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Depresión: Exceso de Pasado - El Poder de la Esperanza

LECTURA BÍBLICA: Marcos 2:1-12

Hola amigo, hola amiga. Es un placer estar aquí para comenzar una semana especial. Los mensajes fueron preparados pensando en usted, y creo que estos temas cambiarán su vida para mejor. Estoy seguro de que el tema de hoy será una bendición para usted, para mí y para nuestra familia. Quiero que me escuche, no solo con sus oídos, sino también con su corazón.

Hay quienes definen a la depresión como “exceso de pasado”. Y ese era justamente el problema del paralítico curado por Jesús. Lo que más deseaba aquel hombre deprimido no era la cura a su parálisis, sino el perdón de sus pecados. Tanto que lo primero que Jesús hizo por él fue, justamente, perdonarlo.

La depresión es el mal que predomina en las consultas psiquiátricas y de psicología clínica. Pronto ocupará el segundo lugar entre las causas de enfermedades y discapacidad, solo detrás de los problemas cardiovasculares. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que hay más de cien millones de personas que, como aquel paralítico curado por Jesús, se sienten presas en una vida triste y sin sentido.

CÓMO PREVENIR LA DEPRESIÓN

Busque apoyo social: la depresión es poco frecuente en los círculos en los que hay fuertes lazos de relación, ya sean familiares, de trabajo, conyugales o de amistades. Por lo tanto, es importante formar parte de una familia feliz, estar rodeado de buenos amigos, conservar un buen ambiente de trabajo, ya que esto se convierte en una especie de protección contra la depresión.

Mantenga una vida activa: es sorprendente cómo el estado de ánimo puede cambiar rápidamente cuando usted se ocupa en alguna actividad. Para evitar la depresión, tome una actitud y actúe de alguna manera. Ocúpese en tareas que le traigan satisfacción y que sean productivas y edificantes: ordene la casa, arregle algo, llame por teléfono a alguien especial. Si puede, practique un deporte o un ejercicio físico aeróbico. La fatiga, en este caso, es fuente de salud y buen humor. 

Piense correctamente: cuando las personas se centran en el aspecto sombrío o en el lado positivo de las cosas, tienen mayor o menor propensión a la depresión. Pensar es un hábito como cualquier otro, y debe ser cultivado para evitar un análisis negativo de las situaciones.

Mire al pasado con prudencia: el pasado puede ser fuente de depresión o de bienestar emocional. En vez de pensar en las dificultades, alégrese por los tiempos y acontecimientos felices. Si hay algún trauma del pasado (abuso sexual, problemas con la familia, accidente fatal, etc.), busque un psicólogo o psiquiatra que pueda ayudarlo a elaborar una forma de superación de lo ocurrido.

CÓMO ENFRENTAR LA DEPRESIÓN

Rutina diaria: la elaboración de un programa de actividades es una de las estrategias más comunes utilizadas por los psicólogos. Es como una agenda a la cual el paciente se ajustará durante varias semanas. El psicólogo hace la elaboración con ayuda del paciente y de la familia. Al ponerla en práctica, el enfermo ocupa el tiempo necesario para esa actividad y adquiere nuevos patrones de conducta para evitar una recaída.

Forma de pensar: cada día se da mayor importancia a los pensamientos en el tratamiento contra la depresión. Uno de los objetivos más anhelados es ayudar a la persona a ver las cosas de una manera correcta y equilibrada. En un tratamiento exitoso, se debe incluir la restauración del pensamiento, pues la depresión fortalece los pensamientos negativos en la persona, en el ambiente y el futuro. Por lo tanto, evite todo pensamiento de inferioridad y autocompasión. 

Piense que gran parte de su éxito depende de qué se propone hacer usted y que posee cualidades y capacidades personales de mucho valor.

Apoyo familiar: el tratamiento profesional funciona mucho mejor su la familia ofrece apoyo al deprimido. Es de vital importancia que, si el cónyuge, el hijo o algún otro miembro de la familia sufre de depresión, se trate el tema con seriedad.

Haga algo por los demás: el depresivo puede ayudar a otros. Eso le da nuevo ánimo y tiene resultados terapéuticos. Intente cuidar al hijo de algún amigo, hacer compras para un anciano, visitar a algún enfermo o hacer pequeños trabajos voluntarios. De esa manera, usted se olvidará de su propio sufrimiento y se dará cuenta de que hay personas con mayores necesidades. Ayudar a otros es una manera de ayudarse a sí mismo.

Mire al futuro con esperanza: si usted manifiesta síntomas de depresión, debe entender que el futuro no se encuentra a merced de las circunstancias. Huya de todo sentimiento de desesperación e incapacidad. 

Terapia divina: confiar en Dios como un ser dispuesto a ayudar, proteger, facilitar y favorecer a quienes lo buscan es el primer paso para beneficiarse de la espiritualidad. Esa convicción produce relación con la divinidad e inspira paz interior. Es la misma sensación de un niño que va de la mano de su padre por un camino pedregoso: no tiene miedo porque siente seguridad en una mano fuerte. 

