiró a los salmistas y utilizó sus talentos al servicio de Dios y de su comunidad de fe. Los salmistas eran personas de genuina devoción y profunda fe y, sin embargo, propensas a desalientos y tentaciones, como el resto de nosotros. Aunque escritos hace mucho tiempo, los salmos reflejan seguramente algo de lo que experimentamos hoy.

“Llegue mi oración a tu presencia, inclina tu oído a mi clamor. Porque saturado estoy de males, y mi vida está al borde del sepulcro” (Salmos 88:2, 3). Este es el clamor del alma del siglo XXI tanto como el de alguien de hace tres mil años.

Algunos salmos mencionan las dificultades; otros se centran en las alegrías. Los salmistas clamaron a Dios para que los salvara, y experimentaron su inmerecido favor. Glorificaron a Dios por su fidelidad y amor, y le prometieron su incansable devoción. Los salmos son, pues, testimonios de la redención divina y signos de la gracia y la esperanza de Dios. Los salmos transmiten una promesa divina a todos los que abrazan, por la fe, los dones divinos del perdón y de una vida nueva. Pero, al mismo tiempo, no tratan de encubrir, ocultar ni restarles importancia a las dificultades y el sufrimiento que prevalecen en un mundo caído.

¿Cómo podemos encontrar esperanza y consuelo sabiendo que incluso personas fieles, como los salmistas, lucharon con algunas de las mismas cosas que nosotros?

III. UN CÁNTICO PARA CADA ETAPA

Lee 
"Alegraos, oh justos, en Jehová; en los íntegros es hermosa la alabanza. Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien, tañendo con júbilo". Salmos 33:1-3

"Pon sobre él al impío, y Satanás esté a su diestra. Cuando fuere juzgado, salga culpable; y su oración sea para pecado. Sean sus días pocos; tome otro su oficio. Sean sus hijos huérfanos, y su mujer viuda. Anden sus hijos vagabundos, y mendiguen; y procuren su pan lejos de sus desolados hogares. Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene, y extraños saqueen su trabajo. No tenga quien le haga misericordia, ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos. Su posteridad sea destruida; en la segunda generación sea borrado su nombre. Venga en memoria ante Jehová la maldad de sus padres, y el pecado de su madre no sea borrado. Estén siempre delante de Jehová, y él corte de la tierra su memoria". Salmos 109:6 al 15. 

¿Qué diferentes facetas de la experiencia humana transmiten estos salmos?

Los salmos hacen que la comunidad creyente sea consciente de toda la gama de la experiencia humana y demuestran que los creyentes pueden adorar a Dios en todas las etapas de la vida. En ellos, vemos lo siguiente:

(1) Himnos que engrandecen a Dios por su majestad y poder en la Creación, por su gobierno soberano, su juicio y su fidelidad. 
(2) Salmos de acción de gracias que expresan profunda gratitud por las abundantes bendiciones de Dios. 
(3) Lamentaciones, que son clamores sinceros a Dios para que nos libre de los problemas. 
(4) Salmos sapienciales, que brindan orientaciones prácticas para una vida recta. 
(5) Salmos regios, que señalan a Cristo, que es el Rey soberano y Libertador del pueblo de Dios. 
(6) Salmos históricos, que recuerdan el pasado de Israel y destacan la fidelidad de Dios y la infidelidad de Israel, para enseñar a las generaciones venideras a no repetir los errores de sus antepasados, sino a confiar en Dios y permanecer fieles a su Pacto.

La poesía de los salmos evidencia un poder singular para captar la atención de los lectores. Aunque algunos de estos recursos poéticos se pierden en la traducción, en nuestra lengua materna todavía podemos apreciar muchos de ellos.

1. Paralelismo: consiste en combinar palabras, frases o pensamientos construidos en forma simétrica. El paralelismo nos ayuda a comprender el significado de las partes correspondientes. Por ejemplo: “¡Alaba, alma mía, al Señor, y alabe todo mi ser su santo nombre!” (Salmos 103:1). En este paralelismo, “alma mía” es “todo mi ser”.

2. Imágenes: utilizan el lenguaje figurado para apelar con fuerza a los sentidos físicos de los lectores (por ejemplo, el refugio de Dios se describe como la sombra de [sus] alas” (Salmos 17:8).

3. Merismo: expresa la totalidad mediante un par de partes contrastantes. “Día y noche clamo a ti” denota clamar sin cesar (Salmos 88:1, énfasis añadido).

