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El poder del Jesús exaltado - Efesios

Mediante el Espíritu Santo, los creyentes pueden conocer “la incomparable grandeza de su poder hacia los que creemos, según la acción de su potencia. Ese poder Dios lo ejerció en Cristo cuando lo resucitó de los muertos, y lo sentó a su diestra en los cielos” (Efe. 1:19, 20).

Los seres humanos, al parecer, siempre buscan más poder. El fabricante de automóviles Devel Motors, por ejemplo, mostró el prototipo de su Devel Sixteen, un vehículo con un motor de 16 cilindros y 12,3 litros que produce más de 5.000 caballos de fuerza. O, si eso no es suficiente, considera el semirremolque Peterbilt, que ostenta tres motores a reacción Pratt & Whitney J34–48. Con 36.000 caballos de fuerza, el camión recorre 400 metros en 6,5 segundos y habitualmente alcanza los 600 km/h antes de desplegar sus dos paracaídas.

En contraste, Pablo ora para que los creyentes de Éfeso, bajo la tentación de admirar los diversos poderes y deidades de su cultura, experimenten mediante el Espíritu Santo la inmensidad del poder que Dios pone a su disposición en Cristo. Este poder divino no se mide en caballos de fuerza ni en magia, sino que se verifica en cuatro eventos de la historia de la salvación que transforman el Cosmos: (1) la resurrección de Jesús; (2) su exaltación en el Trono de Dios; (3) todas las cosas están subordinadas a Cristo; (4) Cristo es entregado a la iglesia como su Cabeza (Efe. 1:19–23).

Los creyentes pueden, entonces, comenzar a comprender y experimentar el vasto alcance del poder que Dios ejerce en favor de ellos.

I. ORACIÓN Y ACCIÓN DE GRACIAS

Motivado por la noticia de que los creyentes de Éfeso están prosperando en la fe en Jesús y en el amor mutuo (noticias que quizá le haya transmitido Tíquico, Efe. 6:21, 22), Pablo les informa cómo ora por ellos.

Compara las dos reseñas de oración de Pablo en Efesios (Efe. 1:15–23; 3:14–21). ¿Qué temáticas comparten las dos reseñas?

A veces, nuestro tono predeterminado al orar puede ser lastimero, al lamentarnos por este desafío o aquel problema. Las reseñas de oración de Pablo en Efesios sugieren que la acción de gracias es la lengua madre de la oración. Reunimos las bendiciones de Dios y le agradecemos por ellas. Intentamos percibir a Dios obrando en circunstancias difíciles y lo alabamos por su presencia transformadora en nuestra vida. Al celebrar la gracia y el poder del Jesús exaltado (Efe. 1:20–23), le agradecemos por bendecir a nuestro círculo de influencia. Este es el secreto transformador de Pablo para la oración: la oración es la clave de la alabanza y la acción de gracias.

Pablo también dijo: “No ceso de dar gracias por ustedes, recordándolos en mis oraciones” (Efe. 1:16; ver también Fil. 1:3, 4; 1 Tes. 1:2; 5:16–18).

¿Qué significa realmente “Oren sin cesar” (1 Tes. 5:17)? No puede significar que siempre estemos arrodillados delante de Dios en oración. Significa que, al ser bendecidos por el Espíritu de Dios, avanzamos por la vida con el corazón abierto a la presencia y el poder de Dios, buscando señales para darle gracias. Significa la disposición a procesar los problemas de la vida en la presencia de Dios, y buscar el consejo divino a medida que experimentamos las idas y vueltas de la vida. Significa vivir no alejados de Dios sino comprometidos con él, siempre abiertos a la conducción divina.

Con demasiada frecuencia vemos la oración como una sutileza, un complemento del discipulado para valernos de él cuando sea conveniente. Pablo ilustra un concepto diferente. Pablo se toma en serio la tarea de orar por los creyentes de Éfeso, y lo hace dando gracias por ellos (Efe. 1:16; comparar con Efe. 1:3–14) e intercediendo por ellos (Efe. 1:17–23; comparar con Efe. 3:14–21). Para el apóstol, la oración es una tarea fundamental, e incluso la tarea primordial de la fe cristiana. Estos versículos brindan un llamado conmovedor a la oración, una invitación a considerar nuestro propio “ministerio de oración” teniendo en cuenta la vocación de Pablo de orar.

