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Jesús y el portal de la eternidad - Más allá de las estrellas

"Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. [...] Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión, y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra” (Apocalipsis 20:1-3, 7, 8).

MATERIALES NECESARIOS

Hojas de papel y lapicera o lápiz.

PREPARACIÓN DEL AMBIENTE

El coordinador entregará la mitad de una hoja de papel a cada participante y pedirá que dibuje un corazón grande y dentro de él haga una lista numerada del 1 al 12 (si lo prefiere, el coordinador puede preparar con anticipación las hojas y recortarlas en forma de corazón). A lado de cada número el participante escribirá el nombre de alguien, siguiendo estas instrucciones.

Escriban dentro del corazón el nombre de alguien que:

1. A quien aman mucho.
2. Los hizo llorar.
3. Daría la vida por ustedes.
4. Los hizo sonreír.
5. Los decepcionó.
6. A quien perdieron (por la distancia o muerte). 
7. Pasa mucho tiempo con ustedes.
8. Les hizo mucho mal.
9. Que les enseñó muchas cosas.
10. Admiran de verdad.
11. Si fuera necesario morirían por él.
12. Quieren que viva bien cerca de ustedes en el cielo.

En seguida, el coordinador controlará si la mayoría de los participantes logró escribir al menos unos ocho nombres dentro del corazón. Después leerá punto por punto de la lista y pedirá que algunos voluntarios digan el nombre escrito al lado de los números 1, 3, 4, 6, 7, 9, 10, 11 y 12, en el caso que no sea confidencial. Finalmente, conducirá un momento de oración por las personas mencionadas y, durante la oración hará una pausa para que todos mencionen en voz alta los nombres de su lista, en especial los de quienes ellos quieren encontrar en el cielo (combine eso con ellos antes de orar). Después de la oración, el programa debe continuar.

ILUSTRACIÓN (OPCIONAL)

Lo que realmente importa

Joe Stowell cuenta que varios años atrás un amigo suyo visitó una exposición de objetos y reliquias del Titanic, el famoso trasatlántico que naufragó el 15 de abril de 1912 en un viaje de Inglaterra a los Estados Unidos. Al llegar al lugar de la exposición, cada visitante recibía una réplica de la tarjeta de embarque del Titanic, la que contenía el nombre real de uno de los pasajeros o de un miembro de la tripulación que décadas antes había viajado en el barco.

Después de andar por la exposición observando obras de arte, juegos de cubiertos de plata, pinturas, esculturas y otros objetos, los turistas llegaban a la última sala del trayecto, donde los sorprendía una experiencia realmente inolvidable. Encontraban un cuadro grande en la pared con los nombres de todos los pasajeros que estuvieron a bordo del Titanic el día del naufragio, incluyendo su posición social, o sea, informando si habían viajado en primera, segunda o tercera clase, o si eran parte de la tripulación. Mientras el amigo de Stowell buscaba en el cuadro el nombre de la persona cuya tarjeta de embarque tenía en sus manos, notó que había una línea horizontal en el cuadro que dividía los nombres. Arriba de la línea estaban los nombres de los que se habían salvado, sobreviviendo al naufragio, y debajo de la línea, los nombres de los que habían perdido la vida en el accidente.

Aquella experiencia lo hizo reflexionar sobre el Cielo que Dios nos prometió. Ante el concepto de eternidad es imposible no repensar sobre nuestra forma de vivir aquí en la Tierra. El paralelo con los pasajeros del Titanic es claro. En verdad, importa poco el modo como el mundo clasifica nuestra posición social. El único hecho realmente importante es si usted está “salvo” o “perdido”. Como dijo Jesús: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? (Mateo 16:26). Tal vez ustedes ya aceptaron a Jesucristo como su Salvador, pero sus compañeros de viaje ¿lo hicieron también? En vez de ignorarlos o juzgarlos por su apariencia exterior, converse con ellos sobre su destino final (REACHERS, 2020, p. 51, 52).

