"Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. 3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. 6 El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos". Juan 15:1-8.
Introducción
¿Alguna vez has visto un árbol cargado de frutos? ¡Qué hermoso espectáculo! Pero, ¿qué pasaría si arrancamos ese árbol de raíz? Se marchitaría, ¿verdad? Así es nuestra vida espiritual: sin conexión con Cristo, la fuente, nos secamos.
Jesús dijo: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador” (Juan 15:1).
Hoy aprenderemos que la vida cristiana no es cuestión de esfuerzo humano aislado, sino de conexión constante con la fuente divina. Hoy aprenderemos más acerca de la virtud de la INSUFICIENCIA que no s lleva a depender de Cristo; y de los vicios de la AUTOSUFICIENCIA que nos aleja de él.
Porque "No hay fruto sin raíz, y no hay raíz sin Cristo".
Ilustración
Un hijo le decía a su madre: ¡Necesito más consejos prácticos mamá, NO de la Biblia! Cuando nos sentimos llenos, no hay espacio en nuestras vidas para las palabras del Señor; no hay más espacio para los consejos de nuestro Padre. La autosuficiencia no nos deja espacio para conocer plenamente quién es Dios.
- Agendas llenas
- Itinerarios saturados
- Actividad intensa
- Movimiento incesante
- Ajetreo constante
- Apresuramiento excesivo
Piensa en una madre que prepara la comida cada día para su familia, cuyos hijos no quieren ya tomar tiempo de sentarse más a la mesa; cada uno toma su plato y se retira a su cuarto, o algunos ya ni acuden al llamado y se quedan con hambre. Los vínculos en una familia así se están secando. Así es nuestra vida espiritual: Cristo prepara el alimento, y cuando acudimos a su invitación, es nuestro privilegio permanecer en la mesa.
I. La Fuente de la Vida Fructífera es Cristo (Juan 15:1-3)
Antes de hablar de frutos, debemos hablar de raíces.
Jesús se presenta como la vid verdadera. No hay vida espiritual fuera de Él.
Cristo es la fuente de toda vida espiritual.
“Porque en Él vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:28).
Nuestra limpieza viene por Su Palabra.
“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Salmo 119:9).
Estatus, lujo, consumo, extravagancia son hojitas que pronto se secarán. Correr atrás de ellas, es correr atrás del viento; es vanidad, es envanecimiento, es mera vanagloria. Como aquel auto que tenía un letrero en la parte trasera que decía: "No me apresures, yo también fui último modelo del 78".
Los frutos que en realidad Cristo nos está ofreciendo, son frutos que permanecen, que perduran y trascienden, que crecen y se multiplican para honrar a Dios.
¡Papá me voy! - De la misma manera en que un hijo se rebela y decide independizarse "prematuramente" sin preparación y fracasa volviendo luego de dos días a casa. Así, cuando intentamos vivir sin Cristo no llegaremos muy lejos, todos los planes que hagamos sin Cristo pronto se marchitarán y caerán.
“Separados de Cristo, no podemos tener vida espiritual. Él es la fuente de toda fuerza y esperanza.” (CC, 71)
Si sientes que has estado perdiendo, recuerda que los árboles también pierden sus hojas cada año, pero siguen firmes porque sus raíces son profundas. Así también, si tu vida está arraigada en Cristo, aunque pases por pruebas y temporadas de pérdida no serás sacudido (a). Jesús dijo: "Separados de mí, nada podéis hacer" Juan 15:5. Pero en él, hay vida, propósito y restauración. Dios poda a los que ama para que den más fruto. Así que, permanece en él, porque a su debido tiempo traerá crecimiento y dará mejores días, no según los criterios o parámetros del mundo, sino según su perfecta voluntad.
II. La Condición para Fructificar es Permanecer (Juan 15:4-5)
Conocer la fuente no basta; debemos permanecer en ella. Jesús dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros”.
