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Sé la Luz del mundo

I. Enfrenta tus temores

¿Has sentido alguna vez temor de reconocer que eres cristiano? 
¿Hay alguien que desea contar su experiencia?

En el libro escrito por Morris L. Venden, Why Didn't They Tell Me? Sharing Jesus Isn't Something We Do, It's Who We Are (¿Por qué no me lo dijeron? Dar a conocer a Jesús no es algo que hacemos, es ser quienes somos), habla de tres clases de temores que enfrentamos cuando decidimos ser “luz para el mundo”

¿Tenemos temor de contarles a otros acerca de nuestra fe, porque nos imaginamos que hay allí leones en espera para devorarnos? 

En Proverbios 22:13, leemos: “Dice el perezoso: "Hay un león afuera, en mitad de la calle seré muerto".

Primer león: Falta de seguridad de salvación
Si pensamos que nuestra salvación depende de alguna manera de lo que hagamos, nunca tendremos seguridad. Podemos pensar: “No soy lo suficientemente bueno. Todavía cometo tantos errores... ¿cómo puedo hablarles a otros de mi fe? 

Tal vez, los siguientes versículos de la Biblia nos ayuden a tener seguridad:

“Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” Juan 3:17.

“Porque por gracia habéis sido salvados por la fe. Y esto no proviene de vosotros, sino que es el don de Dios. No por obras, para que nadie se gloríe” Efesios 2:8-9.

No es que Dios llama solo a gente bien calificada; habilita a la gente que llama.

He aprendido por experiencia que Dios dirige en forma especial y me da las palabras adecuadas para explicar mi punto, aun cuando siempre prepare bien mis presentaciones. 
Solamente necesito ponerme a disposición de Dios y Dios hace su parte. 
Tengo que dar el primer paso como lo hizo el pueblo de Israel a orillas del Jordán. Tuvieron que dar el primer paso, pero Dios los guió hasta la otra orilla. Tuvieron que estar dispuestos a que se les mojaran los pies.

Segundo león: Conocimiento deficiente
Podemos pensar: “No me sé todos los textos bíblicos y no sé utilizarlos para probar mis creencias. No conozco muy bien las 28 doctrinas fundamentales de la iglesia”.

Para calmar tu temor, recuerda que los testigos son aquellos que han experimentado algo por sí mismos. No podemos hablar del estado de los muertos a partir de nuestra experiencia personal, pero podemos decir lo que es tener una relación viviente con Jesús. Si ayudamos a otros a entender la Biblia, también nosotros aprenderemos más de ella. Cuando preparo estudios bíblicos, generalmente soy el que termino beneficiándome más.

Considera la siguiente historia encontrada en Lucas: “El hombre de quien habían salido los demonios, le rogó que le permitiera ir con él. Pero Jesús lo despidió, diciendo: ‘Vuelve a tu casa, y cuenta las grandes cosas que Dios ha hecho contigo’. Y él se fue, y publicó por toda la ciudad las grandezas que Jesús había hecho con él”. (Lucas 8:38-39). Jesús le pidió a este hombre que regresara a casa y se lo contara a sus amigos. Cuando hemos probado cuán bueno es Dios, tenemos algo que contar.

“Tan pronto como uno acude a Cristo nace en el corazón un vivo deseo de hacer saber a otros cuán precioso amigo encontramos en el Señor Jesús. La verdad salvadora y santificadora no puede permanecer encerrada en el corazón. Si estamos revestidos de la justicia de Cristo y rebosamos de gozo por la presencia de su Espíritu, no podremos guardar silencio. Si hemos probado y visto que el Señor es bueno, tendremos algo que decir a otros. Como Felipe cuando encontró al Salvador, invitaremos a otros a ir a él” (El camino a Cristo, p. 78)

Tercer león: Temor al fracaso
En la conocida historia de los talentos, leemos: “Su señor le dijo: '¡Bien, siervo bueno y fiel! Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor'” (Mateo 25:21). 

Notemos las palabras usadas. Jesús no dijo siervo “exitoso”. 
No somos responsables por el éxito. 
Todo lo que tenemos que hacer es desempeñar fielmente nuestra parte. 
Sin embargo, con frecuencia enterramos nuestros talentos. 