APLICACIÓN Y TRANSICIÓN

A la luz de la eternidad, lo que la persona cree es mucho más importante de lo que ella conquista.

El milenio y la eternidad

(Leer Apocalipsis 20:1-9, 14, 15)

Antes de morir, Jesús avisó que resucitaría. Muchos no creían. Otros ni siquiera entendieron, pues no aceptaban la idea de que alguien tan poderoso como Jesús pudiera ser capturado, torturado y muerto. Porque él había curado a las personas, hecho tantos milagros y hasta resucitado a muertos. La crucifixión de Jesús fue algo fuera de lo normal, algo que estaba más allá de la comprensión de muchos. Con la muerte de Jesús en el Calvario, aun entre los discípulos de Jesús había luto, tristeza, perplejidad y decepción. Era como si Jesús nunca hubiera tocado el asunto. Es increíble ¿no? El viernes de la crucifixión muchas personas resucitaron (Mateo 27:52, 53), pero ni así los discípulos entendieron lo que estaba ocurriendo. Entonces Jesús pasó el sábado descansando en la tumba, pero el domingo temprano, la gran piedra que cerraba la entrada del sepulcro y los guardias romanos que estaban allí no fueron suficientes para detener a Jesús. Él resucitó con poder y gloria, venciendo la muerte, para sorpresa de todos y para alegría de los que lo aceptaron como Salvador.

La Biblia menciona con detalles ese acontecimiento, pero hoy nos concentraremos en lo que Jesús prometió y todavía no sucedió: su regreso a la Tierra. Así como Cristo dijo que resucitaría, él también prometió volver (Juan 14:1-3). Muchas veces, él habló de su segunda venida, y el día cuando fue elevado al Cielo en una nube, dos ángeles vinieron y repitieron la promesa a los discípulos de que Jesús volvería (Hechos 1:11). La Biblia no revela el día ni la hora del regreso de Jesús, pero narra una serie de hechos que ocurrirán antes, durante y después de ese evento.

¿Ustedes sabían, por ejemplo, que habrá dos resurrecciones, la de los que serán salvos y la de los que se perderán (Juan 5:28, 29), y que entre ellas habrá un período de mil años? Ese detalle es realmente importante, porque el gran conflicto entre el bien y el mal no termina con el regreso de Jesús, sino mil años después. Vean lo que dice sobre esto el libro Los rescatados e intenten imaginar la escena:

“Se oye la voz de Dios declarando el día y la hora de la venida de Jesús. El Israel de Dios escucha con los ojos elevados al cielo mientras su semblante resplandece con la gloria del Altísimo. Pronto aparece en el este una pequeña nube negra. Es la nube que rodea al Salvador. En medio de un silencio solemne los hijos de Dios la miran con atención mientras se acerca, hasta que se convierte en una gran nube blanca, cuya base es una gloria semejante a un fuego consumidor, y su corona, el arco iris del pacto” (p. 310).

El texto continúa diciendo que Jesús no vino con la apariencia que tuvo en sus últimas horas de vida. ¡No! Vino como un poderoso conquistador. Y no estaba solo, vendrá con millones de ángeles (Apocalipsis 5:11). Todos lo verán. Vendrá como Príncipe de la vida y tendrá una corona de gloria en su frente. Su rostro brillará intensamente.

¿Y qué sucederá con la Tierra y sus poderosos que no lo aceptaron como Salvador? Vean:

“El Rey de reyes desciende en la nube, envuelto en llamas de fuego. La tierra tiembla delante de él. [...] Los reyes de la tierra, los magnates, los jefes militares, los ricos, los poderosos, y todos los demás esclavos y libres, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de las montañas. Todos gritaban a las montañas y a las peñas: ‘¡Caigan sobre nosotros y escóndannos de la mirada del que está sentado en el trono y de la ira del Cordero, porque ha llegado el gran día del castigo! ¿Quién podrá mantenerse en pie?’ (Apocalipsis 6:15-17)” (p. 310).