4 Juegos de palabras: emplean el sonido de los términos para elaborar un ingenio verbal y resaltar un mensaje espiritual. En el Salmo 96:4 y 5, las palabras hebreas elohim (‘dioses’) y elilim (‘ídolos’) crean un juego de palabras para transmitir el mensaje de que los dioses de las naciones solo aparentan ser elohim (‘dioses’), pero no son más que elilim (‘ídolos’).

Según Klingbeil (2023, 16-19) la poesía hebrea también incluye estas figuras:

1. Paralelismo sinonímico: sucede cuando el segundo verso vuelve a decir lo mismo que el primero, pero con palabras diferentes. Por ejemplo: 

Ustedes, naciones todas, ¡alaben al Señor! 
Y ustedes, pueblos todos, ¡alaben al Señor! (Salmos 117:1, RVC). 

2. Paralelismo antitético. Se caracteriza porque la segunda línea expresa una idea opuesta o contraria a la primera. Por ejemplo: 

"El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de su madre" (Proverbios 10:1). 

3. Paralelismo sintético. Ocurre cuando el segundo verso completa, complementa o expande la primera línea. Por ejemplo: 

"Me llevó a la sala de banquetes, y el amor fue su bandera sobre mi" (Cantares 2:4). 

El recurso literario del paralelismo no debería ser tomado como un caso de redundancia o mera repetición, ya que las líneas paralelas a menudo mejoran, modifican o intensifican la idea transmitida en el primer verso. El "padre" que se "alegra" en Proverbios 101 se contrasta con la "tristeza" de la "madre", lo que claramente intensifica el impacto emocional negativo que un hijo sabio versus un hijo necio tiene sobre sus padres. 

Más allá de las categorías iniciales desarrolladas por Lowth, los estudiosos de la poesía hebrea se han dado cuenta de que la correspondencia también podía darse en otros niveles que pueden encontrarse en líneas consecutivas. 

Pares de palabras. Estos son términos que a menudo se utilizan juntos y se suceden en versos consecutivos. Por ejemplo: 

¿A quién tengo en el cielo sino a ti? 
Fuera de ti, nada deseo en la tierra (Salmos 73:25). 

El par de palabras cielo y tierra en Salmos 73:25 es usado a lo largo del Antiguo Testamento no para referirse a dos dominios diferentes, sino que constituye una descripción de la totalidad del mundo creado o del cosmos (cf. Génesis 11). Por lo tanto, el salmista expresa su anhelo por Dios, sin importar donde se encuentre en la historia y en el mundo. 

Paralelismo gramatical. Consiste en una correspondencia o contraste gramatical entre dos líneas. 

Porque en la muerte no hay memoria de ti. 
En el sepulcro, ¿quién te loará? (Salmos 6:5). 

La declaración de la primera línea es complementada con una pregunta retórica en el segundo verso, subrayando nuestra necesidad de relacionarnos con Dios mientras estemos vivos. 

Paralelismo semántico. Se trata de la asociación de palabras que pertenecen a la misma categoría de significado. 

El poder de sus obras manifestó a su pueblo, al darle la heredad de las naciones (Salmos 1116) 

Las frases "su pueblo" y "las naciones' pertenecen a una misma categoría de significado: el dominio semántico de grupos y clases de personas. Al mismo tiempo, hay una progresión que va del pueblo de Dios' a "las naciones", a medida que las bendiciones de Israel se extienden al resto de los pueblos. 

Paralelismo fonético. Presenta palabras o sílabas que suenan de manera similar. Por ejemplo: 

"El Señor, el Señor Todopoderoso envía un día de tumulto, tropiezo y terror" (Isa. 22:5; traducción del autor). 

Este recurso es el más difícil de replicar en las traducciones al español. Un ejemplo se encuentra en las aliteraciones y duplicaciones entre las palabras hebreas mejumah, mebusah, mebukah, al traducirlas como "tumulto", "tropiezo" y "terror". 

Quiasmo. Este término surge de la letra griega Ji, que tiene la forma de una X. El quiasmo crea una estructura concéntrica con una correspondencia entre las líneas poéticas a medida que se mueven hacia el punto de encuentro. Por ejemplo: A - B - B' - A 

O A - B - C - B' - A. 

A "En los tiempos antiguos" (obras pasadas de Dios) 
B "Tú, con tu mano echaste a las naciones" (victorias pasadas) 
C "Ni su brazo los libro (victoria no por fuerza humana) 
D "Sino tu diestra" (victoria por intervención divina) 

E "Dios, tú eres mi rey" (confianza en Dios como rey) 

D' "En tu nombre" (victoria por intervención divina) 
C' "Ni mi espada me salvará" (victoria no por fuerza humana) 
B' "Pues tú nos salvabas de nuestros enemigos" (victorias pasadas) 
A "Para siempre alabaremos tu nombre" (alabar a Dios en el presente) (Sal. 44:1-8). 