¿Por qué es importante agradecer siempre a Dios en oración por lo que tienes que agradecer?

II. EXPERIMENTAR LA PERCEPCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

“No ceso de dar gracias por ustedes, recordándolos en mis oraciones; y pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación para que lo conozcamos mejor” (Efe. 1:16, 17).

Al reseñar sus oraciones, Pablo registra una petición central que presenta ante el Trono de Dios. Él ya ha constatado que el Espíritu Santo ha llegado a la vida de los creyentes al momento de su conversión (Efe. 1:13, 14). Ahora Pablo ora por una nueva bendición del Espíritu para que les dé la necesaria percepción espiritual en pro de una comprensión más profunda de Jesús (“... para que lo conozcamos mejor”, Efe. 1:17).

Pablo ora para que el Espíritu Santo dé una perspectiva especial a los creyentes, ¿sobre qué tres temas? Ver Efesios 1:17 al 19.

1. Cuando Pablo ora para que ellos se percaten de “la esperanza a que fueron llamados” (Efe. 1:18), ora con el fin de que estén atentos a las intervenciones pasadas que Dios ya ha realizado para su salvación (Efe. 1:3–9, 11–13) y al glorioso futuro que él ha ideado para ellos (Efe. 1:10, 14).

2. Cuando ora para que perciban “la riqueza de su gloriosa herencia en los santos” (Efe. 1:18), tiene en mente la idea veterotestamentaria de los creyentes como herencia de Dios (Deut. 9:29; 32:9; Zac. 2:12, comparar con Efe. 1:11). Desea que sepan que no solo poseen una herencia de Dios, sino además son la herencia de Dios, y Pablo quiere que entiendan su valor para Dios.

3. Cuando Pablo ora pidiendo percepción espiritual acerca de “la incomparable grandeza de su poder hacia los que creemos” (Efe. 1:19), imagina al Espíritu Santo, que trae una nueva comprensión de la inmensidad del poder de Dios y lo lleva a la práctica en la vivencia de ellos.

4. En todas estas oraciones, Pablo anhela que esta gente experimente personalmente lo que se le ha dado en Jesús.

¿Cómo puedes vivenciar mejor “la incomparable grandeza de su poder hacia los que creemos”? ¿Qué significa esto en la vida diaria?

III. PARTICIPAR DEL PODER DE LA RESURRECCIÓN

En los versículos restantes de la reseña, Efesios 1:20 al 23, Pablo amplía la tercera temática de conocimiento que espera que el Espíritu Santo infunda en los creyentes: la inmensidad del poder de Dios, que él ejerce en favor de ellos. Comienza señalando dos eventos de la historia de la salvación como las principales ilustraciones del poder de Dios: (1) la resurrección de Jesús de entre los muertos; (2) la exaltación de Jesús al Trono cósmico (Efe. 1:20).

¿Cómo se expresa el poder de Dios mediante la resurrección de Jesús? Efesios 1:20; 1 Corintios 15:20–22; Filipenses 3:8–11; Hebreos 13:20, 21; 1 Pedro 1:3.





La resurrección de Jesús es una creencia innegociable de la fe cristiana (1 Cor. 15:14, 17). Debido a que Cristo resucitó, los creyentes fieles esperan la gran resurrección futura a la vida eterna en la venida de Cristo (1 Cor. 15:20–23). Debido a que Cristo resucitó, nosotros podemos acudir a él hoy para obtener todas las bendiciones del evangelio, incluyendo la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida.

La imagen de que Dios “lo sentó [a Cristo] a su diestra” (Efe. 1:20) proviene del Salmo 110:1, el pasaje citado con mayor frecuencia en el Nuevo Testamento (todos los pasajes anteriormente citados parecen estar inspirados en él). La exaltación de Cristo tiene un alto perfil en Efesios. Los creyentes están “sent[ados] en el cielo con Cristo Jesús” (Efe. 2:6). Además, Pablo se refiere a la ascensión de Cristo como un preludio: Cristo llenará todas las cosas y le dará dones a la iglesia (ver Efe. 4:8–11).

