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El Señor Proveerá

Génesis 22 proporciona un contexto esencial para la comprensión del sacrificio, la expiación y sustitución en el servicio del Santuario. Dios le dijo a Abrahán que mandara lejos a Ismael (Génesis 21:12, 13), y luego le instruye que le ofrezca a Isaac en sacrificio (Génesis 22:1-13). En ambos casos, Abraham se levantó muy de mañana para cumplir con los requerimientos. En el cumplimiento de estas tareas, Abraham estaba diciendo adiós a su futuro, a todos sus sueños y esperanzas. Pero esto va aún más lejos.

Entre los capítulos 12 y 22 existe una serie de conexiones obvias. En ambos relatos Dios llama a Abraham, y Abraham oye dos llamados claros y desafiantes, por no decir “extraños”. Estos relatos contienen conexiones lingüísticas, gramaticales y temáticas.

En primer lugar, en ambos lugares para “ir” se utiliza una expresión hebrea inusual: “lek leka”. La palabra se usa solo en Génesis 12:1 y 22:2. Debido a esta expresión única, los lectores no pueden evitar conectar estos dos pasajes.

En segundo lugar, la gramática en ambos lugares es similar: se utiliza un imperativo, seguido de tres objetos directos. Génesis 22 declara: “Toma” tu hijo, tu precioso hijo a quien amas, Isaac. Aquí se usa por primera vez en la Biblia la palabra amor. En Génesis 12 se le dice a Abraham: Deja tu país, tu tierra y la casa de tu padre. En ambos casos, cada objeto directo restringe más y más, y se centra en algo o alguien muy querido por el corazón de Abraham.

En tercer lugar, en ambos lugares Dios le da la promesa a Abraham que volverá a comunicarse con él y le proporcionará más información acerca del llamado. Le promete ya sea que le mostrará o le dirá más. Génesis 12:1: “‘Vete de tu tierra... a la tierra que te mostraré’”. (RVR1960); Génesis 22:2: “...sobre uno de los montes que yo te diré”.1

En el capítulo 22, la promesa de mantener más comunicación antes del “adiós” final a su hijo fue de gran ayuda para Abraham. La frase: “sobre uno de los montes que yo te diré” fue el factor decisivo.

Estas tres conexiones entre estos dos llamados también estaban destinadas a proporcionar ayuda adicional a Abraham para animarle a seguir el llamado de Dios, porque se referían al liderazgo de Dios en el pasado. La relación evidente con el primer llamado recordaba a Abraham “que su obediencia al llamado había sido recompensada con gran bendición; ahora tenía la oportunidad de mostrar un acto aún más grande de obediencia. Dios le estaba ayudando a obedecer recordando el llamado anterior”.2

La manera en que se dirige Dios a Abraham en Génesis 22:2 es de gran interés. “La orden divina ‘Toma’ es seguida por la partícula -nāʾ, que normalmente se traduce algo así como ‘por favor’ o ‘te lo ruego’... -nāʾ, que se presenta más de sesenta veces en Génesis, se utiliza solo cinco veces en todo el AT cuando Dios habla a una persona. Cada vez que Dios le pide a la persona que haga algo impactante, algo que desafía una explicación o entendimiento racional”.3

Curiosamente, de las cinco ocurrencias de este uso en el Antiguo Testamento, Dios se dirige a Abraham de esta manera tres veces: Génesis 22:2; 13:14; y 15:5. Por lo tanto, esta forma inusual de Dios de dirigirse a Abraham sirve como un recordatorio de su comunicación y liderazgo previos en la vida de Abraham. Refiere al patriarca nuevamente a las promesas que Dios ya le ha concedido.

Aquí hay una lección para nosotros. Siempre que atravesamos una fase difícil en la vida, es bueno mirar hacia atrás y recordar cómo Dios nos guio en el pasado. Elena White tan elocuentemente nos recuerda lo siguiente: “Como he participado en todo paso de avance hasta nuestra condición presente, al repasar la historia pasada puedo decir: “¡Alabado sea Dios!” Al ver lo que el Señor ha hecho, me lleno de admiración y de confianza en Cristo como director. No tenemos nada que temer del futuro, a menos que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido, y lo que nos ha enseñado en nuestra historia pasada”.4

En Génesis 12 la orden de salir de su país, su tierra, y la casa de su padre era en realidad un llamado a Abraham para que dijera “adiós” a su pasado; y ahora en el capítulo 22, a Abraham se lo invita a decir “adiós” a su futuro. ¿A cuál de ellos es más fácil renunciar: el pasado o el futuro? "Abraham no alegó que su vejez le dispensaba de obedecer a Dios" 4TI, 146.

