Se cuenta la historia de una mujer que llamó desesperada a su agente de seguros. Esta fue la conversación:
Mujer: Sr. Juan, necesito aumentar el plan de seguro de mi casa inmediatamente.
Agente de seguros: Señora, me gustaría aumentarle la cobertura, pero debe venir a mi oficina para rellenar el formulario y firmar los papeles.
Mujer: ¡Pero necesito hacerlo ahora! ¡Por teléfono!
Agente de seguros: Eso es imposible. Debe venir a la oficina o yo tendré que ir a su casa en el transcurso de esta semana.
Mujer: Señor, creo que no me está entendiendo. ¡Quiero aumentar mi cobertura ahora!
Agente de seguros: Me gustaría poder ayudarla pero aquí hay algunos papeles que debe firmar.
Mujer: Mire, mi casa se está incendiando y debo aumentar ahora mismo mi cobertura de seguro.
Hay algunas cosas en la vida que usted no puede dejar para mañana. Y hoy hablaremos sobre algo muy importante que usted no puede posponer.
Cierto día, Jesús dejó la carpintería en Nazaret y se dirigió al río Jordán, donde su primo, Juan el Bautista, estaba predicando. Allí le pidió a Juan que lo bautizara porque dijo que así convenía “cumplir toda justicia”. “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó” (Mateo 3:13-15).
El bautismo es un aspecto de la justicia del cual pueden participar las personas. Como Jesús, que no conoció pecado, fue bautizado para “cumplir toda justicia”, como pecadores, nosotros debemos hacer lo mismo. El ejemplo de Jesús y las enseñanzas de la Biblia realzan la importancia del bautismo.
I – EL BAUTISMO Y SU SIGNIFICADO
En toda la Biblia encontramos un solo tipo de bautismo verdadero: “Un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5). Con base en esta afirmación tan clara y directa, debemos conocer más profundamente este tema, porque existen religiones que aplican diferentes tipos y formas de bautismos. Por ejemplo, el bautismo por aspersión; bautismo por infusión, y hasta el bautismo por los muertos. Por lo tanto, debemos preguntar: ¿Cuál es el bautismo verdadero citado por Pablo? Dejemos que las Sagradas Escrituras nos respondan.
En cuanto al significado de la palabra bautismo, al investigar sobre la etimología de la misma, descubrimos que se origina en el término griego “baptizo”, que significa sumergir, hundir, haciendo referencia a que quien se bautiza debe ser sumergido en las aguas. Para reforzar esta idea, Pablo también escribió en Romanos 6:3-4: “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.
El hecho de que el bautismo simbolice una especie de sepultura, confirma el sentido de la palabra original que es sumergir.
De acuerdo con esta afirmación además tenemos el ejemplo de Jesús al ser bautizado por Juan el Bautista.
En Marcos 1:9-10 leemos: “Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él”. La mayor gloria de Juan el Bautista fue bautizar al Salvador. Jesús tuvo que entrar al agua para ser bautizado, o sea, fue sumergido. Eso afirma una vez más la necesidad de inmersión para el bautismo.
II. EL BAUTISMO Y SUS CRITERIOS
El apóstol Pedro, en ocasión del Pentecostés, (fiesta tradicional de los judíos), al presentar su sermón de evangelismo en Jerusalén afirmó que todo candidato al bautismo debe estar movido por un arrepentimiento genuino, según lo encontramos en Hechos 2:38: “Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo’”. Perciba que esta necesidad de arrepentimiento resultará en la remisión de pecados, a través del bautismo y el recibimiento del Espíritu Santo.
Este arrepentimiento surge de nuestro encuentro con el evangelio y la conciencia de la necesidad de perdón. Cristo está listo para perdonar toda nuestra iniquidad: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1 y 2).
Y Dios no lleva registro de los tiempos en los que ignorábamos estas verdad, es decir, nuestro pasado, pero es necesario que nos arrepintamos de todo: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30).
Además, toda persona debe bautizarse por agua: ““Respondió Jesús: ‘De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios’” (Juan 3:5).
Por esta razón, no hay apoyo en las Escrituras para la práctica del bautismo por personas que murieron, ya que están en un estado de inconsciencia total (Eclesiastés 9:5 y 6)
III. EL BAUTISMO Y SU IMPORTANCIA
El bautismo simbólicamente representa el momento de la remisión de las fallas del pecador arrepentido. Jesús, aunque no tenía pecado, pasó por el bautismo para darnos el ejemplo, demostrando cuán importante es el bautismo para quienes nacemos en pecado. La Santa Biblia nos advierte de la urgencia de esta importante decisión en Hebreos 3:15: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación”. Jesús deja clara, en sus instrucciones finales, la necesidad del bautismo para aquel que lo acepta: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19 y 20) “Bienaventurados los que lavan sus ropas [en la sangre del Cordero], para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” (Apocalipsis 22:14)
CONCLUSIÓN
Ahora que aprendió sobre el bautismo y cree en él, ¿desea seguir el ejemplo de Jesús y ser bautizado? ¡Oremos por su decisión!
LLAMADO FINAL
En el bautismo de Jesús sucedieron tres eventos importantes:
(1) Los cielos se abrieron;
(2) El Espíritu Santo vino sobre él;
(3) Se oyó una voz de los cielos que decía: “Este es mi hijo amado en quien me complazco.”
Lo mismo sucederá en el día de tu bautismo cuando descienda a las aguas bautismales:
(1) Los cielos estarán abiertos para usted. No habrá barreras, ningún tipo de obstáculo entre Dios y usted, entre el cielo y usted;
(2) El Espíritu Santo vendrá sobre tu vida. Usted será bautizado con el Espíritu Santo;
(3) La misma voz declarará que usted es un hijo/hija querido/querida que da alegría y placer al corazón de Dios.
Usted será declarado hijo/hija de Dios. ¿Quieres estas bendiciones para tu vida? Estoy seguro de que sí. Entonces levántese al lado de su amigo y venga adelante. Vamos a orar por todos los que desean bautizarse pronto.
Muy bueno,excelente contenido. Bendiciones
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