En Efesios 4:8 al 11, Pablo nos advierte acerca de adoptar una imagen meramente estática de Cristo en el Trono del Padre, y en cambio nos presenta “la dinámica imagen neotestamentaria del Cristo exaltado que sale mediante su Espíritu por todo el mundo, venciendo y para vencer” (F. F. Bruce, The Epistles to the Colossians, to Philemon, and to the Ephesians [Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1984], p. 133). Entonces Pablo presenta la exaltación/coronación de Cristo no simplemente como una ilustración del poder divino ofrecido a los creyentes, sino como la fuente de ese poder.

¿Cuáles son las formas en que necesitamos del poder de Cristo en nuestra vida, y cómo podemos aprovechar mejor ese poder? ¿Qué prácticas podrían impedir que accedamos a ese poder?

IV. CRISTO SOBRE TODOS LOS PODERES

Pablo ha celebrado la exaltación de Jesús, quien ahora se sienta con el Padre en el Trono cósmico. Luego de definir la posición de Cristo en relación con el Padre (“lo sentó a su diestra en los cielos”, Efe. 1:20), Pablo vuelve a la relación de Jesús con “todo [...] poder”. Como corregente con el Padre, Jesús está “muy por encima” de todos ellos (Efe. 1:21, RVC).

Compara la mención que hace Pablo de los poderes espirituales del mal en Efesios 1:21; 2:2; y 6:12. ¿Por qué crees que Pablo está tan interesado en estos poderes?





Hechos 19:11 al 20, con su historia de los siete hijos de Esceva, ilustra que Éfeso, en la época de Pablo, era un centro de artes mágicas. “La característica primordial de la práctica de la magia en todo el mundo helénico era el reconocimiento de un mundo espiritual que ejercía influencia sobre prácticamente todos los aspectos de la vida. El objetivo del mago era discernir entre los espíritus útiles y los dañinos, y aprender las distintas operaciones y sobre las fuerzas y las autoridades relativas de los espíritus. Con esta información, se podían armar métodos (con fórmulas habladas o escritas, amuletos y demás) para manipular a los espíritus en beneficio de la persona. Con la fórmula adecuada, se podía curar una enfermedad inducida por el espíritu, [o] se podía ganar una carrera de carros” (Clinton E. Arnold, Power and Magic: The Concept of Power in Ephesians, p. 18).

El interés por mencionar deidades y poderes en hechizos era una característica de la vida religiosa de Éfeso (ver Hech. 19:13); e incluso de algunos en la actualidad. Pablo desea aclarar la relación entre Cristo y “todo [...] poder”: Jesús exaltado está “sobre todo principado, autoridad, poder y señorío” (Efe. 1:21).

Solo para asegurarse de que su audiencia entendiera que no hay poder fuera de la soberanía de Jesús, agrega una alusión a la práctica de reunir los nombres de las deidades en hechizos: “Y sobre todo nombre que se nombra” (Efe. 1:21). Al pasar de la dimensión espacial a la temporal, Pablo enfatiza la cronología ilimitada del reinado exaltado de Jesús. Su gobierno por encima de todos los poderes se aplica “no solo en este siglo sino aún en el venidero” (Efe. 1:21).

¿Cuáles son algunas de las manifestaciones actuales de estas mismas fuerzas malignas y cómo podemos asegurarnos de no quedar atrapados en ninguna de ellas?

V. JESÚS, TODAS LAS COSAS Y SU IGLESIA

Los primeros cristianos vieron en el Salmo 110:1 una profecía de la exaltación de Jesús: “ ‘Dijo el Señor a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies” ’ ”. Leían el Salmo 8 de la misma manera, que afirma, hablando de Dios: “Todo pusiste bajo sus pies” (Sal. 8:6), los pies del “Hijo del hombre” (Sal. 8:4). Si bien creían que tenían sobre sus cabezas los poderes de las tinieblas en las regiones celestes, que amenazaban con subyugarlos, se aferraban a la verdad de que esos poderes estaban bajo los pies de Cristo.