Permanecer significa relación diaria.
“Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).
“Escudriñad las Escrituras” (Juan 5:39).
Sin Él nada podemos hacer.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).
Queridos amigos: Un matrimonio fuerte no se construye con una sola conversación, sino con comunicación constante. Así nuestra relación con Dios debe ser alimentada y nutrida constantemente.
Imagine un hijo que solo que solo llama a su madre cuando necesita dinero. ¿Es eso una relación genuina? De igual manera, muchos buscan a Dios solo en emergencias.
“La unión con Cristo por la fe es la fuente de nuestra vida espiritual.” (DTG, 676).
Recuerde: "La permanencia no es pasividad, es conexión activa".
"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí". Juan 15:5.
III. El Resultado de Permanecer es Abundante Fruto (Juan 15:8)
Cuando la raíz es profunda y la conexión constante, el fruto es inevitable.
Jesús dijo: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto”.
El fruto es evidencia de vida en Cristo.
“Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7:16).
“El fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22-23).
El fruto glorifica a Dios.
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre” (Mateo 5:16).
La Biblia invita a cada familia a unirse con Cristo: "Porque cordón de tres dobleces no se rompe pronto" Eclesiastés 4:12. Un hogar donde los padres permanecen unidos y conectados con Dios produce hijos que reflejan esos valores.
Imaginemos un árbol en el patio de la casa que cada año da frutos dulces porque está bien cuidado. Cuántos son beneficiados y bendecidos por su presencia. Así es nuestra vida espiritual, conectados con Cristo no solo hacemos la diferencia y transformamos nuestro entorno; sino que alegramos el corazón de nuestro Hacedor.
“Cuando estamos unidos con Cristo, nuestra vida será una vida fructífera en buenas obras.” (PVGM, 82)
J.S. Bach, en el siglo XVIII, fue considerado el séptimo músico de Alemania. Fue organista en Leipzig. En 1940, un periódico publicó la opinión de los músicos más respetados: "Bach fue el más grande de todos los tiempos. En él se encontraba la música absoluta". ¿Cuál fue la clave de su éxito? Todos los manuscritos de Bach comenzaban con (JJ), Jesu Juva (Jesús ayúdame) y terminaban con (SDG), Soli Deo Glórie (Gloria a Dios solamente). La inspiración de Bach provino de un profundo contacto con el Infinito.
Cuando Haydn estaba componiendo el oratorio "La Creación", se le vio varias veces arrodillado ante el piano. Suplicó inspiración. Cuando la escuchó ante un público selecto, dijo entre lágrimas: "Esta obra no es mía, no es mía, vino de lo alto".
"El fruto no es nuestro mérito, es el resultado de su vida en nosotros".
"En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos". Juan 15:8.
CONCLUSIÓN
Repasemos:
Cristo es la fuente. ¿Reconoces que sin Él no hay vida?
Debemos permanecer. ¿Estás conectado cada día?
El fruto glorifica a Dios. ¿Qué frutos está produciendo tu vida?
Pensemos en la Vid. Cada rama conectada al tronco recibe savia y produce fruto. Si una rama se corta, se seca. Así es nuestra vida: Cristo es el tronco, nosotros las ramas, y el fruto es la evidencia de nuestra conexión.
Llamado
Hoy, Cristo te invita a permanecer en Él. No basta con conocer su nombre, necesitas estar unido a Él. ¿Deseas que tu vida glorifique a Dios? Ven a la vid verdadera. Entrégale tu corazón, tu familia, tus planes. Decide hoy:
“Señor, quiero permanecer en Ti. Hazme fructífero para tu gloria.”
"Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer". Juan 15:5.
"Sin Cristo, la vida es estéril; con Cristo, la vida es abundante".
Oración
Padre, hoy decidimos permanecer en Cristo. Limpia nuestras vidas, que podamos tener una conexión viva, diaria, auténtica y real contigo y haznos fructíferos para tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.
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