De la misma manera, en el camino de la vida, la persona que confía en Dios sabe que hay riesgos de todo tipo, pero su fe en el Creador la hace mirar al futuro con serenidad, porque está seguro de que su Padre celestial la protegerá.

Las personas que no confían en Dios y tienen conflictos no resueltos viven con un ancla pesada que lo ata al pasado y caminan por un túnel oscuro y desconocido. El pasado es un problema y el futuro también. La perspectiva de la muerte, entonces, es lo que lleva a mucha gente a la desesperación.

DELANTE DE LA MUERTE

De hecho, el último enemigo con el cual el ser humano se enfrenta en esta vida es la muerte. Nadie puede escapar de ella. Tal vez por eso hay tanta preocupación por ese tema. Hay muchas teorías sobre lo que ocurre con las personas después de la muerte. ¿A dónde van? ¿Saben algo de nosotros después de la muerte? ¿Es posible comunicarse con los muertos? Jesús, quien murió y resucitó, es el único autorizado a hablar sobre ese tema, y lo hizo en la Biblia.

Para entender lo que sucede en la muerte, es necesario saber cómo se creó al hombre. En Génesis 2:7 leemos: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Es importante notar que el texto dice que “somos” un alma viviente y no que “tenemos” un alma. La palabra alma, en el hebreo original, es nefesh, que significa “ser viviente”.

Por lo tanto: polvo de la tierra + aliento de vida = alma viviente
Génesis 3:19 dice que, después de muerto el ser humano vuelvo al polvo. 

La ecuación, entonces, queda así: alma viviente – aliento de vida = polvo de la tierra.

En el momento en el que el ser humano muere, el aliento (espíritu) vuelve a Dios, y el polvo vuelve a la Tierra. El alma viviente deja de existir, o sea, muere.

De hecho, a causa del pecado, el alma, o sea el ser humano, se hizo mortal. En Ezequiel 18:4 se afirma “El alma que pecare, esa morirá”. Solamente Dios es inmortal (1 Timoteo 6:15, 16).

También según la Biblia, los muertos permanecen en estado de inconciencia, incapaces de comunicarse con los vivos. Eso queda bien claro en textos como Eclesiastés 9:5 y 6, y en el salmo 146:4, entre otros. De esta manera, los “espíritus de muertos” de los cuales escuchamos hablar son otras entidades (2 Corintios 11:14; Apocalipsis 16:14).

Morir es “dormir” y esperar inconscientemente por la resurrección.

Quiere decir que nadie inmediatamente va zal infierno o al cielo, y mucho menos reencarnar. 

Hebreos 9:27 y 28 es un texto muy claro: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan”.

El buen Dios no nos abandonaría en este mundo de pecado, en los brazos de la muerte. 

La Biblia está repleta de promesas relacionadas con la resurrección para vida eterna de las personas que aceptan el plan de salvación ofrecido por el Señor. Textos como 1 Tesalonicenses 4:16 y 1 Corintios 15:51 dejan bien claro que los muertos en Cristo serán resucitados con cuerpos inmortales cuando Jesús regrese, no antes ni después.

Lo que determina si participaremos de la primera resurrección, en el regreso de Jesús, es nuestra relación con él hoy. Solamente en él hay vida eterna (1 Juan 5:12; Juan 3:16). 

Y solamente si estamos unidos a él, como las ramas a un árbol (Juan 15:1-9), podremos también ser eternos, en un mundo en el que reinarán la paz y el amor (Apocalipsis 21:4).

LLAMADO

Dios quiere curar las heridas de su pasado y perdonar su pecado. Él lo quiere sacar a usted de la parálisis causada por el peso que usted lleva por el camino. además, él le ofrece una vida llena de sentido y un futuro con esperanza. ¿Desea aceptar esa oferta tan llena de amor? ¿Desea renovar su vida? entonces, póngase de pie. Quiero pedirles a los amigos de esas personas que, por favor, se levanten también y pongan las manos sobre los hombros de los amigos que están de pie. Ahora vengan juntos hasta aquí, al frente. Haré una oración especial por cada uno de ustedes.

Permítame decirle Usted es muy especial para Jesús pues, delante de él, todos somos iguales. Dios tiene un lindo plan para su vida. Mientras yo hablo con usted, Jesús está aquí a nuestro lado, tomando su mano. Él quiere conducir sus pasos a partir de ahora; por eso, no tenga miedo de tomar una decisión, Dios le dará fuerzas. 

Hoy es el día de comenzar una nueva etapa en la vida; es hora de comenzar a escribir su nueva historia. Ponga a los pies de Jesús todas sus angustias, comience hoy una nueva vida, sepulte todo lo pasado y comience ahora una caminata de victorias. ¿Quiere eso para su vida? ¿Quiere que ore por usted? Entonces escuche esta bella canción y voy a orar por usted. 

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