Observa con atención que, luego de haber “someti[do] todas las cosas bajo sus pies [de Jesús]”, el Padre “lo constituyó por cabeza suprema de la iglesia” (Efe. 1:22; comparar con “lo dio como cabeza de todo a la iglesia”, NVI). Si bien “todas las cosas” es un término universal e inclusivo, Pablo todavía tiene en mente “todo [...] poder”, de Efesios 1:21. Todas las cosas, incluyendo los poderes cósmicos, sobrenaturales y espirituales, están bajo los pies de Cristo, subordinados a él.

¿Qué beneficios ofrece a su iglesia la exaltación de Cristo al Trono cósmico y su gobierno sobre todas las cosas en el Cielo y en la Tierra? Efesios 1:22, 23.

Dios ha dado la victoria a Cristo sobre todos los poderes del mal. La iglesia, estrechamente identificada con Cristo, quien le provee todo lo que necesita, tiene garantizada la victoria sobre esos enemigos. El poder de Dios, manifestado en la resurrección de Cristo y en su exaltación sobre todo poder cósmico, se ha activado para la iglesia. Dios dio a la iglesia al Cristo victorioso, y esta iglesia está tan unida a él que se la llama el cuerpo de Cristo.

¿Cómo podemos los creyentes conocer al Cristo exaltado y experimentar el poder de Dios en nuestra vida? Pablo no menciona directamente ningún mecanismo ni estrategia para que esto ocurra. Sin embargo, es sugerente el hecho de que el pasaje sea parte de una “reseña de oración”. Pablo cree que Dios contestará su oración. Confirma la eficacia de celebrar el poder de Dios revelado en Cristo, en la misma presencia de Dios, y de pedir que se active en la vida de los creyentes.

¿Cuál ha sido tu experiencia con el poder de la oración? Es decir, no solo las oraciones contestadas sino la oración en general, y ¿cómo nos acerca la oración a Dios y al poder que nos ofrece Jesús?

CONCLUSIÓN

Estudia estas dos descripciones de la exaltación de Cristo en los escritos de Elena de White:

“Cuando Cristo entró por los portales celestiales, fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Tan pronto como esta ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales, y Cristo fue de veras glorificado con la misma gloria que había tenido con el Padre desde toda la eternidad. El derramamiento pentecostal era la comunicación del Cielo de que el Redentor había iniciado su ministerio celestial. De acuerdo con su promesa, había enviado al Espíritu Santo del Cielo a sus seguidores como prueba de que, como Sacerdote y Rey, había recibido toda autoridad en el Cielo y en la Tierra, y era el Ungido sobre su pueblo” (Los hechos de los apóstoles, p. 32).

“Los brazos del Padre rodean a su Hijo, y se da la orden: ‘Adórenlo todos los ángeles de Dios’ (Heb. 1:6).

“Con gozo inefable, los principados y las potestades reconocen la supremacía del Príncipe de la vida. La hueste angélica se postra delante de él, mientras el alegre clamor llena todos los atrios del Cielo: ‘¡Digno es el Cordero que ha sido inmolado, de recibir el poder, y la riqueza, y la sabiduría, y la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!’ (Apoc. 5:12).

“Los cantos de triunfo se mezclan con la música de las arpas angelicales, hasta que el Cielo parece rebosar de gozo y alabanza. El amor ha vencido. Lo perdido ha sido hallado. El Cielo repercute con voces que en armoniosos acentos proclaman: ‘¡Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!’ (Apoc. 5:13)” (El Deseado de todas las gentes, p. 774).

Preguntas para dialogar:

1. Reflexiona sobre el “ahora” y el “todavía no” de la exaltación de Jesús. ¿En qué sentido Jesús ya es el Señor de “todas las cosas”, con los poderes demoníacos subordinados a él, es decir, el “ahora”? Y ¿en qué sentido su pleno reinado sobre todas las cosas apunta hacia el futuro, el “todavía no”? (Ver 1 Cor. 15:24–28.)

2. ¿En qué medida vives a la luz del gobierno de Cristo sobre todas las cosas? O ¿hasta qué punto vives bajo la autoridad de estos otros poderes, los poderes caídos, cuya autoridad se está desvaneciendo de todos modos? ¿Cómo sabes cuál es cuál y cómo puedes escapar de las fuerzas del mal que, aunque innegablemente están derrotadas, todavía prevalecen en nuestro mundo?

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