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#157 (uno, cinco, siete) - En busca de Esperanza/Joven

INTRODUCCIÓN

¡Un día de esos sucedió algo inusitado! Una mujer estaba conduciendo su auto por el centro de la ciudad cuando fue asaltada y le robaron el vehículo. Para su sorpresa, horas más tarde ella logró recuperar el vehículo gracias a una llamada telefónica hecha por el ladrón a la policía, donde pedía disculpas e informaba la localización del automóvil.

Este no es el primero ni el último caso que narra la historia de ladrones arrepentidos.
Tan solo, usted investigue un poco en Internet y encontrará muchas historias que son como mínimo curiosas. 

Tal vez el caso más conocido de todos sea el ladrón en la cruz, uno de aquellos que fue crucificado con Jesús. Si por un lado se acostumbra decir que “bandido bueno es el bandido muerto”, ese sujeto es conocido por muchos de nosotros como el “ladrón bueno”, en vista de lo que hizo cuando aún estaba vivo. 

Él tuvo una actitud de fe y confesión, mientras que el otro ladrón, que también estaba siendo crucificado, además de no arrepentirse, demostró una actitud de rebelión. Parece que la vida está hecha de contrastes. ¡Personas en situaciones semejantes muchas veces tienen reacciones tan diferentes que hasta es difícil comprender el porqué de tales actitudes! Hay personas que parecen siempre estar en contra. 

Cierta vez, a la puerta de una iglesia estaba un borracho parado. Un conocido pasó por ahí y le resultó curiosa la situación ya que nunca había visto a aquella persona en una iglesia. Se acercó al borracho y le preguntó: “¿Sobre qué está predicando el pastor?” Para su sorpresa, él respondió: “Lo que él está predicando no lo sé, pero sea lo que sea, ¡YO ESTOY EN CONTRA!” 

A pesar de que posiblemente usted nunca cometió un crimen grave, es importante notar que todos nosotros tenemos algo en común con los ladrones que fueron crucificados con Jesucristo en aquel día. ¡Somos pecadores y por ese motivo estamos condenados a muerte! A menos que seamos perdonados por Dios, sobre la base del sacrificio de Jesús, tarde o temprano tendremos que lidiar con esa terrible condenación.

DESARROLLO

Personas equivocadas
Vamos a analizar el relato bíblico de Lucas 23:33-43 e intentar extraer algunas lecciones prácticas para nuestra vida espiritual de hoy. 

Veamos lo que dice el texto (leer el texto en una traducción moderna). Tenemos aquí el escenario de la crucifixión de Jesús. Él fue 46 crucificado con, por lo menos, otras dos personas, ¡dos criminales que habían sido condenados a muerte! 
Además de ellos, estaban junto a la cruz pelo menos otros tres grupos de personas: los soldados (Luc. 23:36); los líderes judíos (Luc. 23:35); y el pueblo, que momentos antes había gritado por la condenación de Jesús (Luc. 23:20-21). Curiosamente vemos en la escena descrita por Lucas cuatro posibles tipos de influencias, que reflejan las mismas que vemos también en nuestros días: amistad o compañerismo (ladrones); religión (líderes judíos); autoridades (soldados romanos); y la multitud (el pueblo), que en su mayoría apoyaba todo lo que estaba sucediendo. Lamentablemente la mayoría de ellos estaba completamente equivocada. 

En primer lugar, a pesar de que la Biblia no deja en claro cuál era el grado de cercanía que los ladrones tenían entre sí, podemos, como mínimo, afirmar que eran colegas de “profesión”. 
Algunos comentaristas llegan a especular que ambos habrían sido apresados juntos y que practicaban sus delitos en sociedad. A pesar de no tener mayores detalles, una cosa podemos decir con convicción: 
"Las malas compañías corrompen las buenas costumbres." (1Corintios 15:33). 

Desde el punto de vista espiritual, las influencias pueden acercarnos o alejarnos de Dios, por eso debemos elegir nuestras amistades con sabiduría. Seguir prácticas y creencias, religiosas o no, solo porque buenos amigos siguen tales ideas puede ser peligroso. 

En segundo lugar, queda claro en el relato bíblico que no todo líder religioso es confiable. Aquellos líderes pensaban estar haciendo lo que era correcto, pero acabaron matando al hijo de Dios. No es difícil concluir que en nuestros días muchos líderes religiosos (pastores, obispos, padres, apóstoles, etc.), por más sinceros que puedan ser, están completamente equivocados. Eso sin hablar de aquellos que de forma consciente engañan y manipulan a las personas, ¡Aún sabiendo que sus enseñanzas son contrarias a lo que la Biblia enseña! 

Si la Biblia es la misma
¿Por qué tantas enseñanzas diferentes? 

La respuesta más directa y simple es que infelizmente existen muchos líderes religiosos por ahí enseñando doctrinas y creencias que ni la Biblia ni Jesús jamás enseñaron. 