La experiencia nos dice: “Esto no funciona aquí. Nadie se va a convertir. No vamos a tener éxito”. Por supuesto que es maravilloso tener éxito y ver buenos resultados. Pero si no hacemos nada, no vamos a ver ningún resultado. El mejor resultado tal vez sea el que vamos a comenzar a estudiar la Biblia nosotros mismos.

*Adaptado de Why Didn't They Tell Me? Sharing Jesus Isn't Something We Do, It's Who We Are (Are (¿Por qué no me lo dijeron? Dar a conocer a Jesús no es algo que hacemos, es ser quienes somos) por Morris L. Venden (1 de febrero, 2005)

II. ¿Qué es evangelización?

¿Quién es un evangelizador? 

Tal vez debamos examinar nuestros falsos conceptos. La evangelización incluye más que lo que tradicionalmente entendemos que es, tal como reuniones y sermones de evangelización. Será de beneficio definir este concepto en un sentido más amplio. Evangelización es un estilo de vida orientado hacia la misión, que trata de ayudar de diversas maneras, a cuantas personas sea posible, a conocer a Dios. Ese es el verdadero estilo de vida cristiano. Las reuniones de evangelización son solo un aspecto entre una miríada de diferentes posibilidades.

El evangelio es como una tonada que se nos pega en la mente. 
Tal vez sea al principio solo un pequeño ritmo, pero se nos quedará en la mente. No podemos quedarnos quietos; eventualmente lo tendremos en la mente todo el tiempo. 
Ojalá que el evangelio llegue a ser para nosotros una melodía que se nos “pegue” y no podamos dejar de tararearla; entonces las demás personas la escucharán y también se les “pegará”. 

En otras palabras, practicaremos el Evangeliving, como dicen los creyentes en otras partes del mundo. Estaremos viviendo el evangelio. Eso es evangelización viviente.

III. “Toca un corazón – Dilo al mundo”

Nuestro lema es “toca un corazón- Dilo al mundo”. 

Tenemos primero que llegar hasta al corazón de la gente antes de que la gente esté lista para hacer cambios en su vida por razón de su fe. Debemos mostrarles a las personas en formas sencillas y prácticas que nos interesamos en su bienestar. Solamente podemos alcanzar a las personas con el evangelio si nos convertimos en sus amigos.

a. Formas como podemos alcanzar a las personas con el evangelio (ver la actividad referente a evangelización por la amistad)

1. Evangelización por la amistad
Esto significa un encuentro que implica confianza y comprensión. 
Los extraños se convierten en amigos cuando los invitamos a nuestra casa. 
Ahí pueden ver el amor de Dios que reina en nuestro hogar. Y tendrán preguntas. La evangelización por la amistad significa ser amigos y contestar las preguntas que hagan los amigos. Y seguramente vendrán tales preguntas. No tenemos que sobrecargarlos con la verdad. Todo lo que tenemos que hacer es fomentar nuestras amistades.

Generalmente la evangelización por la amistad tiene los siguientes aspectos:
● Suplir una necesidad percibida 
● Llegar a ser amigos
● Abrir el corazón al Espíritu Santo, para que pueda convencer. 

La evangelización por la amistad es la forma más eficaz de evangelización. Nos relacionamos mejor con las personas que tienen algo en común con nosotros, tales como intereses, pasatiempos, niños de la misma edad, etc.

2. Abrir nuestros hogares. 
La hospitalidad puede transformar nuestros hogares en centros de evangelización si abrimos nuestro corazón y nuestras puertas. La hospitalidad es un poderoso instrumento de evangelización.

Pero aun la hospitalidad se puede convertir en una carga. Podemos pensar que debemos mostrarles a los demás lo bien que cocinamos y cuán bella es nuestra casa. Si pensamos de esa manera, cada invitación se convertirá en una enorme carga. Si ese es el concepto de hospitalidad que tenemos, probablemente nos daremos por vencidos de puro agotamiento. 

Debiera practicarse la hospitalidad de forma diferente. 
¿Cuándo se sienten tranquilos los invitados? Cuando se les trata como familia. 

Con la familia no tenemos que agotarnos hasta lo sumo. Y podemos aceptar ayuda cuando se nos ofrece. Debemos tener corazones abiertos y hogares abiertos. Entonces nuestros invitados se convertirán en amigos con los que podemos hablar cómodamente.

