“Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro!” (Isaías 40:9).
¡Ha terminado!
La Segunda Guerra Mundial terminó en 1945, después de años de sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor, el ministerio de Información de Gran Bretaña anunció que el día siguiente, martes 8 de Mayo, sería un día festivo, llamado el día de la Victoria. Mientras tanto un soldado japonés llamado Shoichi Yokoi se escondía en la jungla de la isla de Guam. Los folletos lanzados desde los aviones estadounidenses proclamaban la paz, pero Yokoi pensó que era un truco. Al ser un soldado leal y patriótico del emperador, había prometido no rendirse nunca. Como no tenía contacto con la civilización, vivía de lo que podía encontrar en la jungla, y pasaba miseria y dificultades.
En 1972, 27 años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, unos cazadores se encontraron con Yokoi mientras estaba pescando, y recién allí se enteró de que el mensaje de paz había sido cierto. Mientras que el resto de su pueblo disfrutó de la paz durante décadas, Yokoi soportó décadas de privación y estrés (R. Gane, Altar Call, p. 304, adaptado).
Isaías 40 celebra el final de otro período de sufrimiento. Muchos siglos antes, a través del profeta Isaías, Dios anunció que el tiempo de ansiedad y sufrimiento de su pueblo realmente había terminado: “Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su lucha (hueste) ha terminado, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados” (Isaías 40:1, 2).
I. CONSUELO PARA EL FUTURO (Isaías 40:1, 2)
¿Qué promesas bíblicas te consuelan más?
En Isaías 40:1 y 2, Dios consuela a su pueblo. El tiempo de su castigo finalmente ha terminado. ¿Qué castigo es ese?
Hay muchas respuestas para esta pregunta. Estuvo el castigo administrado por Asiria, la vara de la ira de Dios (Isaías 10), de la que Dios libró a Judá destruyendo al ejército de Senaquerib en 701 a.C. (Isaías 37). Estuvo el castigo administrado por Babilonia, que se llevó posesiones y gente de Judá porque Ezequías había mostrado su riqueza a los mensajeros de Merodac-baladán (Isaías 39). Y estuvo el castigo administrado por una de las otras naciones contra las que Isaías escribió mensajes (Isaías 14-23).
Mientras tanto, aunque las palabras “Asiria” y “asirio/s” se mencionan 43 veces de Isaías 7:17 a 38:6, esta nación aparece solo una vez en el resto de Isaías, donde Isaías 52:4 se refiere a la opresión “en tiempo pasado” por parte de Egipto y luego “el asirio”. En la última parte de Isaías, se menciona la liberación del exilio de Babilonia (Isaías 43:14; 47:1; 48:14, 20), y es Ciro, el persa, que conquistó Babilonia en 539 a.C., quien liberaría a los exiliados de Judá (Isaías 44:28; 45:1, 13).
Isaías 1 al 39 enfatiza los acontecimientos que condujeron a la liberación de los asirios en 701 a.C., pero al comienzo del capítulo 40 el libro avanza un siglo y medio hasta el fin de Babilonia, en 539 a.C., y el regreso de los judíos poco después.
Isaías 39 sirve como transición (bisagra) para los siguientes capítulos al predecir un cautiverio babilónico, al menos para algunos de los descendientes de Ezequías (Isaías 39:6, 7). Además, los oráculos de Isaías 13, 14 y 21 predicen la caída de Babilonia y la libertad que esto traería al pueblo de Dios: “Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra [...]. Y en el día que Jehová te dé reposo de tu trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron servir, pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia” (Isaías 14:1-4).
Existen aparentes contradicciones sobre el juicio y las buenas nuevas de salvación. Observa la estrecha conexión con Isaías 40:1 y 2, donde Dios promete a su pueblo que pondrá fin a su sufrimiento. El Dios incomparable, pondrá fin a las pruebas de su pueblo. llegará el momento de la liberación. Irían de la devastación a la consolación. La expresión "Pueblo mío" es un indicador de la relación de pacto entre Dios y su pueblo. El toma la iniciativa del perdón divino. ¿Qué significan para ti las promesas bíblicas sobre el fin del sufrimiento ahora, en medio de tu sufrimiento actual? ¿De qué serviría nuestra fe sin esas promesas? ¿Por qué, entonces, es tan importante aferrarse a ellas, pase lo que pase?
II. PRESENCIA, PALABRA Y OBRAS VIALES (Isaías 40:3-8)
¿Cómo recibe consuelo el pueblo de Dios?