Aquí el principio de sustitución está muy bien subrayado. ¿Estás dispuesto a darme todo a cambio de mi todo para ti? Tú me das tu todo, y yo te daré mi todo.

A veces podemos pensar que Dios requiere demasiado de nosotros, pero tenemos que tener en cuenta lo que Dios espera de nosotros a la luz de sus promesas, a la luz de lo que nos da a cambio. Como veremos al final de esta historia, Dios no solo nos promete un futuro en el reino por venir, sino que también nos bendice con una vida abundante en la era presente. "La edad no nos excusará nunca de obedecer a Dios. Nuestra fe debe ser prolífica en buenas obras, porque la fe sin obras es muerta. Cada deber cumplido, cada sacrificio hecho en el nombre de Jesús, produce una excelsa recompensa. En el mismo acto del deber, Dios habla y da su bendición. Pero requiere de nosotros que le entreguemos completamente nuestras facultades, la mente y el corazón, el ser entero, deben serle dados, o no llegaremos a ser verdaderamente cristianos" 4TI, 146.

La respuesta de Abraham es simple pero muy significativa. “‘Heme aquí’”. Génesis 22 registra esta frase tres veces: dos veces como respuesta a lo que Dios le decía, y una vez como respuesta a la pregunta desconcertada de Isaac (vers. 1, 7, 11). La frase enfatiza la humildad de Abraham, por un lado, y su disposición a servir, por el otro.

Génesis 22:2 también da nombre al lugar real donde Abraham debe ir, a saber, la “tierra de Moriah”. La única otra referencia bíblica a Moriah está en 2 Crónicas 3:1, donde se refiere a la colina del templo en Jerusalén. Esta mención a Moriah es significativa, ya que conecta esta historia con el lugar donde la expiación sustitutiva tendrá lugar años más tarde por el sacrificio final en la cruz. Isaac tuvo el privilegio de servir como un tipo del sacrificio real. Es esta expiación sustitutiva máxima la que hizo posible que Abraham pudiera volver a casa junto con su hijo Isaac.

Abraham se levantó temprano en la mañana, cortó madera para el sacrificio, tomó a su amado hijo y a dos de sus siervos, ensilló a su asno, y comenzó su viaje hacia el monte. “Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos. Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros”. (Génesis 22:4, 5).

Aquí el grupo se divide en dos. Una parte se queda con el asno. La otra parte va a la montaña. Abraham describe el propósito del viaje al monte con las palabras: “‘yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos’”. Esta es la primera vez que ocurre la palabra adorar en la Biblia. La adoración es importante en la nueva relación que Dios revela entre él y sus hijos.

Abraham nos muestra esto y expresa su confianza en la guía y las promesas de Dios al afirmar que “volveremos a vosotros”. Usa una forma plural aquí. Esto también hace hincapié en que Abraham entendió que las bendiciones de Dios no solo están reservadas para el mundo por venir, sino que ya son una realidad aquí y ahora. Abraham creyó que volvería un tiempo después junto a su hijo Isaac. Fue esta esperanza la que le dio fuerza para continuar el viaje, y como declara el versículo 6, “y fueron ambos juntos”.

Mientras caminaban juntos, Isaac rompió el silencio con una pregunta que para Abraham fue como un cuchillo atravesando su corazón: “Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo”. Ambos utilizan el pronombre “mi/mío” (“‘Padre mío’” “‘mi hijo’”), lo que destaca la relación estrecha que disfrutaban. La pregunta real le sigue: “He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?” (Génesis 22:7).

La respuesta de Abraham fue muy profunda y significativa. Implica mucho más que lo que las traducciones pueden transmitir. Por lo general, Génesis 22:8 se traduce: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto”. Sin embargo, el texto original hebreo está tratando de decir más que lo que podrían hacer justicia las traducciones.

