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El fruto del Espíritu es Paciencia - Los frutos del Espíritu


INTRODUCCIÓN: 

“Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio,...” Gálatas 5:22,23 

El tema de hoy tiene que ver con la paciencia. Este es otro fruto del Espíritu Santo. Es una virtud de nuestro Padre que desea que nosotros también la desarrollemos. Esta virtud definitivamente es necesaria para poder ser considerados ciudadanos del reino de Dios. 

A los cristianos se nos amonesta fomentar algunas virtudes, entre ellas la paciencia: 

“Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadid a vuestra fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, paciencia, y a la paciencia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor....” (2 Pedro 1:5-7)

¿Ya vio a alguien abusar de la paciencia de otros? 

El esposo o la esposo/a podría abusar de la paciencia de su cónyuge.
Los hijos de la paciencia de los padres.
Los hombres abusan de la paciencia del Señor.

Estudiemos un poco más de este importante tema.

¿Qué es paciencia?

- Capacidad para soportar con resignación las desgracias, trabajos y ofensas. Tranquilidad para esperar. Calma para hacer trabajos minuciosos (Diccionario de la Lengua Española. Espsa Calpe) 

- La paciencia tiene que ver con la capacidad que tiene una persona para tolerar, o soportar situaciones difíciles sin experimentar nerviosismo ni perder la calma. 

- La paciencia está muy relacionada con la paz y la calma. Una persona paciente difícilmente se altera. 

- Las palabras griegas para paciencia son: Hupononé y Makrothumía. Se relacionan con resistencia, constancia, entereza frente a situaciones que no fácilmente pueden ser cambiadas. 

- Otras versiones traducen la palabra como longanimidad. O sea, una persona con buena disposición. Esto tiene que ver con una actitud estable, con esperar con ecuanimidad, sin quejas ni amarguras los tiempos de Dios. Es lo opuesto a genio rápido o persona desesperada. 

El apóstol Pablo nos da la siguiente recomendación: “os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados: con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor...” Efesios 4:1,2 

Notemos, el cristiano está llamado a actuar con paciencia. Por lo tanto debemos revisar o preguntarnos qué o quién nos quita la paciencia en casa, o iglesia, y comenzar a orar para actuar con paciencia con esa persona o cosa que nos torna impacientes. Porque fuimos llamados a actuar pacientemente. 

Notemos la diferencia de actuar de Dios y del ser humano; “Y pasando Jehová, por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira y grande en misericordia y verdad (Éxodo 34:6)

Ahora veamos el actuar del ser humano:
"Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó" (Jonás 4:1)

Pero su impaciencia y enojo aumentó, leamos ahora el verso 9:
"Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte."

¿Tiene límites la paciencia? 

En sentido humano, vemos que la paciencia de Dios tiene límites, pero veamos cuán diferente son los límites de Dios de los límites de Jonás o de los nuestros. Leamos: 1 Pedro 3:20, (Dios esperó a los antediluvianos 120 años). Con Israel tuvo 430 años de paciencia. (Leer Génesis 15:16, Éxodo 12:41) 

Al pueblo de Israel le tuvo 40 años de paciencia. (Salmo 95: 8-11). Pero a nosotros se nos acaba muy pronto, no aguantamos ni a contar 10 cuando ya explotamos. ¿Vemos cómo necesitamos de ese precioso fruto? 

¿Dónde se necesita la paciencia? 

Cuando convivimos con personas diferentes, culturas diferentes, con hábitos distintos, se necesita paciencia para llevarse bien con todos. Nuestra esposa/o, hijos y hermanos de iglesia son diferentes de nosotros, ahí es donde necesitamos ejercer la paciencia. 

¿Cuál es la diferencia cuando a Dios se le acaba la paciencia y cuando se nos acaba a nosotros? 
¿Al acabarse la paciencia nos da lugar a actuar como queremos? Las veces que se te acabó la paciencia, se agotó legítimamente?