Según Isaías 40:1-8, un heraldo anónimo anuncia que Dios vendrá a revelar su gloria (Isaías 40:3-5). Otra voz proclama que, aunque los seres humanos son pasajeros como el follaje, “la palabra del Dios nuestro permanece para siempre” (Isaías 40:8). Después del exilio, el pueblo de Dios recuperó lo que había recibido en el monte Sinaí y que luego rechazó íntegramente mediante su apostasía, por lo que fue castigado: la presencia de Dios y su Palabra. Estos son los ingredientes básicos del pacto de Dios con Israel, que fueron consagrados en su Santuario en medio de ellos (Éxodo 25:8, 16). Debido a que ellos habían infringido su Palabra, Dios había abandonado su Templo (Ezequiel 9-11). Pero regresará. Su presencia y su Palabra eternamente confiable traen consuelo, liberación y esperanza.
¿Qué preparación se necesita para la venida del Señor? Isaías 40:3-5.
No es admisible que un rey se bambolee en un camino accidentado. Por lo tanto, su llegada es precedida por obras viales. ¡Especialmente si se trata del Rey de reyes! Su venida, aparentemente desde el este, donde ha estado en el exilio con su pueblo como un Santuario para ellos (Ezequiel 11:16), requería una reorganización importante del terreno. La construcción de una super carretera literal y nivelada a través de las escarpadas colinas al este de Jerusalén hubiese sido titánica, incluso con dinamita y excavadoras. Dios es el único que puede hacer la obra; es él quien convierte “lo escabroso en llanura” (Isaías 42:16). "Preparad el camino". Este es el viaje de regreso del exilio. Judá necesita regresar sin mayores contratiempos.
El Nuevo Testamento aplica explícitamente la profecía de Isaías a la obra vial espiritual realizada mediante la predicación de Juan el Bautista (Mateo 3:3). Su mensaje era: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (3:2) y el bautismo que practicaba era “de arrepentimiento para perdón de pecados” (1:4). Por lo tanto, la obra vial era el arrepentimiento, la disposición a alejarse del pecado, para recibir el consuelo del perdón y la presencia de Dios. Esto también demuestra que la participación de Dios en la historia de su pueblo también será real.
Leyendo atentamente Isaías 40:6 al 8. ¿Qué esperanza puede obtener alguien tan efímero como la hierba? ¿Contra qué deberían advertirnos? ¿Dónde no deberíamos poner nuestra confianza? Este pasaje enfatiza la fugacidad de la vida humana y nuestra vulnerabilidad ante el poder divino, en contraste radical con la Palabra eterna de Dios. No sol puede hacer que nos marchitemos al lanzar un castigo sobre nosotros, sino además es totalmente capaz de restaurarnos. Él es compasivo y tierno con nosotros, recordando que somos polvo, y su amor es eterno.
Recibir la gloriosa Presencia del Señor requiere pureza, por lo que debe haber una preparación de purificarse para encontrarse con él. El remanente se habrá preparado para ello cooperando fielmente con él en su vida.
La descripción que hace Isaías de la permanencia de la Palabra de Dios versus la frágil transitoriedad de la vida humana (Isaías 40:6-8) ¿en qué medida habla a tu miedo a la muerte? ¿Cómo se relaciona con tu esperanza de la resurrección (Job 19:25-27; Daniel 12:2; 1 Corintios 15:51-57; 1 Tesalonicenses 4:13-18)?
Isaías ministró durante los últimos años del rey Uzías, quien murió en el año 740 AC; durante el reinado de Ezequías (Ver Isaías 1:1); y probablemente al comienzo del reinado de Manasés, en los años 680 AC. El exilio babilónico terminó el año 530 AC, casi un siglo y medio después de la época de Isaías. ¿Por qué Isaías abordaría eventos tan lejanos en el futuro, ministrando aún generaciones no nacidas?
Esas profecías prueban un concepto importante que es muy relevante para nosotros como pueblo del Señor del tiempo del fin: El Dios verdadero es único en el sentido de que conoce el futuro. Por lo tanto, el tiene la sabiduría suficiente para guiar a su pueblo hacia el futuro, y sus promesas para nosotros seguramente se cumplirán. Entonces aunque podamos pasar por tiempos difíciles, no debemos desesperarnos, porque el Señor estará con nosotros y nos guiará hasta que estemos a salvo. Este tipo de esperanza sostuvo a un remanente de los exiliados babilónicos, para que no se dieran por vencidos ni abandonaran al Señor. Los exiliados necesitaban confianza para el futuro, porque eran conscientes de los efímero de su existencia.
