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Aventureros de Esperanza

AVENTUREROS DE ESPERANZA
TEXTO BIBLICO:

“Naamán, general del ejército del rey de Siria, era gran varón ante su señor, en alta estima, porque por medio de él, el Eterno había dado salvamento a Siria. Era valeroso en extremo, pero leproso. De Siria habían salido cuadrillas, y habían llevado cautiva de la tierra de Israel
a una muchacha, que estaba sirviendo a la esposa de Naamán. Ella dijo a su señora: “Si mi señor rogase al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”. Naamán fue al rey, y le contó lo que había dicho la muchacha de Israel. El rey de Siria dijo a Naamán: “Ve, y yo 
enviaré una carta al rey de Israel”. Y él fue llevando diez talentos de plata (340 kg), seis mil piezas de oro (70 kg) y diez mudas de vestidos” (2 Reyes 5:1-5).

1. Introducción:
a. Cierta vez un hombre llamado Ali Facid. tenía una pequeña granja junto a su familia. Un día, un monje budista viene a Ali Facid y le dice: Sabes, hay unas piedras muy valiosas llamadas diamantes, y si tú obtienes una de éstas, puedes llegar a ser un hombre muy
rico. Ali Facid se acuesta esa noche, pero las palabras del viejo monje lo capturaron. Él estaba tan obsesionado que sintió que tenía que encontrar una de estas piedras para que él pudiera llegar a ser un gobernante. Vendió su granja, dejo a su familia con sus
vecinos y se fue a buscar esas hectáreas llenas de diamantes. Pasaron los meses. Estaba quebrado en cuerpo y espíritu. Sus ahorros ya se los había gastado. Y en la bahía de Barcelona, se arrojó hacia el agua, para ya nunca más caminar sobre la tierra.

Mientras tanto, el hombre que le compró la granja se agachó un día y recogió una pequeña piedra. La dejó en la mesa no sabiendo lo que era. Unos días después el viejo monje budista llegó y vio la piedra y dijo: Ali Facid ha de haber vuelto de su búsqueda.

-¡No! - fue la respuesta. 
- Entonces ¿de dónde viene este diamante? 
El granjero le responde: 

- Estaba arreglando el jardín y la encontré allí.

En ese mismo jardín, estaban las joyas y los diamantes que hoy adornan las coronas de Europa y Rusia. 

En el propio patio de Ali Facid había hectáreas de diamantes y él no lo
sabía.

A tu alrededor, a tu lado hay grandes hectáreas de diamantes, ahí en tu propio patio.

b. Por tal motivo afirmo que cada aventurero puede ser un “amigo de esperanza”.
c. Tal vez surja la siguiente pregunta en tu mente ¿Cómo puede cada aventurero ser un “amigo de esperanza”?
d. Esta mañana vamos a conocer la historia de una niña que fue una “amiga de esperanza”. Y de esta historia vamos a extraer tres maneras por las cuales cada aventurero puede ser un “amigo de esperanza”.

2. Desarrollo:

a. Llegamos a ser “amigos de esperanza” cuando somos fieles a Dios, a pesar de las adversidades y circunstancias.

La niña había sido llevada de su casa a un país enemigo, aparentemente olvidada de Dios y sin consuelo ni esperanza. La vida no parecía ofrecerle gran cosa, y podría haberse amargado si se hubiera dedicado a pensar en sí misma y en su desgracia.

Esto ocurrió cuando Ben-adad, rey de Siria, derrotó a los ejércitos de Israel y a partir de ahí, los sirios habían sostenido con Israel una guerra constante en las fronteras; y en una de sus incursiones se habían llevado a esta niña, que no sabemos ni su nombre, pero sus hechos marcaron la historia y la vida de un general. 

Su situación no era de las mejores pues era sometida a trabajos como esclava en una tierra distante. A veces me pregunto ¿Cuántos de nosotros tendríamos el coraje de testificar siendo forzado a realizar trabajos siendo niños? 

¿Y dónde están los derechos
de los niños? 

Pero ese no era el pensamiento de esta niña.
“Aunque esclava, y muy lejos de su hogar, esa niña fue uno de los testigos de Dios, y  cumplió inconscientemente el propósito para el cual Dios había escogido a Israel como su pueblo” (Profetas y reyes, 185).

