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Más que un día de descanso - Fieles hasta el fin


INTRODUCCIÓN 

Todos los seres humanos, en algún momento de la vida, nos llenamos de preguntas para las cuales no tenemos respuestas. Hay una búsqueda incesante de sentido. Algunos buscan soluciones para sus inquietudes y vacíos sirviendo a los necesitados, buscando el amor de una persona, en noches con ritmos estridentes o incluso en la sensación engañosa del alcohol. 

¿Dónde podemos encontrar las respuestas a nuestras necesidades y sentido para nuestra vida? 
En Juan 8:32 está escrito: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. 
Y en Juan 17:17 dice: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”. 
En Juan 14:6 dice: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. 

La libertad que buscamos está en conocer la verdad, que es Jesús. Y a Jesús podemos encontrarlo en la Palabra, que también es verdad. Podemos examinar con seguridad la Palabra de Dios, porque encontraremos las respuestas que buscamos para completar nuestra existencia. Esta verdad es que Jesús, está en la Palabra de Dios, es capaz de hacer cambios en nuestra vida. 

¿Qué verdad encontramos en la Palabra de Dios que es capaz de cambiar nuestro estilo de vida? 

I. UN ENCUENTRO FIJADO PARA RECONOCER AL CREADOR 

Leamos Génesis 2:1-3.

En este texto encontramos a Dios bendiciendo y santificando el sábado. ¿Será que esto también es para nuestros días? 
En Éxodo 20:8-11 leemos: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”. 

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo...” 
El Dios Creador de los cielos y la Tierra, el mismo que dio la orden de que Adán y Eva labraran la tierra, fue también el Creador del trabajo. Él también pensó que después de trabajar seis días el hombre necesitaría descansar. Para algunos, guardar el sábado es solo no trabajar e ir a la iglesia el sábado de mañana. En realidad, es mucho más que eso, guardar el sábado significa tener un encuentro con el Creador. De esta manera, el concepto de la observancia del sábado va mucho más allá de abstenerse del trabajo ese día; está directamente relacionado con el encuentro que el Creador quiere tener con sus criaturas. Podríamos verlo desde el punto de vista de un mero cumplimiento de un deber, como si esa obediencia fuera a beneficiar de alguna manera a Dios. 

En realidad, cuando entendemos que somos invitados el sábado a tener un encuentro con el Dios Creador, el deseo de él es que seamos bendecidos y santificados al ir a su presencia. 

2. LA ADORACIÓN A DIOS EN EL DÍA ELEGIDO POR ÉL IGUALA A LOS SERES HUMANOS. 

En Colosenses 3:9 a 11 leemos: “No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos”. 

Las personas que están revestidas de Cristo, que lo reciben con alegría en su vida, pasan a vivir una vida de igualdad. Ya no hay distinción de personas. Por eso, sin excepción y sin acepción de personas, todos están invitados a adorar a Dios el sábado conforme al mandamiento, como mencionamos antes. La invitación se hace al padre, a la hija o el hijo. El sábado no hay patrones ni empleados. No hay pobres ni ricos, no hay raza, bandera ni idioma. El sábado es el día de la igualdad. En un mundo donde muchos buscan igualdad y justicia, tenemos en la adoración del sábado un elemento que nos une como hijos de Dios. Cristo cumplió ese papel de nivelar, igualar, a la raza humana. Él rompió las barreras del estatus, las clases sociales, el racismo. 

Ese fue el ideal que él soñó, y no fue el fruto de una lucha en favor de los pobres; sí fue el resultado de hacer de Dios el centro de la experiencia humana. Cristo era el Señor y usaba el sábado como herramienta de nivelación al hacer de este un día de adoración para todos. Cuando vamos a la presencia de Dios para adorarlo el sábado, somos todos iguales delante de él. 

3. LA DIFERENCIA DEL SÁBADO Y LA BENDICIÓN QUE DIOS PUSO EN ÉL. 

Dios descansó, no porque estaba cansado, sino para enseñarle al ser humano a encontrar reposo. El reposo no venía del día en sí, sino del encuentro con Dios. Porque Dios bendijo y santificó ese día. En Mateo 11:28 leemos: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. 