3. Hogares de esperanza y sanidad
Abre tu casa a mujeres con diferentes necesidades. Sé hospitalaria. Comienza un ministerio de grupo pequeño sin aplicar demasiada presión. Deja simplemente que el amor de Dios brille a través de ti. Eso es evangeliving.

4. Evangelización y seminarios
Si te sientes llamada(o) a la evangelización pública, puedes aprender cómo hacerlo. 
Hay disponible material de estudio sobre cómo hacer obra misionera, como dirigir seminarios, cómo presentar clases que responden a necesidades de la comunidad, etc.

5. Elabora panfletos 
“Bienvenida al Bebé”: Conviértete en amigo de padres jóvenes. Visítalos cada mes con un nuevo panfleto. Estos panfletos pueden acompañar a los padres durante el primer año de la vida de su hijo proporcionándoles buena información. Si te encuentras con una mujer embarazada en tu vecindario, trata de hacer contacto con ella en forma apropiada y cortés. 
Cuando nazca el bebé, la puedes visitar con una rosa o una tarjeta y darle su primer panfleto. Este puede ser el principio de una bella amistad. 
Los padres de bebés recién nacidos están listos a hacer cambios es su estilo de vida más fácilmente que en cualquier otro período de su vida

6. Métodos prácticos de ganar a otros para Cristo
Cada año forma intencionalmente relaciones con cinco personas. 
Deben ser personas dentro de tu círculo de contactos regulares. Son mejores los parientes que viven cerca, amigos, compañeros de trabajo, o vecinos, en vez de tu querida tía que vive al otro extremo del país. 

Ora por esas personas cada día, pidiendo a Dios que intervenga en su vida y que las guíe hacia él. Pide a Dios que te mantenga fiel en tus oraciones de intercesión y entusiasmado en cuanto a darles el evangelio. Atiende sus necesidades físicas, espirituales y sociales. Toma tiempo para ser un amigo verdadero. Haz que se sientan amadas y especiales.

Comparte con ellas tus valores, tales como por qué haces ciertas cosas y no haces otras. Siempre liga todo con Jesús. Ayúdalas a ver que la fe cristiana no es una serie de reglas, sino una relación con un Dios maravilloso.

Ofréceles tu testimonio en el momento adecuado. Diles cuánto ha transformado Jesús tu vida y cuánto significa para ti. Tal vez no haya evidencia más persuasiva que ésta. 

Preséntales a Jesús. Cuéntales su historia y cómo es él la esperanza del mundo y el único camino a Dios. Dales una presentación del evangelio.

Invítalas a la iglesia en el momento apropiado. A un concierto, a un programa especial de Semana Santa o Navidad, a una reunión de evangelización, a un grupo pequeño, a una clase de Escuela Sabática o a cualquier otra cosa de la que podrían disfrutar.

Estudia la Biblia con ellas a fin de que puedan entender la fe cristiana y lo que significa ser una persona cristiana adventista del séptimo día.

Apoya espiritualmente al nuevo creyente. Hazlo discípulo. Ayúdalo a crecer en la fe cristiana. Conviértete en pastor y animador. 

Enséñales cómo alcanzar a otros. La reproducción es esencial en la obra de Dios.

Un día caminarás en las calles de oro de la mano de Jesús y alguien se acercará a ti y te dirá: “Estoy aquí por causa tuya”.
Mantén una relación positiva con Jesús. Dios es responsable por las conversiones. (Nosotros somos solamente instrumentos. Él te llama y también te habilitará). *Adaptado de The Big Four, por Dr. J. Kidder, pp.117-120

IV. ¿A quién puedes alcanzar mejor con el evangelio?

Podemos alcanzar más fácilmente con el evangelio a las personas que tienen el mismo temperamento que nosotros. ¿Por qué? 
Porque automáticamente nos comunicamos en el lenguaje de nuestro temperamento. Un temperamento sanguíneo busca diversión en un estudio bíblico y otra persona con ese temperamento puede entender eso. 
La persona entonces trata automáticamente de guiar a otros para que vean a través de sus “sanguíneos” lentes. Eso puede ser difícil para otros. Dos personas con temperamento melancólico que comienzan a estudiar la Biblia aprovecharán toda clase de comentarios y estudios de la Biblia. 
Les gusta descubrir qué expresa el idioma original. A una persona de temperamento sanguíneo no le gusta molestarse con palabras que ni siquiera puede pronunciar.