Lo que su pueblo no lograba hacer, ella bajo tales circunstancias permanecía fiel a Dios. La conducta de la niña cautiva en aquel hogar pagano, constituye un testimonio categórico del poder que tiene la primera educación recibida en el hogar.  
No hay mayor responsabilidad que la que ha sido confiada a los padres en lo que se refiere al cuidado y la educación de sus hijos. 
Los padres echan los fundamentos mismos de los hábitos y del carácter. Su ejemplo y enseñanza son lo que deciden mayormente la vida futura de sus hijos.

“Felices son los padres cuya vida constituye un reflejo tan fiel de lo divino, que las promesas y las órdenes de Dios despiertan en el niño gratitud y reverencia; los padres(...)  que, al enseñar al niño a amarlos, confiar en ellos y obedecerles, le enseñan a amar a su 
Padre celestial, a confiar en él y a obedecerle. Los padres que imparten al niño un don tal le dotan de un tesoro más precioso que las riquezas de todos los siglos, un tesoro tan perdurable como la eternidad” (Profetas y reyes, 185).

No sabemos en qué ramo seremos llamados a servir. Pasaremos tal vez la vida dentro del círculo familiar, quizás nos dedicaremos a las vocaciones comunes de la vida. Tal vez, Dios nos llame para predicar en tierras lejanas y paganas. Pero todos por igual, somos llamados a ser misioneros para Dios, dispensadores de misericordia. 

Estandartes de esperanza para un mundo en desesperación.

“El que mandó (. . .) a la pequeña israelita en auxilio de Naamán, el capitán sirio, también envía hoy, como representantes suyos, a hombres, mujeres y jóvenes, para que vayan a los que necesitan ayuda y dirección divinas” (El Ministerio de curación, 375).
b. Seremos “amigos de esperanza” si aprovechamos las oportunidades que Dios nos ofrece. 

En este segundo punto es importante recordar las oportunidades que Dios nos ofrece para que compartamos nuestra fe. Eso es ver más allá del dolor y la necesidad. Es ver en cada situación una oportunidad de Dios. NAAMÁN, era general del ejército del rey de Siria, era gran varón delante de su señor, y en alta estima, porque por medio de él había dado Jehová salvamento a la Siria. Era 
este hombre valeroso en extremo, pero leproso” (2° Reyes 5:1).

La niña aunque pequeña pero silenciosamente observó la situación en la cual su amo se encontraba. Y ella no quedó con los brazos cruzados, dijo a su amo que conocía alguien que lo sanaría. 
Eso es aprovechar la oportunidad.

¿Pero cómo es esa enfermedad llamada lepra? 
La palabra “lepra” se deriva de un
vocablo que significa “derribar de un golpe”, “azotar”. La lepra era pues un “azote”.

Los judíos consideraban que una persona enferma de lepra había sido herida por Dios.

En tiempos de los israelitas, se consideraba que la lepra era la más terrible de todas las calamidades. Se creía que era un castigo directo de Dios por los pecados cometidos. Cualquiera que sufriese de lepra, fuera príncipe o campesino, era excluido de la
sociedad y considerado merecedor de poca simpatía y compasión; era un paria entre los hombres.

Cualquiera hubiese sido la causa, el paciente era aislado, expulsado de su casa, no se le permitía entrar en ninguna ciudad amurallada; era excluido del santuario, ya no podía asistir a ningún tipo de reunión. Cuando se le acercaba otro ser humano, debía cubrirse la boca y gritar: “Inmundo, inmundo”. 

Si entraba en alguna casa, ésta también
quedaba “inmunda”. Cualquiera que lo tocara, corría igual suerte.

“En la primera etapa, la enfermedad no dejaba sino una manchita sobre la piel, la cual no causaba dolor ni otro inconveniente. Simplemente era una mancha persistente. A veces transcurrían meses o aun años, con frecuencia muchos años, desde la primera 
aparición de las manchas hasta el desarrollo completo de la enfermedad. Algunas veces los síntomas parecían casi desaparecer, dando esperanzas de recuperación, para luego reaparecer aún más activos que antes. En las etapas avanzadas de la lepra, el enfermo presentaba un aspecto repulsivo. Se le iban carcomiendo la nariz y los dedos, desaparecían los párpados, perdía completamente la vista, y el enfermo tomaba una apariencia espectral. La suya era una muerte en vida. Se le deterioraba la voz y terminaba desapareciendo; el aliento se le tornaba insoportable; las articulaciones se 
le deformaban o se cubrían de las protuberancias propias de la enfermedad; su cuerpo se cubría de manchas violáceas de carne putrefacta. La enfermedad avanzaba hasta 
abarcar todo el cuerpo, terminando así con la vida de la víctima. No puede concebirse espectáculo más repulsivo. Abandonado por sus amigos y familiares, el leproso era en todo sentido un espectáculo digno de lástima” (Profetas y reyes, 190). 