En tercer lugar, a pesar de ser instruidos a respetar a los que gobiernan y a las autoridades existentes (Tito 3:1), debemos comprender que, desde el punto de vista espiritual, ese grupo no siempre será el más confiable ni el mejor ejemplo a seguir. 
Es por eso que la Biblia enseña que si en algún momento tuviéramos que decidir entre hacer la voluntad de Dios o seguir una orden contraria enseñada por autoridades humanas, no debemos tener dudas: “¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres!” Hechos 5:29. 

Y por último:
¿Qué decir acerca del pueblo? ¿Será que de hecho la voz del pueblo es la voz de Dios? 

Cada pueblo tiene su cultura y creencias religiosas. Ahora bien, es importante recordar que aun el pueblo de Israel, que era la nación elegida por Dios, se equivocó bastante en cuanto a su posicionamiento religioso. 
¿Qué decir entonces de las naciones que ni siquiera temen a Dios, o peor, adoptan para sí la creencia en muchos dioses? ¿Sería confiable la voz del pueblo? Parece que no. 

En resumen, a pesar de poder ayudar e influenciar positivamente en nuestras elecciones, las amistades, los líderes religiosos, las autoridades establecidas, la cultura de nuestro pueblo y las mismas tradiciones familiares, todo eso no puede ser el factor determinante en nuestra elección. Debemos tener como base la Biblia y su mensaje, caso contrario, podemos cometer un gran error. 

La toma de una decisión 
Es interesante notar que tan importante como tomar la decisión correcta es hacerlo por el motivo correcto. 
¿Es posible hacer algo aparentemente bueno y aun así ser reprobado por esa actitud? 

¡Claro que sí! 
Cierta vez oí hablar de un político que construía muchos hospitales, pero su motivación era desviar fondos y recursos y enriquecerse de forma ilícita. El acto era bueno, pero su motivación era despreciable. 
Podríamos pensar en otras situaciones como esa, pero me gustaría atenerme a las cuestiones espirituales. 
¿Será posible que hagamos cosas aparentemente buenas en el aspecto espiritual, pero con la motivación errada? 
No faltan ejemplos de cosas buenas en sí, pero cuya motivación está completamente errada desde el punto de vista bíblico. ¿Quiere algunos ejemplos? 

Hay gente que ayuda a las personas que viven en la calle, dando alimentos y ropa a los más necesitados, ¡Pero lo hacen porque creen que de esta forma tendrán derecho de un día vivir en el Cielo! 

La Biblia nos enseña que nosotros iremos al Cielo únicamente por lo que Jesús hizo (murió en nuestro lugar) y no por lo que nosotros hacemos. La salvación es por la gracia, o sea, por los méritos de Jesús y no por nuestros propios méritos (Efe. 2:8-9). 

Hay muchas iglesias que afirman predicar la Biblia, lo que es algo bueno, pero, muchas de ellas lo hacen de forma distorsionada y completamente equivocada, lo que es un peligro. 
La peor mentira que existe es aquella que está mezclada con la verdad. Ese tipo de engaño es más difícil de percibir que una mentira completa. Cuando una iglesia hace eso el resultado es la confusión y el engaño. Es como si un ciego estuviese guiando a otro ciego en un campo minado (Mat. 15:14). 

Por más bonita y sincera que una enseñanza pueda parecer, eso no es suficiente, ¡Debe ser verdadera! 

Otro aspecto práctico de la religión es la cuestión de los diezmos y ofrendas, asunto muy discutido por cristianos y no cristianos. El diezmo y la ofrenda son enseñanzas bíblicas. En cuanto a esto no hay grandes dificultades. Pero en la práctica, en vez de enseñar el concepto bíblico de adoración, donde los diezmos tienen que ver con nuestro reconocimiento y gratitud a Dios, muchas iglesias transforman esa parte de la adoración, que es tan importante, en un sistema de explotación y negocio. 

No devolvemos el diezmo para ser bendecidos, ¡Nosotros lo hacemos porque reconocemos que ya fuimos bendecidos! 
Si usted devuelve el diezmo y da ofrendas creyendo que por eso será salvo o será rico, usted tiene las intenciones completamente equivocadas. Podríamos citar muchos otros ejemplos, pero usted ya debe haber comprendido que tan importante como lo que se hace es por qué se hace. 
Dios conoce nuestro corazón y nuestras intenciones. No podemos engañar a aquel que sabe todas las cosas. 

La entrega 
Cuando nos detenemos para analizar la historia de aquellos dos ladrones crucificados al lado de Jesús, vemos algo extraordinario. En Lucas 23:39-43 encontramos la esencia del Evangelio. Vemos dos hombres y dos reacciones bien distintas. Ahí tenemos representada la fe y la incredulidad, el arrepentimiento sincero y la dureza de corazón, la posibilidad de creer en Jesucristo o de rechazarlo. No encontramos registrado el nombre de los malhechores en la Biblia. Eran pecadores anónimos, conocidos solo por su desgracia y condenación. 