Si buscamos a Jesús, podemos encontrar consuelo y reposo para nuestra alma. Aceptar a Jesús como Señor de su vida significa aceptar el descanso que él tiene para usted. Aceptar a Dios como Creador, implica aceptar el sábado como descanso espiritual, que va mucho más allá del descanso físico. Cuando guardamos el sábado, testificamos que creemos que Dios es el Creador y sustentador de todo el Universo. 

4. GUARDAR EL SÁBADO IMPLICA RECONOCER QUE JESÚS ES NUESTRO REDENTOR. 

Quiero invitarlo a que abra su Biblia en Deuteronomio 5:12 al 15. ¿Qué encontramos aquí? La repetición de los Diez Mandamientos. Leemos: “Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado que guardes el día de reposo”. 

Cuando leemos el texto, vemos algo que ya se dijo: guardar el sábado, pero encontramos algo más. El motivo para guardar el sábado aquí es diferente y está en el versículo 15. “Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que yo el Señor te saqué de allí con mano poderosa y brazo extendido. Por eso, te ordeno que observes el día de reposo”. 
Con el accidente del pecado en la vida de los seres humanos, pasamos a necesitar un Rescatador, porque nosotros éramos esclavos. Con la observancia del sábado, recordamos que Dios, a través de Cristo, es nuestro Redentor. Nadie puede decir que acepta a Jesús como Redentor y no guardar el sábado. Cada sábado descansamos en la seguridad de la redención en Jesús y lo reconocemos como nuestro Redentor, y eso es motivo de adoración a Dios. Porque Jesús es nuestro Redentor, lo adoramos como aquel que nos garantiza la vida eterna. 

"Jesús, nuestro gran Ejemplo, enseñó mediante su vida y su muerte la más estricta obediencia. El justo murió por los injustos, el inocente por los culpables, a fin de que se preservara el honor de la ley de Dios sin que el hombre pereciese para siempre. El pecado es la transgresión de la ley. Si el pecado de Adán produjo tan indecible sufrimiento y requirió el sacrificio del amado Hijo de Dios, ¿cuál será el castigo de los que, viendo la luz de la verdad, anulan el cuarto mandamiento del Señor?" 4TI, 248.

5 – EL SÁBADO ES UN PACTO DE AMOR CON EL HOMBRE 

Podemos decir que el sábado no era solo un día para guardar, fue también un pacto de amor con el ser humano. ¿Cómo un pacto de amor? Es como si Dios le hubiera dicho a Adán y Eva: “Ustedes necesitan tiempo para vivir y les confiaré ese tiempo a ustedes, pero entiendan que el tiempo no les pertenece; es mío. Se los voy a prestar. Para que no se olviden que el tiempo es mío, úsenlo como si fuera de ustedes, pero haremos un pacto. Pueden usarlo para sus actividades, pero devuélvanmelo el SÁBADO. Mientras respeten el sábado como un día santo, yo sabré que recuerdan que soy el Dueño del tiempo y que ustedes son solo administradores. Si respetan ese pacto, yo seguiré siendo el Dueño del tiempo, y si tienen problemas, hablen conmigo, yo los ayudaré a resolverlos. Cuando le devolvemos el tiempo a Dios, confirmamos que él es el dueño de todo. Cuando lo usamos para nosotros mismos, él ya no ocupa el centro de nuestra vida. 

CONCLUSIÓN: 

¿Cómo ha sido la cuestión de la observancia del sábado en su vida? 

"Las circunstancias no justificarán que nadie trabaje el sábado por amor a la ganancia mundana. Si Dios excusa a un hombre, puede excusarlos a todos". 4TI, 249.

- ¿Cuál es su visión en relación a no realizar actividades seculares ese día? 
- ¿Ha tenido ese encuentro con el Dios Creador? 
- ¿Ha tenido ese encuentro con el Dios Redentor? 
- En el momento de adorar a Dios, usted ¿ve a las personas como iguales? 
- En un mundo de tantas distorsiones, la visión bíblica nos da el sentido para obedecer a Dios como él pide, el día que él lo pide, y con los resultados que él desea para nosotros. 
- ¿Cuántos quieren renovar su compromiso con Dios y encontrarse con él cada sábado para adorarlo en la belleza de su santidad? Oremos.

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