Las bromas y las burlas desaparecen; los labios mentirosos se callan. Nada se oye a no ser la oración de unos y el llanto de otros. Los impíos no pueden mirar a Jesús y claman para ser enterrados debajo de las rocas. Ellos reconocen aquella voz. En otras ocasiones, la habían oído, a veces en los llamados de sus amigos, invitándolos al arrepentimiento.

En ese momento, habrá algo todavía más extraordinario. Jesús llamará de las tumbas a los fieles que duermen en el polvo. Por toda la Tierra, los muertos oirán su voz y vivirán. Los resucitados formarán un gran ejército de toda nación, tribu, lengua y pueblo.

¿Usted ya tuvo curiosidad por saber cómo será su apariencia cuando resuciten? No será como la presentan las películas apocalípticas. Despertarán con el cuerpo realmente perfecto e inmortal. Reflejarán plenamente la imagen del Creador.

Esa transformación será así: en un abrir y cerrar de ojos (1 Corintios 15:52). Aquí se describe una linda escena más. Los ángeles llevarán a los niños a los brazos de sus madres y los amigos que estuvieron separados por la muerte por mucho tiempo se reencontrarán. Nunca más habrá despedidas. Y hay un detalle más: todos los que fueron fieles subirán cantando juntos al Cielo.

¿Pero qué sucederá con los que no fueron fieles y que eligieron rechazar a Cristo, viviendo como quisieron?

Ellos perderán todo lo que idolatraban en este mundo. Sus bienes y sus placeres no servirán de nada. Sus vidas serán consideradas un fracaso. Lo peor es que lamentarán perder las cosas; sin embargo, ni así se arrepentirán de su maldad. ¡Qué triste!, ¿verdad?

Jesús y los mensajeros del Cielo intentaron hacer todo para advertir, hacerles saber y salvar a las personas, pero prefirieron el mal. Eso es muy serio, hasta parece difícil de creer... Sin embargo, hay personas que hoy están eligiendo el mal. Piensan que la manera como viven no tendrá consecuencias, que solo están haciendo uso de su libertad. No comprenden que están cayendo en las trampas del enemigo. Para ellas, solo resta la muerte. No soportarán la gloria de Jesús. Y en cuanto el pueblo de Dios, Jesús lo llevará a la Ciudad Santa, y la tierra que- dará desierta (Isaías 24:1, 3, 5, 6).

Presten mucha atención a esta parte, porque es muy importante. Tiene que ver con la ceremonia que se hacía en el Santuario terrenal y que estudiamos los días anteriores. En ese momento, ocurrirá lo mismo que sucedía el día de la purificación del Santuario. ¿Recuerdan cómo era? En el día de la expiación, después que los pecados de Israel eran retirados del Santuario por medio de la sangre del cordero sacrificado, el macho cabrío que representaba a Satanás era presentado vivo delante del Señor. El Sumo Sacerdote entonces confesaba “todas las iniquidades de los hijos de Israel, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío [...]” (Levítico 16:21). De manera semejante, cuando Jesús haya terminado la obra de expiación en el Santuario celestial, en la presencia de Dios, de los ángeles celestiales y de la multitud de redimidos, los pecados del pueblo del Señor serán colocados sobre Satanás. Él será declarado culpable de todo el mal que hizo cometer a los fieles. Así como el macho cabrío era enviado a una deshabitada, Satanás será exiliado en la Tierra, que quedará desolada por mil años.

¿Cuándo comenzará ese período de los mil años? Enseguida después del regreso de Jesús. En Apocalipsis, Juan explica esto. Vamos a leer juntos: “Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo” (Apocalipsis 20:1-3).

Elena de White explica que el “abismo” representa la Tierra en confusión y tinieblas. El libro Los rescatados da las siguientes informaciones:

“Aquí es donde tendrán la morada Satanás y sus ángeles durante mil años. Limitado a la Tierra, no tendrá acceso a otros mundos para tentar e incomodar a los que nunca han caído. En este sentido está atado. No queda ningu- no sobre el cual pueda ejercer su poder. Se lo priva de la obra de engaño y ruina que ha sido su único deleite. [...] Durante mil años, Satanás contemplará los resultados de su rebelión contra la ley de Dios. Sus sufrimientos son intensos. Ahora queda para contemplar la parte que él ha desempeñado desde que se rebeló, y para considerar con anticipación y con terror el espantoso futuro cuando él debe ser castigado” (p. 318).