Es interesante observar que el nombre hebreo de Dios (Elohim) se encuentra al principio, en el centro y al final, comunicando el importante mensaje central del pasaje: que la confianza en Dios como nuestro Rey en el presente está arraigada en sus actos pasados y futuros. 

Inclusio. Se refiere a la correspondencia entre las líneas que dan inicio y las que terminan un Salmo o un pasaje. 

Yo me alegre cuando me dijeron "Vamos a la casa del Señor"... Por amor a la casa del Señor, nuestro Dios, buscare tu bien (Salmos 122:1, 9). 

La "casa del Señor" -el Templo- crea un marco que encierra el salmo, estableciendo que el tema consiste en la paz de Jerusalen, la cual depende de la presencia de Dios en la ciudad. 

Además del paralelismo de los versos poéticos, hay otros elemen tos poéticos que comunican eficazmente el mensaje de los salmistas. 

Palabras clave. Consiste en palabras o combinaciones de palabras que están relacionadas entre sí en el hebreo original. En 

Salmo 122, el término "paz" (en hebreo: shalom) aparece tres veces (vers. 6, 7 y 8), mientras que Jerusalén (lerushalaim) también ocurre tres veces (vers. 2, 3, y 6). Ambas palabras están relacionadas en hebreo y enfatizan el mensaje de que la paz en Jerusalén, la "ciudad de la paz", solo puede venir del Santuario. 

Acrósticos. Es una estructura de los poemas que en la palabra inicial de cada línea o estrofa comienza con una letra del alfabeto hebreo (llamado alefato) de manera sucesiva, comenzando por la alef (la primera letra) hasta la tav (la última). El salmo más largo, el Salmo 119, consta de 176 versículos, divididos en 22 estrofas con 8 líneas o versículos en cada estrofa. Los versos de cada estrofa comienzan con la misma letra del alfabeto hebreo, seguidos de la siguiente estrofa, cuyos 8 versos comienzan todos con la siguiente letra del alfabeto hebreo. Los poemas acrósticos eran más fáciles de memorizar y, además del Salmo 119, hay otros acrósticos en el Salterio (Salmos 9; 10; 25; 34; 37; 111; 112; 145). 

Todos estos recursos literarios muestran la habilidad artística de los autores y trabajan mano a mano con la inspiración divina para transmitir el mensaje teológico de los Salmos.

Por último, la palabra selah denota un breve interludio, ya sea para hacer una pausa y reflexionar sobre el mensaje de una sección concreta del salmo o para cambiar el acompañamiento musical (Salmos 61:4).

IV. ORACIONES INSPIRADAS

"Estas son las palabras postreras de David. Dijo David hijo de Isaí, dijo aquel varón que fue levantado en alto, el ungido del Dios de Jacob, el dulce cantor de Israel: El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua".  2 Samuel 23:1, 2;

"Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" Romanos 8:26 y 27. 

¿Qué nos enseñan estos textos sobre la oración?

Los salmos son oraciones y alabanzas inspiradas de Israel, por lo que en ellos la voz es la de Dios entremezclada con la de su pueblo. Los salmos asumen la dinámica de interacciones vívidas con Dios.

Los salmistas se dirigen a Dios personalmente como “Dios mío”, “Señor” y “Rey mío” (Salmos 5:2; 84:3). Los salmistas a menudo imploran a Dios: “escucha” (Salmos 5:1); “oye mi oración” (Salmos 39:12); “mira” (Salmos 25:18); “respóndeme” (Salmos 102:2, RVC); y “líbrame” (Salmos 6:4). Estas son claramente las expresiones de alguien que ora a Dios.

Las notables belleza y atractivo de los salmos como oraciones y alabanzas reside en el hecho de que Salmos es la Palabra de Dios en forma de oraciones y alabanzas piadosas de los creyentes. Por ende, los salmos aportan momentos de intimidad a los hijos de Dios, como los descritos en Romanos 8:26 y 27: “Además, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos pedir lo que conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. El que sondea los corazones conoce la intención del Espíritu, e intercede por los santos conforme a la voluntad de Dios”.

Jesús también citó de Salmos, como en Lucas 20:42 y 43, cuando señaló directamente a Salmo 110:1: “Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: ‘ Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies’ ”.