III. EL NACIMIENTO DE LA EVANGELIZACIÓN (Isaías 40:9-11)
Una vez que Jerusalén tuvo la seguridad de la liberación, debía ser enviado al resto del país el mensaje de que la ayuda divina estaba en camino, y de que sus problemas habían quedado en el pasado. Dios no solo es poderoso para salvar, sino también es considerado y tierno en su forma de conducirnos.
¿Cómo utilizas tu voz para proclamar las buenas nuevas?
La profecía de un mensajero tiene un cumplimiento adicional antes de la segunda venida de Cristo, en "el día de Jehová, grande y terrible". De hecho, Apocalipsis 14:6 al 12 predijo que tres ángeles prepararían el camino de la venida del Señor con un mensaje de amor, fe en Jesús y un recordatorio para guardar los mandamientos de Dios. De esta manera nosotros, su pueblo del tiempo del fin, somos Elías y los tres ángeles, a quienes Dios ha confiado el asombroso privilegio y la responsabilidad de preparar el camino del Señor.
Más adelante en Isaías aparece un mensajero de buenas noticias para Jerusalén (Isa. 41:27; 52:7). Pero, en Isaías 40:9 quien proclama desde un monte “¡Ved aquí al Dios vuestro!” es una anunciadora, un hecho que se evidencia en hebreo. En el Salmo 68, David alaba a Dios porque él “hace habitar en familia a los desamparados; saca a los cautivos a prosperidad” (Salmos 68:6). Aunque estas palabras se aplican al Éxodo de la esclavitud en Egipto, Isaías usa las mismas ideas con referencia a la proclamación de un segundo “Éxodo”: el regreso del cautiverio babilónico. En tanto, el Nuevo Testamento aplica Isaías 40:3 al 5 a Juan el Bautista, quien preparó el camino para Cristo, el Verbo eterno que llegó a ser la presencia del Señor encarnada entre su pueblo (Juan 1:14). Aun antes que Juan, otros hablaron sobre las buenas nuevas de su Venida. Entre los primeros, estuvieron los ancianos Simeón y Ana, quienes conocieron al Niño Jesús cuando fue dedicado en el Templo (Lucas 2:25-38). Al igual que los mensajeros de Isaías, eran hombre y mujer. Simeón anhelaba la consolación de Israel en la forma del Mesías (Lucas 2:25, 26).
A la luz de la profecía de Isaías, no parece una coincidencia que Ana, una profetisa, fuera la primera en anunciar públicamente al pueblo de Jerusalén, en el monte del Templo, que el Señor había venido: “Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén” (Lucas 2:38). Este fue el nacimiento de la evangelización cristiana tal como la conocemos: la proclamación del evangelio, las buenas nuevas, de que Jesucristo vino a traer salvación. Posteriormente, Cristo confió a otra mujer, María Magdalena, la primicia de su triunfante resurrección (Juan 20:17, 18); lo que garantizaba que su misión evangélica en el planeta Tierra se había cumplido. ¡La carne es como la hierba, pero el Verbo divino que se hizo carne es eterno (ver Isaías 40:6-8)!
"Como un Pastor apacentará su rebaño; en su brazo recogerá los corderos, en su seno los llevará; y pastoreará suavemente a las que amamantan" Isaías 40:11.
¿Cuál es tu experiencia personal con Jesús como tu Pastor? ¿Por qué es bueno refrescar en tu mente la forma en que el Señor te ha guiado? ¿Por qué es tan importante para el pueblo de Dios recibir su perdón?
IV. CREADOR MISERICORDIOSO (Isaías 40:12-31)
¿Cómo resumirías con tus palabras el mensaje de Isaías 40:12 al 31? Usa imágenes modernas, como los descubrimientos científicos actuales que muestran aún más gráficamente el asombroso poder de nuestro Dios.
Luego de presentar el poder de Dios en términos de su gloria y permanencia (Isaías 40:3-8), Isaías se explaya sobre el poder y la sabiduría superiores de Dios, que hacen que la Tierra y sus habitantes parezcan insignificantes (Isaías 40:12-17). Este estilo de Isaías, con preguntas retóricas y analogías vívidas que aluden a la Tierra y sus partes, se asemeja a la respuesta de Dios a Job (Job 38-41).