Ahora prepárense porque viene mucha información muy importante sobre la profecía del milenio. Podemos decir que entramos en el nivel hard [duro] del estudio de la Biblia. Pero no es nada que no puedan comprender. Por el contrario, solo tienen que concentrarse y verán cómo los textos bíblicos explican los detalles.

PRIMERA INFORMACIÓN:
Los justos reinarán como reyes y sacerdotes

¿Qué sucederá durante los mil años? La respuesta es: el juicio de los impíos. Vean lo increíble de esto. Los justos reinarán como reyes y sacerdotes. Juan dijo: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; [...] y reinarán con él mil años” (Apocalipsis 20:4, 6).

SEGUNDA INFORMACIÓN:

Al fin del milenio, Cristo volverá a la Tierra con los salvos

Habrá una segunda resurrección. Los impíos resucitarán de la muerte y aparecerán delante de Dios para “ejecutar en ellos el juicio decretado” (Salmos 149:9). Así lo explicó Juan: “Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años” (Apocalipsis 20:5).

Eso quiere decir que al fin del milenio Cristo volverá a la Tierra junto con los salvos y los ángeles. Él ordenará a los impíos muertos que resuciten para recibir su sentencia. Será un número incontable como la arena del mar, que se levantará con los rasgos de la enfermedad y la muerte. ¡Qué contraste con los que participaron de la primera resurrección! Ahora, sí se parecerán a los personajes representados en las películas.

Cuando los impíos muertos resuciten, y el diablo vea a todo ese enorme ejército delante de él, sus esperanzas renacerán. Satanás decidirá insistir en el gran conflicto. Reunirá a los perdidos y se pondrá como general en la batalla. Al rechazar a Cristo, los impíos aceptaron el dominio del líder rebelde, y estarán listos para cumplir su voluntad. Sin embargo, por medio del engaño y la mentira, no reconocerá ser Satanás, el enemigo, ¡no! Afirmará ser el legítimo dueño del mundo y dirá que su propiedad le fue quitada injustamente. Entonces, se presentará ante los impíos resucitados como su redentor, garantizando a sus engañados súbditos que fue su poder, y no otro que los sacó de la sepultura. Satanás fortalecerá a los débiles e inspirará a todos con su energía. Se ofrecerá para conducirlos en la batalla a fin de posesionarse de la ciudad de Dios.

TERCERA INFORMACIÓN:
No habrá batalla sino coronación

En medio de la multitud están muchos reyes y genera- les que nunca perdieron una sola batalla. La muerte no cambió su manera de ser. Al salir de la tumba, tendrán la misma sed de poder que los dominaba cuando murieron. Satanás consultará a esos hombres poderosos. Ellos se darán cuenta que los que están dentro de la ciudad son un grupo pequeño en comparación con ellos. Entonces planearán atacarlos y derrotarlos.

Satanás irá al frente liderando la batalla, y los reyes y guerreros lo seguirán. Con precisión militar, las hileras avanzarán por la superficie desgastada de la Tierra hasta la ciudad de Dios. Por orden de Jesús, las puertas de la Nueva Jerusalén se cerrarán y los ejércitos de Satanás se prepararán para el ataque. Entonces Cristo aparecerá a la vista de sus enemigos. En la presencia de los habitantes de la Tierra y del cielo reunidos, se efectuará la coronación del Hijo de Dios. Ese será un momento significativo para todo el universo.