Aunque algunos salmos han surgido de acontecimientos históricos específicos y de las experiencias de los propios salmistas, así como de las experiencias de Israel como nación, la profundidad espiritual de Salmos aborda una variedad de situaciones de la vida y cruza todas las fronteras culturales, religiosas, étnicas y de género. En otras palabras, cuando leas los salmos, verás que expresan esperanza, alabanza, miedo, ira, tristeza y dolor, cosas que afronta la gente en todas partes, en todas las épocas, más allá de las circunstancias. Nos hablan a todos, en el lenguaje de nuestras propias experiencias.

¿Qué nos dice el uso que Jesús hace de los salmos sobre la importancia que pueden tener en nuestra experiencia de fe?

Ya encontraste en Salmos algo que hablaba directamente de la situación por la que estabas pasando. ¿Qué consuelo y esperanza encontraste?

V. EL MUNDO DE LOS SALMOS

"A Jehová he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra, no seré conmovido" Salmos 16:8

"En Dios nos gloriaremos todo el tiempo, y para siempre alabaremos tu nombre". Salmos 44:8

"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones". Salmos 46:1; 47:1 y 7; 

"Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece". Salmos 57:2

"Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio". Salmos 62:8

"Levántate, oh Dios, juzga la tierra; porque tú heredarás todas las naciones". Salmos 82:8.

"Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma". Salmos121:7. 

¿Qué lugar ocupa Dios en la vida del salmista?

El mundo de Salmos se enfoca totalmente en Dios; trata de presentar delante de Dios, en oración y alabanza, todas las experiencias de la vida. Dios es el Creador soberano, el Rey y Juez de toda la Tierra. Él provee todas las cosas para sus hijos. Por lo tanto, debemos confiar en él en todo momento. Incluso los enemigos del pueblo de Dios preguntan: “ ‘¿Dónde está tu Dios?’ ” cuando el pueblo de Dios parece fracasar (Salmos 42:10). Así como el Señor es el Dios de su pueblo, omnipresente e infalible, así también el pueblo de Dios tiene a Dios siempre delante de sí. En definitiva, los salmos vislumbran el momento en que todos los pueblos y toda la creación adorarán a Dios (Salmos 47:1; 64:9).

La centralidad de Dios en la vida produce la centralidad de la adoración. El culto en el que existían los salmos era fundamentalmente distinto del culto como lo entienden muchos en la actualidad, porque el culto en la cultura bíblica era el centro natural e indiscutible de la vida de toda la comunidad. Por lo tanto, todo lo que sucedía en la vida del pueblo de Dios, tanto lo bueno como lo malo, se expresaba inevitablemente en el culto. Dios escucha al salmista, estuviera donde estuviera, y le responde en el momento perfecto (Salmos 3:4; 18:6; 20:6).

El salmista es consciente de que la morada de Dios está en el Cielo, pero al mismo tiempo Dios habita en Sion, en el Santuario, en medio de su pueblo. Dios está al mismo tiempo lejos y cerca, en todas partes y en su Templo (Salmos 11:4); está oculto (Salmos 10:1) y se revela (Salmos 41:12). En Salmos se unen estas características de Dios, mutuamente excluyentes en apariencia. Los salmistas comprendieron que la proximidad y la lejanía eran inseparables dentro del verdadero ser de Dios (Salmos 24:7-10). Los salmistas comprendían la dinámica de esta tensión espiritual. Su conciencia de la bondad y la presencia de Dios en medio de lo que estaban experimentando es lo que fortalece su esperanza mientras esperan que Dios intervenga, como y cuando él decida hacerlo.

¿Cómo pueden ayudarnos los salmos a comprender que no podemos limitar a Dios únicamente a ciertos aspectos de nuestra existencia? ¿Cuáles pueden ser los aspectos de tu vida en las que intentas mantener al Señor a distancia?

CONCLUSIÓN

El libro de Salmos consta de 150 salmos, agrupados en cinco libros: 
Libro I (Salmos 1-41), 
Libro II (Salmos 42-72), 
Libro III (Salmos 73-89), 
Libro IV (Salmos 90-106) y 
Libro V (Salmos 107-150). 
La división en cinco libros del salterio es una antigua tradición judía paralela a la división en cinco libros del Pentateuco.