Doukhan señala el hecho de que “la palabra ‘Dios’ se pone en el comienzo de la frase antes de la forma verbal. Esto va en contra de la regulación hebrea, que normalmente coloca el verbo antes de su sujeto. La intención de esta irregularidad es hacer hincapié en ‘Dios’, para indicar que la solución está solo en Dios. Es Dios quien verá”.5

La traducción real “‘Dios se proveerá de cordero’”, es bastante difícil. Una traducción más exacta sería “Dios verá con relación a sí mismo”, o “Dios se verá a sí mismo como el Cordero”.6 De esta manera, la expiación sustitutiva se vuelve más clara en el mismo texto.

El relato continúa: “Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí” (Génesis 22:9-11).

En Génesis 22:1, Dios usó el nombre de Abraham solo una vez. En 22:11, sin embargo, él llama su nombre dos veces, como si fuera a demostrar no solo el profundo deseo del Señor de compartir la buena nueva con Abraham, sino también a reconocer la disposición de Abraham de cumplir realmente la orden de Dios. Dios está listo para intervenir: para detener el sufrimiento más profundo de Abraham y reconocer la disposición de Abraham a aceptar la avenida prescrita a la salvación.

El evangelio entonces irrumpe: la salvación no es de los humanos, sino de Dios, y solamente de él.

Nota el reconocimiento que hace Dios de la autenticidad de la fe de Abraham en su propósito salvador: “‘por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único’” (Génesis 22:12). De hecho, es un indicador al sacrificio máximo de Dios para salvar a la humanidad, incluyendo a Abraham, Isaac, y nosotros, como Pablo más tarde señala:
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” (Romanos 8:32).

Ahora a la dramática conclusión de la historia. “Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto, se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto” (Génesis 22:13, 14).

En este punto es tal vez de gran importancia hacerse la pregunta: “¿Por qué un carnero y no un cordero?”. Después de todo, Isaac estaba preguntando, “¿Dónde está el cordero?”.
La respuesta de Abraham también menciona un cordero, ¿pero aparece un carnero? ¿Sería el uso de un carnero aquí en lugar de un cordero el eslabón de esta narración de Génesis con los servicios del Día de la Expiación, donde también se involucra un carnero (Levítico 16)?7 Uno puede ver también la conexión simbólica de Génesis 22 con la expiación sustitutiva del sacrificio por todos nosotros.

Entonces Abraham llama el nombre del lugar: “YHWH Jireh”, que significa “‘El Señor proveerá’”. El verbo hebreo “ra’ah”, utilizado aquí, puede ser traducido como “él será visto”.8 “En el monte de Jehová ÉL SERÁ VISTO”. ¡Él se mostrará a sí mismo, su carácter, su amor! Después de tal revelación del amor de Dios, es fácil confiar en él, seguirlo, ser guiado por él. Un Dios como este, no nos decepcionará. ¡Él proveerá!

"Todos los obstáculos se desvanecerán ante un ferviente deseo de hacer la voluntad de Dios y un esfuerzo persistente por cumplirla a cualquier costo, aun cuando se hubiere de sacrificar la vida misma. La luz del cielo iluminará las tinieblas de aquellos que, en las pruebas y perplejidades, avancen mirando a Jesús como el autor y consumador de su fe" 4TI, 148.

Artur Stele (PhD, Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día, Universidad Andrews) es vicepresidente general de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Silver Spring, Maryland, EE. UU.



NOTAS Y REFERENCIAS


A menos que se indique lo contrario, los pasajes de la Escritura en este artículo provienen de la versión Reina-Valera 1960 de la Biblia.


Allen Ross, Cornerstone Biblical Commentary: Genesis(Carol Stream, Illinois: Tyndale House, 2008), 141.


V. P. Hamilton, The Book of Genesis, Chapters 18–50 (Grand Rapids, Michigan: Eerdmans, 1995), 101.


Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, tomo 9(Doral, Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 1998), 9.


Jacques B. Doukhan, Genesis. Seventh-day Adventist International Bible Commentary, tomo 1 (Nampa, Idaho: Pacific Press; 2016), 280.


Ibid., 280.


V. P. Hamilton, The Book of Genesis, capítulos 18–50, 113.


Ross, Genesis, 140.

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