El ángel rebelde siempre quiso probar que fue el gobierno de Dios lo que causó la rebelión y produjo el mal. Llevó a grandes multitudes a aceptar esa versión del gran conflicto. Durante miles de años ese gran conspirador difundió mentiras como si fuesen verdades. Finalmente llegará el momento en que todos conocerán la verdadera historia y el carácter real de Satanás. En ese embate para sacar a Cristo del trono, destruir a su pueblo y tomar posesión de la ciudad de Dios, el gran engañador será completamente desenmascarado. Los que se unieron a él verán el fracaso absoluto de su causa.

CUARTA INFORMACIÓN:
El mal será exterminado para siempre

Entonces los impíos serán castigados “conforme a sus obras” (Romanos 2:6). Satanás sufrirá no solo por la rebelión propia, sino también por todos los pecados que hizo cometer al pueblo de Dios. Los impíos finalmente serán destruidos en las llamas: raíz y rama, Satanás y sus seguidores, las ramas. Los malhechores recibirán la penalidad completa de la ley; las exigencias de la justicia se cumplirán. La obra de Satanás terminará para siempre. Las criaturas de Dios estarán para siempre libres de sus tentaciones.

Escuchen esta descripción hecha por Juan: “Vi un cielo nuevo, y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más” (Apocalipsis 21:1). El fuego que consume a los impíos purificará la Tierra. Cada rasgo de maldición será eliminado. Satanás y sus seguidores serán reducidos a cenizas y dejarán de existir para siempre (Malaquías 4:3).

Ningún infierno que estará quemando por toda la eternidad atormentará a los perdidos ni mantendrá a los rescatados pensando en las terribles consecuencias del pecado. Un solo recuerdo permanecerá: nuestro Redentor llevará siempre en sus manos las marcas de la cruz, los únicos rasgos de la obra cruel que el pecado realizó. A través de las eras eternas, las heridas del Calvario darán alabanza y declararán su poder.

QUINTA INFORMACIÓN: Habrá un gran final

Y así termina la historia de la batalla entre el bien y el mal.

“El gran conflicto ha terminado. Ya no existen ni pecado ni pecadores. El universo entero está limpio. Una sola pulsación de armonía y alegría late en a vasta creación. De aquel que lo creó todo fluyen vida y luz y alegría que recorren los espacios ilimitados. Desde el átomo más insignificante hasta el mayor de los mundos, todas las cosas animadas e inanimadas, con su belleza sin mácula y con gozo perfecto, declaran que Dios es amor” (Los rescatados, 327).

LLAMADO

¿Cuántos desean que la armonía y la felicidad del Universo sean restauradas para siempre? ¿Cuántos creen que Jesús saldrá vencedor en el gran conflicto entre el bien y el mal? ¿A ustedes les gustaría pasar el milenio en el cielo, en la Nueva Jerusalén? ¿Hay alguien que ustedes aman y que quieren que esté en el cielo por los días de la eternidad? ¿Sienten en su corazón que necesitan prepararse para el regreso de Jesús? Entonces oremos.

HORA DE LLAMAR LA ATENCIÓN

(hashtags #Milenionoceu #AdolescentesDSA)

Para que otras personas aprendan un poco sobre el tema de hoy, elijan una de las siguientes op- ciones y postéenlo en alguna red social lo que hagan:

Un video de 120 segundos o más, con su voz y/o imagen, explicando a las personas que “la eternidad con Dios y nuestros seres queridos en el cielo vale cualquier esfuerzo o sacrificio que hagamos aquí en la Tierra para ser fieles al Señor”.

Videos cortos o fotos bien interesantes, impactantes e inspiradores de las personas partici- pando de la actividad de la preparación del ambiente para el Tema 8.

Una lista de buenos argumentos (en forma de figura, infográfico, audio, video, grabación, etc.) para aceptar que el milenio comienza con el regreso de Jesús.

Una videollamada o visita a una persona, para orar con ella, ayudarla en una tarea, leerle algo y/u ofrecerle aliento espiritual.

Un mensaje cariñoso escrito o audiovisual para alguien (familiar, amigo, colega, etc.) a quien ustedes quieren mucho y desearían encontrar en el cielo.

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