El libro de Salmos aporta pruebas de algunas colecciones de salmos ya existentes: las colecciones de Coré (Salmos 42-49, 84, 85, 87, 88), la colección de Asaf (Salmos 73-83), los cantos de los ascensos (Salmos 120-134) y los salmos del aleluya (Salmos 111-118; 146-150). Salmos 72:20 da testimonio de una colección más pequeña de los salmos de David.

Aunque la mayoría de los salmos se asocian con la época del rey David y la monarquía primitiva (siglo X a.C.), la colección de salmos siguió creciendo en los siglos ulteriores: la monarquía dividida, el Exilio y el período posexílico. Es concebible que los escribas hebreos bajo el liderazgo de Esdras combinaran las pequeñas colecciones de salmos existentes en un solo libro cuando trabajaban en el establecimiento de los servicios del nuevo Templo.

El hecho de que los escribas consolidaran el libro de Salmos no le quita, a este, su inspiración divina. Los escribas, al igual que los salmistas, eran siervos devotos de Dios, y su trabajo estaba dirigido por Dios (Esdras 7:6, 10). La naturaleza divino-humana de Salmos es comparable a la unión de lo divino y lo humano en el Señor Jesús encarnado. “Pero la Biblia, con sus verdades de origen divino expresadas en el lenguaje de los hombres, muestra una unión de lo divino y lo humano. Tal unión existía en la naturaleza de Cristo, quien era Hijo de Dios e Hijo del hombre. Así, se puede decir de la Biblia lo que se dijo de Cristo: ‘Aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros’ ” (CS, 9).

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1. Idea Central: Enseñar que la vida sin Cristo no tiene sentido, se vuelve monótona, cansada; y que con Cristo, la fuente de agua viva, hay frescura de alma, tranquilidad de espíritu, seguridad y confianza, y un deseo inmediato de testificación. 2. Propósito: Llegar al corazón de las personas y demostrarles que con Cristo y en Cristo las cosas son diferentes, y que no importa quién seas, puedes y tienes derecho a ser feliz y testificar. 3. Texto: San Juan 4:7-30.  Dios puede hacer muchas cosas, pero a veces no logramos entender y sólo lo resumimos en una palabra: “Milagro”. Y milagro es lo que realmente sucedió en el corazón de una mujer de quien vamos a hablar esta mañana. 4. Proposición: Lograr que las personas se acerquen a Cristo y su palabra. Sólo el encuentro con Cristo puede cambiar la dinámica de la vida de una persona moviéndolo a testificar. INTRODUCCIÓN 1. En la vida de cada ser humano existen algunas cosas en común. Vivimos en tiempo

El llamado a levantarse y resplandecer

By Raquel Arrais El texto bíblico de esta mañana está en Isaías 60:1 “¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti!” (RVR1995). Isaías nos anima a levantarnos y brillar porque ha llegado su “luz”. Elena de White define ese llamado al usar la imagen de “levantarse y resplandecer” en un mensaje poderoso. “Si alguna vez hubo un tiempo en la historia de los adventistas cuando deberían levantarse y brillar, ese tiempo es ahora. A ninguna voz se le debiera impedir proclamar el mensaje del tercer ángel. Que nadie, por temor de perder prestigio en el mundo, oscurezca un solo rayo de luz que proviene de la Fuente de toda luz. Se requiere valor moral para hacer la obra de Dios en estos días, pero que nadie sea conducido por el espíritu de la sabiduría humana. La verdad debiera ser todo para nosotros. Que los que quieren hacerse de renombre en el mundo se vayan con el mundo”.1 Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, dice el profeta Isaías. La

Las 5 excusas de Moisés

By Bonita J. Shields Desde mi percepción infantil, la iglesia de mi ciudad natal era enorme! Recuerdo la larguísima escalera que llevaba hasta el subsuelo donde funcionaba mi escuela sabática. La sala de reuniones era tremenda porque hasta podíamos jugar fútbol de salón en ella. ¿Y el campo de juegos? Era lo máximo en que podía pensar. Hasta que ya en mis años adolescentes advertí, súbitamente, que mi iglesia no era tan grande después de todo. Si bien comprendí al mismo tiempo que no por ello era la más pequeña tampoco, no me quedaron dudas de que definitivamente aquella no era la enorme, la colosal estructura que impresionó mi niñez. La vida de fe de Moisés no comenzó en Hebreos 11, el capítulo de los famosos héroes de la fe. Comenzó junto a una zarza ardiendo, durante una conversación con Dios. Moisés no le contestó con entusiasmo: “Sí Señor, sea hecha tu voluntad”. Fue más bien: “Señor... ¿No podrías enviar a algún otro?” Lo que recordamos de los relato