¿Cómo desarrollar la paciencia? Santiago 1:2-4 

La palabra griega Peirázo se traduce tanto como prueba o tentación. ¿En dónde está la diferencia? 

El Diablo nos tienta, (peirazo) nos prueba a hacer lo malo o desconfiar de Dios. 
Las pruebas o tentaciones que Dios permite que nos sobrevengan tienen la intención de desarrollar nuestra paciencia y por ende nuestro carácter.

Leamos la siguiente cita: 
“Las pruebas de la vida son los instrumentos de Dios para eliminar de nuestro carácter toda impureza y tosquedad. Mientras nos labran, escuadran, cincelan, pulen, bruñen, el proceso resulta penoso, y es duro ser oprimido contra la muela de esmeril. Pero la piedra sale preparada para ocupar su lugar en el templo celestial. El Señor no ejecuta trabajo tan consumado y cuidadoso en material inútil. Únicamente sus piedras preciosas se labran a manera de las de un palacio." MB, 22.

Es en los momentos difíciles que pasamos a veces en familia cuando debemos reaccionar con paciencia o aprender a ejercitar la paciencia, de otro modo, la impaciencia sería llevada a la iglesia. 

Leamos las siguientes citas: 
“La familia que es dirigida adecuadamente constituye un argumento favorable en pro de la verdad, y el jefe de ese hogar llevará a cabo en la iglesia la misma clase de trabajo que ha efectuado en su familia. Cuando quiera se manifieste severidad, aspereza y falta de afecto y amor en el círculo del hogar esos mismos rasgos con toda seguridad contribuirán al fracaso de los planes y de la dirección de la iglesia. La unidad en el hogar y la unidad en la iglesia manifiestan el modo de ser y la gracia de Cristo más que los sermones y los argumentos”. Ev, 262.

“¿Cuántos deshonran a Cristo y representan falsamente su carácter en el círculo del hogar? ¿Cuántos son los que no manifiestan paciencia, tolerancia, perdón ni verdadero amor? Muchos tienen sus gustos y aversiones y se sienten libres para manifestar su propia disposición perversa en vez de revelar la voluntad, las obras y el carácter de Cristo”. HC, 157.

“Recargadas con muchos cuidados, las madres consideran a veces que no pueden dedicar tiempo alguno para enseñar con paciencia a sus pequeñuelos y demostrarles amor y simpatía. Recuerden empero que si los hijos no encuentran en sus padres ni en el hogar la satisfacción de su deseo de simpatía y de compañerismo, la buscarán en otra parte, donde tal vez peligren su espíritu y su carácter. HC, 171.

“Si Ud. se niega a dejarse arrebatar por la cólera, a impacientarse o a regañar, el Señor le mostrará la salida. Le ayudará a emplear el talento del habla de una manera tan semejante a como lo empleaba Cristo, que arraigarán en el hogar los preciosos atributos de la paciencia, el consuelo y el amor”. HC, 403.

CONCLUSIÓN:

La paciencia es un don divino.
El corazón no regenerado no la puede producir.

No es fácil “producirla” por nosotros mismos, es una obra del Espíritu Santo.

Las pruebas son usadas por Dios para aumentar la paciencia así que no reneguemos cuando las cosas no salen bien o las personas nos impacientan, son esos momentos que Dios quiere usar si le permitimos, para que se desarrolle en nosotros la paciencia.

Sin paciencia activa el crecimiento cristiano está en peligro

El corazón no regenerado es intolerante, vengativo lleno de ira. 

“Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre”. Timoteo 6:11 

“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. Santiago 1:4 

¿Habrá alguien en tu familia carnal o cristiana a quién debes pedirle perdón por tu impaciencia? 

Al llegar a casa escribe un texto que te inspire paciencia arrodíllate y ora a Dios pidiendo te proporcione este fruto: la paciencia. 

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