Los polos opuestos se atraen en amor, pero la mayoría de nuestros amigos tendrá un temperamento similar al nuestro. En nuestros esfuerzos misioneros tendemos a buscar personas con un temperamento similar al nuestro.

Dios nos ha dado diferentes talentos y dones. Pero tenemos que reconocer que no todo don puede llegar a alcanzar toda persona. 
Algunas personas solamente podrán ser alcanzadas por otra persona del mismo temperamento. Por eso es bueno que haya en nuestra iglesia muchas diferentes personas que puedan alcanzar personas diferentes.
No toda la ropa le queda bien a todos; hay diferentes tallas y colores. De la misma manera, tenemos varios enfoques misioneros.
Tal vez hemos fallado algunas veces porque les hemos dado a nuestros amigos demasiado qué rumiar. Les hemos dado el pastel entero y esperamos que lo consuman todo de una vez; pero es muy difícil que alguien pueda comerse todo un pastel de una sola vez. Sin embargo, es posible ofrecerles una rebanada tras otra. Cuando ofrecemos alimento espiritual, debemos darles a nuestros amigos un trozo a la vez.

Si no podemos saber cuánto “pastel” (estudio de la Biblia) puede alguien digerir, puede ser que ya no desee comerlo más, o que nunca acepte la verdad que le estamos ofreciendo. Es importante que no presionemos demasiado a la gente o que no esperemos que vean las cosas de la misma manera que nosotros.

El apóstol Pablo entendió la diferencia entre las personas: “Sin embargo, al anunciar el evangelio, no tengo de qué gloriarme, porque me es impuesta necesidad. ¡Ay de mí, si no anunciara el evangelio! Por lo cual, si lo hago de voluntad, recompensa tendré; pero si obligado, estaré cumpliendo lo que me fue confiado. Entonces, ¿cuál es mi galardón? Predicar el evangelio gratuitamente, sin usar el derecho que me confiere el evangelio. Aunque soy libre de todos, me hice siervo de todos por ganar a mayor número. Con los judíos me hice como judío, por ganar a los judíos; a los que están sujetos a la Ley —aunque yo no estoy sujeto a la Ley—, como si estuviera sujeto a la Ley, para ganar a los que están sujetos a la Ley; a los que no tienen la ley, me hice como si yo estuviera sin la Ley —aunque no estoy sin la Ley de Dios, sino en la Ley de Cristo—, para ganar a los que están sin ley. Me hice débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me hice todo, para que de todos modos salve a algunos. Esto hago por causa del evangelio, para participar de él” (1 Corintios 9:16-23).

El apóstol Pablo sabía que su misión era dar el evangelio a todos en todas partes. Si se hubiese quedado callado, no habría cumplido su tarea. Pero necesitaba la llave correcta para tocar el corazón de diferentes personas.

La comisión evangélica dada por nuestro Señor es para todos: “Por tanto, id y haced discípulos en todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todo lo que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:19-20).

Cada discípulo de Cristo debe tener siempre el deseo de hablarles a otros de sus experiencias con su Salvador. Esa es la razón por la que debemos encontrar el tipo de evangelización que más se acomode a nuestros dones.

Dijo Jesús: “Os haré pescadores de hombres”. ¿Cómo hemos pescado en el pasado? Los discípulos habían tratado de pescar sin éxito toda la noche. (Ver Lucas 5; Juan 21)
¿Qué redes has ya usado? ¿Ministerio de colportaje? ¿Campañas de evangelización? ¿Redes sociales de comunicación? ¿Ayuda profesional? ¿Clases de cocina? ¿Servicios de tutor? ¿Ministerio en las prisiones?

No debemos abandonar la tarea simplemente porque lo intentamos una vez y no tuvimos éxito. Pero una cosa es cierta. No pescaremos un solo pez si nos recostamos a la orilla del río y nos atamos una caña de pescar al dedo gordo, esperando que el pez muerda el anzuelo.