En un documento antiguo ellos son identificados como Dimas y Gestas, respectivamente el ladrón “bueno” y el ladrón “malo”. En el evangelio de Mateo (27:44) y Marcos (15:32) se nos informa que inicialmente ambos se burlaban de Jesús. Solo en el relato de Lucas vemos información adicional sobre la postura de ambos. En algún momento hubo un cambio de actitud. Después de haber burlado e insultado a Cristo, uno de los hombres condenados es convencido y convertido. 
Tal vez, tengamos a alguien aquí que ya se burló de Dios. Que contrarió su voluntad, pero que hoy necesita también ser convencido y transformado por Dios. Al afirmar “no temes a Dios” (23:40, BLPH), él afirmó creer que Cristo era el hijo de Dios. 
¿Usted cree en eso? 
¿Cree que Cristo murió de forma injusta para que usted y yo podamos tener derecho a la vida eterna? 

Al hacer eso, él contradijo la opinión popular. Él ignoró lo que el pueblo pensaba, lo que los líderes religiosos decían, lo que las autoridades gritaban y lo que su amigo condenado hablaba. ¿Usted tendría este valor de contradecir a la multitud? ¿De ir contra el sentido común? ¿De seguir en contramano? ¿En el sentido opuesto de lo que los demás piensan? Al decir: “Nosotros estamos pagando justamente los crímenes que hemos cometido, pero este no ha hecho nada malo” (23:41, BLPH), él confesó la justicia de Cristo, al mismo tiempo que reconocía su injusticia y miseria. ¿Usted tendría el valor de confesar a Jesús como el Hijo de Dios y su Salvador? 
¿Tendría el valor de reconocer que necesita de él más que cualquier otra cosa? Al creer en Jesús, contradecir la multitud y confesar su creencia en Jesús como hijo de Dios, Dimas confirmó su salvación. Aunque condenado a muerte. Aun teniendo poco tiempo. Aun siendo quien era, él oyó de Cristo la promesa “de cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Luc. 23:43). Algunas traducciones erróneamente dan la idea de que el ladrón fue al cielo en aquel mismo día. Esa idea no es correcta, por lo menos por dos razones: en primer lugar, los ladrones no murieron en aquel día (Juan 19:31, 32); y en segundo lugar, Jesús no ascendió al cielo en aquel día (Juan 20:17). Pero en aquel día, en aquel exacto instante, ¡aquel ladrón tuvo la en busca de esperanza 49 garantía de que estaría un día en el cielo! Dimas sabía que la venida del reino de Dios era algo futuro. Él le pidió: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”.

CONCLUSIÓN
Sabe, al concluir esta semana sobre Esperanza, ¡nuestro deseo es que todos podamos ir al Cielo hoy! Que podamos encontrarnos con Jesús en ese día. Infelizmente yo no puedo prometerle eso a usted. No puedo decir cuándo vendrá Jesús. Pero una cosa le digo hoy: si usted cree en Dios de todo su corazón, si usted estuviera dispuesto a contradecir las tradiciones y enseñanzas que tal vez haya aprendido a lo largo de la vida, que de una forma u otra contradicen lo que la Biblia enseña, si usted confiesa a Jesús como su Salvador, por palabras y acciones, usted puede disfrutar de la certeza, hoy, de que muy pronto estaremos con Cristo en el Cielo. En esta semana tomamos y reafirmamos muchas decisiones. En esta semana aprendimos sobre la importancia de decidir hoy, porque mañana puede ser tarde. En esta semana aprendimos que la decisión más importante de nuestra vida es seguir a Jesús y hacer su voluntad; y si usted hiciera eso, yo le puedo afirmar una cosa: usted dejará de ser un pecador anónimo, para transformarse en un salvo reconocido en todo el universo, porque cuando Cristo vuelva, ¡él lo llamará por su nombre y confesará su nombre delante de Dios Padre y de todos sus ángeles! (Apoc. 3:5).

LLAMADO
Al transcurrir los años de la eternidad, vendrán más y más gloriosas revelaciones de Dios y de Cristo. Así como el conocimiento es progresivo, también el amor, la admiración y la felicidad. Cuanto más los seres humanos aprenden sobre Dios, más admiran su carácter. ¡Todo será́ excelente! El pecado y los pecadores no existirán más. El Universo entero estará purificado. Una única sensación de alegría vibrará por toda la vasta creación. Del Creador provienen vida, luz y alegría por todos los dominios del espacio infinito. Desde el minúsculo átomo hasta el mayor de los mundos, todas las cosas, animadas e inanimadas, en su serena belleza y perfecta alegría, declararán que Dios es amor. (Texto adaptado de Ellen G. White, El conflicto de los siglos, p. 657). Prepárese para vivir eternamente en este Cielo nuevo y Tierra nueva. Quiero marcar un encuentro con usted en el primer culto que se realizará en el Cielo. Si usted acepta la invitación, levántese y venga aquí al frente, vamos a hacer una oración de entrega y decisión

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