¿Cuál es la respuesta a la pregunta retórica de Isaías: “¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen compararéis con él?” (Isaías 40:18)? La respuesta retórica correcta, obviamente, es nada ni nadie.
¿Cómo revela este versículo la actitud de las personas a las que Isaías dirige el mensaje? ¿En qué medida nosotros somos culpables de tener esa misma actitud?
Si nos tomamos en serio Isaías 40:12 al 31, ¿cómo podemos curarnos del orgullo y la arrogancia?
V. EL PROBLEMA CON LA IDOLATRÍA (Isaías 40:19, 20)
La idolatría destruye una relación única e íntima con Dios al reemplazarlo por otra cosa (Éxodo 20:4, 5; Isaías 42:8). Por ende, los profetas se refieren a la idolatría como “adulterio” espiritual (Jeremías 3:6-9; Ezequiel 16:15-19). Lee Isaías 41:29. ¿Cómo describe Isaías a los ídolos? ¿Cómo interpretas lo que dice de ellos? ¿Por qué es una descripción precisa de cualquier ídolo, sin importar cuál sea?
Los idólatras de la antigüedad creían que adoraban a los poderosos seres divinos a través de imágenes o símbolos de ellos. La adoración de un ídolo que representa a algún dios quebranta el primer Mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3). Pero, si un ídolo está destinado a representar al Dios verdadero, como lo era el becerro de oro (32:4, 5), el Señor lo rechaza como una imagen de sí mismo, ya que nadie sabe cómo representarlo (Deuteronomio 4:15-19), y nada puede representar su incomparable gloria y grandeza. Por lo tanto, en sí mismo un ídolo funciona como otro dios, y adorarlo quebranta el primer Mandamiento y el segundo.
El pueblo de Dios no necesita ídolos, porque tiene su verdadera presencia, la Shekiná, con ellos en su Santuario. Adorar a un ídolo es reemplazar su presencia real y, por lo tanto, negarla. ¿Qué tipos de idolatría enfrentamos hoy como iglesia? La idolatría ¿aparece en formas más sutiles en la iglesia de hoy? Si es así, ¿cómo?
“Muchos que llevan el nombre de cristianos sirven a otros dioses además del Señor. Nuestro Creador demanda nuestra dedicación suprema, nuestra primera lealtad. Cualquier cosa que tienda a disminuir nuestro amor por Dios o que interfiera con el servicio que le debemos, se convierte en un ídolo” (“Comentarios de Elena G. de White”, 2CBA, 1005).
Sabemos, por escritos antiguos, que la idolatría era atractiva, porque tenía que ver con el materialismo.
Al utilizar modos de adoración con los que la gente podía verse reflejada, los idólatras honraban a las fuerzas que creían que podrían proporcionarles fertilidad y prosperidad. Era una religión de autoayuda. ¿Te suena conocido? Justo antes de que el Señor venga nuevamente, con el camino preparado por la obra vial de un último mensaje de reconciliación de Elías (Malaquías 4), la decisión será la misma que en los días de Isaías: ¿adorarás al Creador o adorarás alguna otra cosa? (Apocalipsis 13; 14). Porque, al final, siempre adoramos algo.
Como Creador eterno nunca se cansa, da fuerza a quienes esperan que él los ayude. "Consuelen, consuelen a mi pueblo, dice su Dios" Isaías 40:1 NBLA
¿Has aceptado y abrazado como un regalo su poderoso y tierno consuelo?¿Terminó tu dura esclavitud?
CONCLUSIÓN
“En los tiempos de Isaías, la comprensión espiritual de la humanidad se hallaba oscurecida por un concepto erróneo acerca de Dios. Durante mucho tiempo Satanás había procurado inducir a los hombres a considerar a su Creador como autor del pecado, el sufrimiento y la muerte. Los que habían sido así engañados se imaginaban que Dios era duro y exigente. Lo veían como al acecho para denunciar y condenar, nunca dispuesto a recibir al pecador mientras hubiese una excusa legal para no ayudarlo. La ley de amor que rige el cielo había sido calumniada por el gran engañador y presentada como una restricción de la felicidad humana, un yugo gravoso del cual debían escapar gustosos. Declaraba que era imposible obedecer sus preceptos, y que los castigos por la transgresión se imponían arbitrariamente” (PR, 231).
Mediante Isaías, Dios llevó consuelo a los que habían estado sufriendo. Su tiempo de angustia había terminado y Dios estaba volviendo a ellos. En vez de desanimarse y confundirse, podían confiar en que Dios usaría su poder creador en su favor.
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