¡Qué triste! 
Imagine como se sentía el General Naamán. El estaba sin esperanza arrasado por la lepra. Hasta que encontró una Aventurera de Esperanza, que supo aprovechar una desgracia para bendecir esta familia pagana, así como una pequeña luz en medio de las tinieblas de este mundo.

c. Seremos “amigos de esperanza” si cultivamos constantemente nuestra fe en Dios.

Nos recuerda la historia bíblica que, mientras servía en aquel hogar pagano, sintió lástima de su amo; y recordando los admirables milagros de curación realizados por intermedio de Eliseo, dijo a su señor: 
“Si rogase mi señor al profeta que está en Samaria, él lo sanaría de su lepra”.  

Sabía que el poder del cielo acompañaba a Eliseo y creía que Naamán podría ser curado por dicho poder, a pesar de su pequeñez, tenía una fe muy grande en el Dios que ella conocía.

“Mientras los padres de aquella niña hebrea le enseñaban acerca de Dios, no sabían cuál sería su destino. Pero fueron fieles a su cometido; y en la casa del capitán del ejército sirio, su hija testificó por el Dios a quien había aprendido a honrar. Naamán supo de las palabras que había dicho la niña a su esposa; y después de obtener el permiso del rey se fue en busca de curación. (…) Si el Señor desea que llevemos un mensaje a 
Nínive, no le agradará que vayamos a Jope o a Capernaúm. 

Razones tiene para enviarnos al punto hacia donde han sido encaminados nuestros pies. Allí mismo puede estar 
alguien que necesite la ayuda que podemos darle. El que mandó a Felipe al eunuco etíope; que envió a Pedro al centurión romano; y la pequeña israelita en auxilio de Naamán, el capitán sirio, también envía hoy, como representantes suyos, a hombres, mujeres y jóvenes, para que vayan a los que necesitan ayuda y dirección divinas” (Ministerio
de curación, 375)

Y fue la fe que ella tenía en Dios que la motivo a desafiar a su amo a ir en busca de la cura.

3. Conclusión:

Cierta vez un ejecutivo empleador, un “caza talentos” que sale a contratar a otros ejecutivos para otras firmas, dijo: - Cuando tengo a un ejecutivo que estoy tratando de reclutarlo, me gusta desarmarlo. 
Le ofrezco un refresco, me quito el saco, luego mi chaleco, me quito la corbata, me descalzo y le hablo de tenis, fútbol, familia, lo que sea, hasta que él se sienta relajado. Luego, cuando siento que ya está relajado, me inclino,lo veo directo a los ojos y le digo: 
-¿Cuál es tu propósito en la vida?- 
¡Es sorprendente cómo los ejecutivos se deshacen con esta pregunta!

Estaba entrevistando a este joven el otro día, lo tenía ya desarmado, con mis pies sobre el escritorio, hablando de fútbol. Luego me enderezo y le digo: -¿Cuál es tu propósito en la vida, Bob?- 

Y él me dijo, sin pestañear: 
-Ir al cielo y llevarme a toda la gente que
sea posible conmigo-. 

Por primera vez en mi carrera me quede sin habla.

a. Querido aventurero ¿Cuál es tu propósito en la vida? 
Queridos padres ¿Cuál es su propósito en la vida? 
Tu vida solo tendrá sentido si vives para ser un “amigo de esperanza”. Si vives para ser un “aventurero de esperanza”.

b. Hoy aprendimos que todo aventurero puede ser un “amigo de esperanza”.

- Siendo fiel a pesar de las circunstancias.

-  Aprovechando las oportunidades.
- Cultivando una fe viva en Dios.

c. ¿Cuántos desean esta mañana transformarse en un “amigo de esperanza” Llevando personas al conocimiento de la verdad? ¿Salvando vidas como lo hizo esta pequeña
sierva que cambio la historia de la familia de Naamán?
d. ¿Puedo ver las manos? Vamos a orar.

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