Cada uno tenemos nuestra propia red, nuestro propio talento, nuestro propio enfoque. Jesús les dijo a sus discípulos que lanzaran sus redes a la otra orilla. Tal vez necesitamos escuchar lo que Jesús nos está diciendo hoy e intentar algo nuevo.
*Adaptado de Why Didn't They Tell Me? Sharing Jesus Isn't Something We Do, It's Who We Are, por Morris L. Venden (Feb 1, 2005)

V. Llamado

Habiendo considerado estas formas diferentes de llevar el evangelio a las personas, ¿qué vamos a hacer al respecto?

Algunos pueden producir programas para el Canal de la Esperanza. 
Otros pueden iniciar un grupo pequeño en su casa o en su iglesia. 
Otra persona puede invitar a alguien para hacer deporte o caminar juntos. 
Alguien más podría presentar seminarios de salud o dar clases de cocina. 
Y tal vez algunos de nosotros podríamos hacer trabajo voluntario cuidando niños para que una mujer pueda preparar una campaña de evangelización. 
Qué maravillosa forma de ayudar.

Dios nos ha creado a todos con diferentes dones y talentos para que podamos desempeñar varios papeles. El apóstol Pablo nos recuerda: “Dios ha colocado a cada miembro en el cuerpo, como él quiso. Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?” (1 Corintios 12:18-19).

El desea que ocupemos nuestro lugar como diferentes partes de su cuerpo y que funcionemos donde él nos ha puesto.

A ALGUNOS LOS HIZO PIES – para moverse, organizar y lograr
A ALGUNOS LOS HIZO MANOS – para servir, acariciar y consolar
A ALGUNOS LOS HIZO BOCAS – para hablar, enseñar y alentar

Si amamos a Jesús y tenemos una relación estrecha con él, nuestra misión será un gozo. Podemos aferrarnos de Jesús y permitir que él use su poder. No tenemos que hacerlo por nuestras propias fuerzas. Es un privilegio llevar el yugo juntamente con Cristo. Él desea guiarte, enseñarte y darte fuerzas.

Entonces actuaremos como la mujer junto al pozo de Samaria. Estaba tan emocionada por su conversación con Jesús, que corrió al pueblo a decírselo a todos. Y la gente del pueblo vino a ver qué clase de persona había hecho tal impresión en la mujer. 

“Así, cuando los samaritanos fueron a él, le rogaron que se quedara allí. Y se quedó dos días. Y muchos más creyeron por la palabra de él. Y decían a la mujer: ‘Ya no creemos sólo por tu palabra, sino porque nosotros mismos le hemos oído, y sabemos que en verdad éste es el Salvador del mundo’” (Juan 4:40-42).

¿Has tenido una experiencia con Jesús como la de la mujer junto al pozo? ¿Estás tan inspirado como ella a hablarle a la gente acerca de él? ¿Deseas caminar conmigo por ese sendero? 
Ese es mi deseo para ti y para mí. Entonces podremos experimentar la vida en su plenitud.

Cierra los ojos por favor.
¿Te sientes reseco y cansado? 
¿Te gustaría que la luz de Dios brillara a través de ti como brilla a través de los vitrales?
¿Es ese tu deseo? Si es así, ponte por favor de pie.

¿Deseas ser un instrumento de Dios, pero todavía no has tenido el valor de poner tu vida a sus pies? ¿Deseas hacerlo ahora? Si es así, ponte de pie por favor.

¿Tienes miedo algunas veces de los “leones”? Ahora que te has dado cuenta de que esos leones están solamente en tu mente, ¿te gustaría confiar en Jesús al compartir tu historia personal? Entonces ponte de pie conmigo.

¿Deseas orar por alguien para que pueda encontrar a Jesús? Si quieres comprometerte a orar diariamente por esta persona, ponte por favor de pie.

Oremos:
Señor, gracias porque no tenemos que ser perfectos y omnisapientes para trabajar por ti. 
Gracias por aceptarnos tal cual somos, con todas nuestras fortalezas y debilidades. 
Gracias por acordarte de nosotros y llamarnos a ser lo que deseas que seamos. 
Gracias por la seguridad de que nos vas a habilitar. 
Gracias por tu increíble amor que podemos compartir con todos los que nos rodean. 
Gracias por la oportunidad de servirte, sabiendo que siempre estarás de nuestro lado. Amén.

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